
Reparto del tiempo de aprendizaje.
– 5% (tecnología)
– 35% (reciclaje profesional continuo)
– 60% (soft skills)
Reparto del tiempo de aprendizaje.
– 5% (tecnología)
– 35% (reciclaje profesional continuo)
– 60% (soft skills)
La organización humana está nucleada y se mueve por la dinámica del poder. Su lógica es muy simple, unos cuantos mandan y la inmensa mayoría obedece. Unos tienen autoridad para hacer a su antojo (poder de la violencia, poder económico) y otros solo pueden actuar pidiendo permiso. El problema para llevar a cabo nuestras iniciativas y hacer cosas valiosas radica en que necesitamos poder, y el poder está difícil de conseguir porque quien lo tiene no quiere soltarlo. Ante esta situación, lo más práctico es aprender a desarrollar poder personal si no queremos convertirnos en seres serviles e irrelevantes.
El ser humano no es el único animal que trabaja en equipo, basta con echar un vistazo a hormigas, abejas, orcas, chimpancés o leones en plena la caza, para entender que muchas especies son más eficientes que los humanos en la coordinación de sus acciones, habiendo desarrollado complejos lenguajes para su desempeño.
La educación es la llave de la vida. Fundamentos para una nueva agenda educativa global.
“Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron las preguntas”.
Mario Benedetti
El cambio radical que ha experimentado el mundo nos deja anticuadas las viejas preguntas de la educación. Por eso necesitamos dotar de nuevas preguntas a todas las personas que participan en la tarea de la educación (profesores, madres, mentores, entrenadoras, guías…).
Las preguntas para conducir el proceso formativo y conseguir el máximo desempeño y mejor versión de cada persona.
Las preguntas para descubrir la vocación y orientar el aprendizaje desde donde lograr el máximo potencial.
Las preguntas para fortalecer y trabajar el compromiso social con los demás.
Las preguntas para fortalecer y trabajar la responsabilidad y el compromiso con el todo.
Las preguntas para dar respuesta a las nuevas funciones de la educación.
Las respuestas a las preguntas se van articulando en torno al desarrollo de nuevas funciones que ha de cubrir la educación del siglo XXI.
Preguntas para desarrollar la sensibilidad (cultivar la sensibilidad).
Preguntas para aprender a descubrir posibilidades.
Preguntas para aprender a ejercitar la voluntad y el permiso (cultivar el automandato).
Preguntas para hacerte responsable (hacerte cargo de inventar tu forma de vivir).
Preguntas para aprender a trabajar con otros (cultivar el trabajo en equipo).
Aprender a escuchar (cultivar la competencia de la escucha).
Aprender a hacer promesas valiosas (cultivar la capacidad de hacer promesas y cumplirlas)
Aprender a pedir (cultivar la capacidad de pedir cosas a cambio de una transacción justa).
Aprender a afirmar verazmente y a fundar juicios para conducir tus acciones.
Aprender a dirigir tu vida desde el análisis y la reflexión como auxiliares de la acción y la innovación.
Aprender a ser impecable y producir calidad.
Aprender a gestionar tus emociones y construir fortaleza emocional.
Aprender a planificar y planear de manera flexible en un mundo incierto.
Aprender a evaluar y variar el rumbo.
En el mundo de hoy que es incertidumbre total, el conocimiento ya no es el objeto principal de la educación, pues se ha convertido en un bien accesible, ubicuo y barato. El mundo del futuro es acción e innovación, una cuestión que nos convoca a aprender otras cosas, de otra manera y con otro propósito. Una realidad que cambia por completo las preguntas que sustentan la educación.
Los ámbitos y nuevas preguntas que te he expuesto con anterioridad, no son más que un botón de muestra de la agenda educativa del futuro y que estamos organizando en torno al Modelo 6-9.
Las nuevas preguntas refuerzan los cuatro pilares básicos de la educación (aprender a ser, a hacer, a conocer y a convivir), para ayudar a las personas a conocer su mundo desde la interculturalidad y el respeto, a construir su proyecto profesional y su trabajo, el compromiso con los demás, con la comunidad y la preservación del planeta y sus recursos para las futuras generaciones.
A través de las nuevas preguntas lanzamos a las personas al aprendizaje y a la pasión por el saber, a la exploración, al análisis y la investigación, al conocimiento del pensamiento (filosofía), de la naturaleza, del pasado (la historia), lo que acontece en el mundo y sus tendencias, las fronteras del conocimiento en la ciencia y la tecnología… desde ellas cultivamos la escucha y la empatía, el respeto por los demás y el reconocimiento de las otras personas como valiosas, legítimas y respetables en su diferencia.
La actualizacion de las preguntas kantianas para los educadores del siglo XXI.
La educación es la llave de la vida, por ese motivo, los educadores del futuro han de ser fuente de esperanza, articuladores de sentido y criterio para que las personas confieran sentido a sus vidas en un entorno cambiante. Una tarea para la que tenemos que rescatar las grandes preguntas de Kant, actualizadas para enfrentar desde la educación, la nueva realidad del siglo XXI.
¿Qué es el hombre? (El ser humano). Nos abre a una apertura filosófica de la naturaleza humana, poniendo en crisis la tradición metafísica iniciada por los presocráticos con Parménides y continuada por Sócrates, Platón, Aristóteles y la Escolástica hasta nuestros días. Una concepción del ser como ente acabado y definido desde el nacimiento, una realidad fija, inmutable y eterna, la cual nos cierra al aprendizaje, el crecimiento y el emprendimiento.
Enfrentar la nueva realidad desde la educación, nos exige una nueva mirada del ser humano como realidad inacabada y en permanente construcción, que se edifica desde el aprendizaje. Una visión más acorde con Heráclito y posteriormente con Nietzsche, Marx y la Filosofía del Lenguaje (Austin, Flores, Echeverría).
¿Qué debo hacer? ¿Cómo debo comportarme? Cómo establecer mi comportamiento desde un cuestionamiento de las morales, que no dejan de ser costumbres de una determinada comunidad elevadas a normas y leyes. Abriéndonos a nuevas éticas sustentadas en principios morales universales presentes en las diferentes civilizaciones y pueblos del mundo (igualdad, solidaridad, justicia, libertad). Esto implica aprender a conducirse de manera autónoma (sentido crítico, toma de decisiones, análisis, reflexión), siguiendo mi propio criterio frente a lo que me dictan los demás (desarrollo del sentido y el criterio).
Desde el conocimiento de las costumbres de los diferentes pueblos del mundo y el respeto a sus normas morales, la nueva educación ha de abrirnos a nuevas éticas, para ayudar a alcanzar la “mayoría de edad del ser humano”, en un mundo globalizado donde los valores son maleables y la desorientación es generalizada desde la desinformación, la calumnia y la mentira, que se han apropiado de nuestras vidas a través de Internet.
¿Qué puedo conocer? No podemos abordar el conocimiento universal, tenemos que aprender con otros (aprendizaje social), desde el reconocimiento de lo limitados que somos como seres individuales. Como seres humanos, lo que podemos llegar a saber es muy poco, por eso tenemos que completar nuestros “mapas del conocimiento” con otros, desarrollando mecanismos y procesos para conectar nuestras mentes con la de otros, creando equipos e integrándonos en otros equipos, para juntos poder componer los planos para la acción, para poder actuar juntos desde la inteligencia colectiva. Son tiempos para conocer y actuar como especie
¿Qué puedo esperar? Es una pregunta que nos conecta con las creencias religiosas y espiritualespara dar sentido a nuestras vidas. Una pregunta a la que debe dar respuesta cada ser humano ejerciendo su libertad y respetando a los demás, en una deriva civilizatoria que traerá nuevas preguntas, crisis de las viejas religiones y aparición de otras nuevas (transhumanismo). En definitiva, un conjunto de preguntas y respuestas que cada persona deberá elaborar para conferir sentido a su existencia.
Las nuevas preguntas y la búsqueda de respuestas en torno a ellas van a definir la nueva educación. Para desde aquí generar la necesidad y el deseo de aprender a lo largo de la vida, cuestión que se convertirá en una norma. Un impulso para “atreverse a aprender y aprender a atreverse”. (Mayor Zaragoza).
Adelante!
Con el coronavirus hemos aprendido a utilizar unas “viejas tecnologías” que convivían con nosotros hacía tiempo y se amontonaban a nuestro alrededor sin que les hubiésemos dado mucha importancia. Videoconferencias, plataformas de formación o redes sociales han pasado a ser herramientas de uso intensivo y espacios de encuentro. Nos hemos convertido en seres más tecnológicos pero seguimos conservando nuestros viejos vicios y prácticas culturales.
Aunque hemos descubierto como por arte de magia que podemos tener varias reuniones al día por videoconferencia con personas que están a miles de kilómetros, cosa increíble porque esto se podía hacer desde hace años, ahora comenzamos a caer en la cuenta de que esas reuniones son tan caóticas e improductivas como las que manteníamos de manera presencial.