Si analizamos nuestras relaciones con los demás, descubriremos que hay personas que generan valor y otras miseria. Personas que te cargan de energía y personas que te la roban. Personas que inspiran y personas que intrigan. Personas que enriquecen las conversaciones donde se hacen presentes y personas que las arruinan. Personas que generan acción y personas que paralizan. Personas que siembran el miedo y personas que crean esperanza. Personas que viven atrapadas en el pasado y personas que se afanan en construir el futuro. Personas que piensan en grande y personas con el alma encogida. Personas que crean posibilidades y personas que se quejan y critican.
