De nini a freelance. Cómo adaptar tu currículum para sobrevivir al cataclismo global del mundo laboral.

El mundo ha cambiado y la visión de los gobernantes no, tenemos problemas nuevos y nos prescriben remedios antiguos, necesitamos una nueva batería de competencias genéricas para replantear nuevas salidas laborales, debemos incorporar las nuevas competencias a nuestro currículum, necesitamos un apoyo cualificado desde los servicios públicos de empleo y la educación para incorporar masivamente esas competencias, hasta que los servicios públicos no reaccionen (cosa poco probable) te propongo que comiences ahora mismo a diseñar tu nuevo currículum.

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Nuestro mundo conocido y sus certezas desaparecen.

Las moribundas instituciones de la Revolución Industrial crepitan devoradas por las llamas que se alimentan de las viejas estructuras empresariales, sindicales y educativas que las daban sustento, avivadas por el combustible de unos sistemas educativos que amenazan con freír en su salsa a toda una generación encerrada en una bola de humo que le impide vislumbrar una salida. La institucionalidad tradicional y sus resortes se debilitan a medida que se atisba un nuevo orden global.

Las ideologías de todos los pelajes luchan por restaurar la situación al momento anterior al fuego, y volver de esta manera a las dos décadas de finales del siglo XX y los primeros años del XXI, como si de un plumazo se pudiera restaurar el modelo social europeo o retorcer la historia para construir el «paraíso neocon».

Ante la magnitud dantesca del incendio dos grandes colosos debilitados hasta la extenuación se afanan por ganar una batalla imposible con la que pretenden retornar al pasado.

El fin del trabajo como hasta ahora lo habíamos entendido.

Está claro que no van a desaparecer las empresas ni las grandes corporaciones, está claro que van a seguir existiendo trabajadores y empleadores, y que seguirá habiendo tensiones y conflictos laborales muy parecidos a los actuales.

Pero de fondo hay una gran marea que se está moviendo y que trae aparejadas nuevas relaciones laborales y nuevos roles en la producción de bienes y servicios, nuevos formatos de trabajador y empresario, a veces con papeles intercambiables y complementarios (ahora soy empresario, ahora trabajador-colaborador, luego empleado…).

Este movimiento deja obsoleto el entendimiento histórico de la lucha de clases, el mercantilismo, las relaciones laborales, los organismos regulatorios y las legislaciones (esto ya lo veía venir Alvin Toffler hace décadas).

El ocaso de la Era Industrial y la llegada de la Sociedad del Conocimiento ha reconfigurado el panorama del empleo, dejándonos una parte importante de la sociedad en un estadio ocioso y sin herramientas ni competencias para incorporarse al mercado laboral o inventarse su empleo.

Como anunció Jeremy Rifkin, posiblemente estamos ante el fin del trabajo humano tal y como lo hemos concebido hasta hoy. Pero la tecnología y la productividad no garantizan por sí mismas un nuevo orden económico y social justo, entre otras cosas porque el trabajo forma parte esencial del sistema en el que se fundan nuestras sociedades.

La Comisión Europea en 1993 atisbó la situación e hizo un especial hincapié en la búsqueda de «otros empleos». El Libro Blanco “Crecimiento, Competitividad y Empleo. Retos y pistas en el siglo XXI” (Informe Delors); aunque fue visionario en la necesidad de encontrar nuevos campos para el empleo en lugar de repartir el existente evitando empobrecer a la clase trabajadora (a menos tiempo trabajado, menos retribución, menos poder adquisitivo…); no fue capaz de ver la importancia de las competencias genéricas para desarrollar esos yacimientos de empleo.

Europa necesitó dos décadas (Estrategia Europa 2020) para entender la especialización inteligente de la economía como fuente de creación de valor, sustentada en procesos de innovación social y una nueva cultura CO (co-invención, go-gestión, co-responsabilidad, co-liderazgo, compromiso…); es decir: competencias genéricas.

Ante las menores necesidades de trabajo y esfuerzo humano para alimentar el sistema, cuestión que debería considerarse un éxito colectivo, en realidad se ha convertido en fuente de tensión porque no hemos sabido encontrar mecanismos y cauces para que los excedentes laborales produzcan riqueza, permaneciendo ociosos en lugar de aplicarse a actividades de alto valor agregado (investigación, creatividad, innovación…).

Nos complicamos la vida en inventar fórmulas para repartir el trabajo existente, cuando el reto es crear nuevos yacimientos y abundancia con el talento latente y ocioso (por qué repartir el empleo ya de por sí escaso si hay yacimientos infrautilizados y ociosos).

En paralelo nos deslizamos en una espiral donde los trabajadores manuales están siendo reemplazados por los trabajadores del conocimiento y del criterio. Por eso nuestro esfuerzo como países y comunidades tiene que centrarse en producir actividades y empleos cualificados.

En este panorama se abre paso un nuevo perfil, más valioso aún que el trabajador del conocimiento (trabajador que sin competencias genéricas puede asimilarse a un obrero que en lugar de vender su fuerza de trabajo lo hace con sus conocimientos); me estoy refiriendo al emprendedor (que no es sinónimo de empresario), el cual, a través de sus competencias genéricas (escuchar, declarar, ofertar, dirigir, coordinar, planear…) va a ser la figura central (tanto en el rol tradicional de trabajador como empresario) en la nueva civilización en la que hemos entrado (Peter Drucker en sus últimos años de vida ya intuía esto).

Transformar los «ninis» en «freenlancers».

El freenlance es un emprendedor dotado de competencias genéricas capaz de habitar el nuevo ecosistema. Es una pena como hemos manoseado y prostituido la palabra emprendedor para asimilarla con empresario o autónomo, cuando el emprendimiento opera y crea valor en todas las facetas de la vida, y la mayor parte de los empresarios y autónomos realmente somos buscavidas y empleados forzosos por cuenta propia.

La cruda realidad es que tenemos toda una generación en un callejón sin salida, sin trabajar, y la única solución es proveerla de competencias genéricas para incorporarla al sistema no como demandante de empleo basado en su fuerza de trabajo física o intelectual, sino como ofertante de oportunidad para crear valor compartido en base a la nueva cultura CO y a la puesta en juego de sus capacidades genéricas.

Necesitamos un plan para incorporar con rapidez las nuevas competencias al currículum.

No podemos estar engañando por más tiempo a la gente. A los «ninis» no podemos seguir diciéndoles que busquen un trabajo que no hay o que obtengan un título para encontrar un buen empleo ¡Porque todo eso es una gran mentira!

En la Ilustración una persona con capacidades de lectoescritura, cálculo, y algo de cultura general podía llegar muy alto en el escalafón social. En la Era Industrial esa misma persona podía ocupar tareas en la administración. En la actualidad esas competencias básicas no sirven absolutamente para nada si no van acompañadas de competencias genéricas que son precisamente la única tabla de salvación que tienen los ninis para convertirse en freelancers.

Es para tirarse de los pelos cuando los «carcas» que diseñan y ponen en marcha desde los gobiernos y administraciones los programas de educación y empleo, lo hacen como si estuviésemos en el siglo XVIII o el XX. Y piensan que con un certificado que garantiza las competencias básicas se está facilitando la empleabilidad de trabajadores y trabajadoras. ¡Eso no se lo cree nadie en su sano juicio!

Es una desgracia y un fracaso colectivo cuando las diferentes opciones políticas, llegado el tiempo de la verdad, en la toma de decisiones, no tienen un programa serio en dos de las cosas más importantes (educación y empleo)  ¡Resulta que salvo matices, hacen lo mismo! Condenándonos a unas políticas que conducen al limbo a una gran masa social y a toda una generación.

Por favor, pónganse en el pellejo de una persona joven de 20 años que dejó el sistema educativo, entre otras cosas porque no le garantizaba una salida laboral y ahora el sistema le dice: empiece de nuevo a aprender matemáticas y lenguaje para recibir un certificado, y con eso encontrará empleo. Claro, esa persona, que no es tonta, mira a los centenares de miles de titulados universitarios, doctores y másteres que constituyen el neoproletariado ilustrado, y piensa: madre mía hasta que llegue donde están estos, para al final de cuentas no haber ido a ninguna parte, pues casi todos están como yo, en el paro y suplicando que alguien les contrate.

¡Ojo! Que no estoy diciendo que la gente no estudie, lo que estoy diciendo es que tiene que estudiar otras cosas, de otra manera y con otro propósito.

La crisis ha creado una masa social de ninis (jóvenes y viejos), y creemos que la solución está en que adquieran conocimientos académicos como si tuvieran que volver a vivir y trabajar en el siglo XX, apelando al entendimiento de la educación y la cultura como espacio del conocimiento por el conocimiento, frente a su verdadera dimensión de capacidades prácticas para habitar el mundo, desenvolverse con autonomía, desarrollar espíritu crítico, crear nuevas realidades, innovar, emprender, liderar…

Un mundo que demanda trabajadores con competencias genéricas.

Y es que vivimos en un mundo donde los clientes y usuarios demandan productos y servicios elaborados u ofrecidos por personas con competencias genéricas.

Por ejemplo. El criterio que una empresa de hostelería utiliza para contratar a un camarero no es el de las competencias básicas que tenga, lógicamente tendrá que saber expresarse y hacer operaciones matemáticas muy básicas, eso lo necesita «de serie» cualquier ciudadano del siglo XX; pero lo que buscará la empresa es una persona con capacidad para ofertar, escuchar, empatizar, crear confianza, atraer clientes, impecabilidad, capacidad de aprendizaje… Para la empresa será indiferente que esa persona posea un certificado de estudios secundarios, y probablemente recelará de contratar a una persona con estudios superiores porque entenderá que sus aspiraciones, objetivos y motivaciones estarán fijados en cambiar de puesto a la primera ocasión que se le presente.

Otro ejemplo. En mi propia empresa que trabaja en la consultoría organizacional y estratégica, cuando requerimos a un técnico, no le pedimos información sobre la carrera o estudios que ha terminado, buscamos a alguien capaz de producir dirección y sentido, coordinar personas, generar relaciones, crear confianza …. Y sobre todo su capacidad de hacer nuevas ofertas, y  especialmente el conjunto de relaciones y alianzas que trae a nuestra empresa. Luego en el desarrollo de tareas concretas le formamos en la materia de trabajo a desempeñar, valorando  su capacidad de desaprender y reaprender ¡Nos importa un bledo lo que haya estudiado! Incluso nos preocupa que traiga a la empresa mucho conocimiento obsoleto o teórico.

Alguien me puede decir, y no le falta razón: «es que la administración me exige estos títulos y certificados para tener opción de ser empleado». ¡Así les va a las Administraciones! Auténticas máquinas ineficientes para las necesidades ciudadanas, creadoras de una bolsa enorme de clientelismo, de personas dependientes de un puesto de trabajo que nunca llegará para la inmensa mayoría. Una masa social que se agolpa a sus puertas suplicando empleo de alta cualificación, una tormenta perfecta en un momento donde el papel del Estado y las Administraciones se está adelgazando a ritmo acelerado en todo el mundo.

Todas las competencias genéricas están agrupadas en 6 Dominios básicos y 9 Niveles de excelencia.

Todas las competencias genéricas se hallan agrupadas en nuestros dominios y niveles de excelencia, organizadas y listas para ser entrenadas y aprendidas.

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Un plan de contingencia social para dotar a todas las personas trabajadoras, desempleadas, jóvenes, estudiantes … De las nuevas competencias genéricas.

Ofrecer la posibilidad a todas las personas jóvenes, trabajadoras, desempleadas del (país, región, ciudad) de actualizar su currículum.

¿Cómo hacerlo? Muy fácil.

PRIMER PASO. Ofrecer el nuevo modelo de currículum a cada persona.

El ejercicio consiste en ofrecer la posibilidad a cada ciudadano para que reelabore su currículum en torno a este modelo, en aras a mejorar su empleabilidad  y competencias para el desempeño de un trabajo independiente.

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Cuando la persona elabora su currículum con este modelo, descubre aquellos campos relacionados con las competencias genéricas que tiene que adquirir y entrenar. Por ejemplo: mi currículum presenta deficiencias en cuanto a la red de relaciones personales y mis capacidades para constituir oferta; esto me obliga a adquirir una batería de competencias genéricas (crear confianza, desarrollar visión, crear equipos, aprender escucha activa, aprender a armar una oferta…); un entrenamiento diseñado «a la carta» a partir de los 6 Dominios y los 9 Niveles de excelencia.

SEGUNDO PASO. Apoyar la adquisición de las nuevas competencias desde los programas y servicios públicos de educación y empleo.

Por ejemplo. Con las carencias del currículum que he detectado en el paso anterior, desde mi centro educativo (si estoy estudiando), o desde el servicio público de empleo de mi país, región o ciudad; solicito apoyo para que me ayuden a desarrollar esas competencias.

Los servicios públicos de educación y empleo tienen orientadores laborales y mecanismos de apoyo para ayudar a la empleabilidad de las personas, el problema es que lo hacen como si los trabajadores del siglo XXI fueran braceros de mediados del siglo XX que tienen que vender su fuerza de trabajo (física o intelectual) en la plaza pública, cuando el mundo del trabajo, la economía y el empleo actual se mueve en otras coordenadas.

La orientación y el entrenamiento de los trabajadores del siglo XXI tiene poco que ver con las prácticas de elegir la carrera con más futuro, la preparación de la entrevista de trabajo, la confección de un modelo de currículum obsoleto o la visita a empresas mendigando un puesto de trabajo…. ¡Esto es degradante para la persona! Un modelo perverso en el que se prepara a las personas para que luchen entre sí por unos cuantos empleos escasos, un planteamiento que incita a competir a la masa de desempleados en lugar de cooperar. Este juego maldito promovido desde las administraciones no se centra en la creación de oportunidades y el estímulo de nuevos empleos, no produce valor ni capacidades nuevas, ni aprendizaje valioso, ni competencias para que la gente desarrolle su plan de vida, ni su proyecto profesional… ¡Hay que cambiarlo ya!

Para ayudar a las personas que han detectado las competencias que deben aprender para incorporar a su currículum, hay que recualificar a algunos funcionarios de los servicios públicos de empleo y del sistema educativo para que entrenen las competencias genéricas en la población usuaria de esos servicios. Siguiendo el ejemplo práctico, esa persona hará saber que quiere incorporar esas competencias en su centro educativo o servicio público de empleo, y éstos la ofrecerán una actividad programada para hacerlo.

TERCER PASO. Empieza tú a adquirir las competencias por tu cuenta.

Como es altamente improbable que los gobernantes de tu país o región sean capaces de ver esto, pues estarán demasiado preocupados en que adquieras títulos y conocimientos que no te servirán para nada, te recomiendo que te busques la vida por tu cuenta, entrenes esas competencias y las incorpores a tu currículum. En la medida de lo posible, desde Emprendedorex nos ofrecemos a ayudarte a través de este blog cuando nos lo pidas, pues estamos comprometidos contigo.

Podemos conseguir una masa social dotada de competencias genéricas sin demandar recursos adicionales al sistema (vivimos en tiempos de recursos escasos en las administraciones), si lo hacemos,  habremos dado un paso de gigante para abrir un espacio de posibilidades y oportunidades a una generación que tiene todas las herramientas a su disposición para crear un mundo más próspero, libre y solidario.

Aunque la institucionalidad está generando aberraciones insostenibles, soy profundamente optimista sobre el futuro, pero todo pasa por la democratización social de las competencias genéricas, y no sólo de una élite privilegiada que entendió hace mucho tiempo que eran fuente de poder y autoridad, y por consiguiente creó una educación estándar para producir ciudadanos dependientes y obedientes, incapaces de innovar, emprender y liderar; mientras que la educación poderosa y transformadora se reservó sólo a unos pocos.

Necesitamos autoridades con visión, valentía y decisión para cambiar las tornas de la educación y el empleo desde dentro. Para empezar no pedimos una revolución, sólo un poco de sentido común para que cambien las orientaciones en los programas de educación y empleo que manejan y en los que tienen competencias para hacer cambios.

No hay tiempo que perder, los ninis pueden convertirse en abuelos, y luego veremos quien es el guapo que cuadra las cuentas públicas para pagar sus prestaciones sociales.

Adelante!!!

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