En este artículo vamos a abordar la necesidad de un Tercer Contrato Social de la Educación y los 10 pasos para su aplicación práctica al sistema educativo, ofreciendo un itinerario a gobiernos y organismos internacionales para su implantación a través de una hoja de ruta que iremos revelando en posteriores trabajos.
Una breve historia de la educación: de dónde venimos y adónde vamos.
Autores: Juan Carlos Casco y Telémaco Talavera.
En el siglo XIX se comenzó a fraguar un gran acuerdo social sobre la educación que tuvo su reflejo en el Primer Contrato Social de la Educación en torno a su carácter universal, gratuito y obligatorio. A mediados del siglo XX se forjó el Segundo Contrato Social de la Educación sobre la necesidad de incorporar a las clases populares a la educación superior. En el siglo XXI ambos contratos han quedado desfasados y estamos abocados a alcanzar un TERCER CONTRATO SOCIAL DE LA EDUCACIÓN para dar respuesta a las necesidades de un tiempo nuevo.
Ayer tuve una conferencia en Mérida, luego una reunión de trabajo en Honduras y otra en Suecia. Al final de la tarde me di cuenta que me había convertido en un ser ubicuo, pues mientras estaba reunido y trabajando en “esos lugares”, a su vez, estaba presente y haciendo cosas de manera síncrona con otras personas en Cáceres y Estelí (Nicaragua). Y cuando digo haciendo cosas, me estoy refiriendo a la producción de bienes y servicios, así como a la coordinación de acciones para lograrlo (gestión de compromisos, pedidos y ofertas). Estoy hablando de trabajar y producir juntos, no me estoy refiriendo a hablar con otras personas por las redes sociales (lenguajear), sino a trabajar y crear cosas materiales y valor con otros. ¡Y todo sin moverme del sillón!
Muchas cosas pueden cambiar con esta crisis, entre otras, la reconfiguración de la relación y el equilibrio entre el mundo rural y el urbano. En los últimos siglos, pocas veces ha tenido la oportunidad el mundo rural de jugar una baza en ventaja frente al urbano y, consecuentemente, gozar la oportunidad de ganar una partida para salir reforzado, y ésta es una de ellas: ¿Será capaz de aprovechar la ventaja inesperada que le ha otorgado el coronavirus?
Ya comenzamos a vislumbrar los efectos sanitarios, económicos, sociales, laborales o tecnológicos del coronavirus. Pero quizá la mayor afectación planetaria sea la emocional, es decir, la transformación del estado de ánimo en el que vivíamos y la configuración de uno nuevo. Veamos cómo empieza a dibujarse el nuevo estado emocional del mundo y cómo va a influir en los equilibrios globales de poder entre países.