La coordinación humana y el trabajo en equipo, una asignatura pendiente desde hace 2,5 millones de años.
El ser humano no es el único animal que trabaja en equipo, basta con echar un vistazo a hormigas, abejas, orcas, chimpancés o leones en plena la caza, para entender que muchas especies son más eficientes que los humanos en la coordinación de sus acciones, habiendo desarrollado complejos lenguajes para su desempeño.
La dirección (liderazgo, gerencia) consiste en unir personas en torno a un propósito, orquestarlas y acompañarlas en su aprendizaje y crecimiento. Para hacerlo necesitaremos desarrollar habilidades prácticas como madres, mentores, profesoras, coaches, gerentes, orientadoras… Recuerda que en tu papel de dirigir a otra persona, ella tendrá en su cabeza tres preguntas no declaradas: ¿Yo soy importante para ti? ¿Tú me quieres? ¿Tú me puedes ayudar? Si tus respuestas son negativas, olvida lo de dirigir y dedícate a otra cosa. En caso de ser afirmativas, aquí tienes 10 prácticas para conducirte a la excelencia.
Reuniones que se eternizan y no producen nada, discusiones que se estancan, ausencia de un orden del día claro o asuntos a tratar, decisiones que se posponen, reuniones cuyo resultado es poner fecha a la próxima reunión para volver a abordar los mismos problemas… En la cultura de trabajo de nuestras organizaciones hay una ausencia de prácticas de coordinación que se hace transparente en sus reuniones.
Lo que te estoy contando es uno de los factores principales que lleva a la crisis (e incluso a la desaparición) a asociaciones, partidos políticos, empresas, etc. Aprender a mantener conversaciones para la acción y coordinar acciones es el factor más determinante para el éxito de una empresa (independientemente de su naturaleza). En un mundo donde los cambios ocurren a una velocidad vertiginosa, el éxito o fracaso de las organizaciones depende de la calidad de sus mecanismos de coordinación.
Desarrollar espíritu crítico y autonomía personal es muy importante desde el punto de vista cultural e intelectual, pero sobre todo para producir resultados (fuente de poder, creación de riqueza, impacto personal, influencia, capacidad de transformación del mundo). Sin embargo, aunque está en el currículo educativo, los profesores no han aprendido a trabajar las competencias en las que se sustentan y los alumnos no adquieren estas destrezas clave para el siglo XXI. El resultado: una sociedad acrítica, fácil de manejar y dependiente.
Son los relatos los que desencadenan los procesos de colaboración a escala planetaria, de ello hemos tenido suficientes muestras a lo largo de la historia. Y esos relatos ya están en marcha y abriéndose paso, para que lo hagan más rápido, únicamente necesitamos un golpe de suerte, por ejemplo, que se encadenen unos cuantos episodios extremos y catástrofes climáticas en el primer mundo, allí donde la opinión pública tiene capacidad de presión sobre los centros de poder donde se toman las decisiones. Será el momento en que el relato de la reversión del cambio climático se ponga en el foco de la acción y la inmensa mayoría lo hagamos nuestro.