¿Se adaptará la educación al Metaverso o será colonizada por los Gigantes tecnológicos?
En el artículo anterior analizábamos como el Metaverso está creando un mundo paralelo al nuestro donde pronto estará interactuando, trabajando y viviendo la mayor parte de la Humanidad, hasta convertirse en el mayor sector económico y de actividades del mundo. Aunque su proyección alcanzará todas las actividades humanas, la educación será uno de los ámbitos que más transformaciones experimente, por ser el dominio que mayor estancamiento ha sufrido lo largo de los últimos siglos.
Mientras otras disciplinas humanas (industria, ciencia, medicina…) han incorporado muchas de las tecnologías que se integran en el Metaverso, como la Inteligencia Artificial (IA), la Realidad Aumentada (RA) o la Realidad Virtual (RV), con carácter general la educación ha experimentado muy pocos cambios en los últimos siglos; tanto es así que si resucitásemos a una persona que murió hace doscientos años, se encontraría desubicada en una fábrica moderna, un laboratorio o un hospital. Sin embargo reconocería una universidad o un aula sin problema.
Por los motivos citados, el impacto del Metaverso en la educación va a ser radical, incidiendo tanto en las formas, lugares y tiempos como en la experiencia del aprendizaje, lo que producirá a la larga una serie de cambios en la plasticidad y estructura de nuestro cerebro, al potenciar algunas de sus partes y funciones (creativa, racional, emocional) en detrimento de otras (memorística).
Aprender se convertirá en una experiencia más divertida y menos traumática.
Una vivencia más parecida a la aventura de Alicia en el país de las maravillas y menos a la tortuosa tarea de memorizar información para repetirla en un examen y olvidarla después, un alegato que no desmerece la importancia de la memoria y su cultivo, pero con un valor y función mucho más residual que la de tiempos pretéritos donde las actividades humanas y el trabajo se basaban en la repetición de tareas.
En el futuro aprenderemos experimentando en los mejores laboratorios del mundo, viajaremos al pasado para estudiar historia, discurriremos por todos los ecosistemas y lugares del universo para familiarizarnos con la geografía, aprenderemos a realizar operaciones quirúrgicas sin ser capaces de distinguir entre realidad física y virtual… Y lo haremos sin desplazarnos. El aprendizaje mismo se convertirá en una experiencia inmersiva que involucrará nuestros cinco sentidos, haciendo de la educación a lo largo de la vida una tarea agradable y adictiva.
Las escuelas y centros educativos en el Metaverso.
Tendremos escuelas, universidades y laboratorios permanentes en el Metaverso a los que, en un primer momento, accederemos a través de pantallas, gafas y sensores, pero que con el tiempo nos hibridaremos en sus escenarios, como una experiencia de inmersión completa, abandonando definitivamente nuestros obsoletos y burdos entornos educativos que han permanecido estancados con sus formas y fondo en los últimos siglos.
Pronto dispondremos de versiones completamente virtuales de nuestros centros educativos como réplicas permanentes de los viejos recintos, donde profesores y alumnos interactuarán de manera cómoda y amigable. De hecho muchas instituciones y universidades ya están embarcadas en este proceso, y en un futuro próximo ahí nos matricularemos, realizaremos nuestras carreras, volveremos recurrentemente a formarnos a lo largo de la vida y saldremos a un mundo laboral, profesional y empresarial también virtual e interconectado. En esos centros convivirán docentes y estudiantes de diversos países y procedencias, promiscuidad que enriquecerá los aprendizajes.
Los campus y espacios físicos tradicionales quedarán reducidos a lugares para seguir cultivando las relaciones personales, pero más como escaparates despojados de la función clásica del aula o la biblioteca, algo parecido al nuevo concepto de showroom en el comercio (tienda-escaparate que funciona como una sala de exposición).
Las instituciones educativas que queden al margen del Metaverso entrarán en riesgo de desaparición o de irrelevancia.
Los Gigantes tecnológicos, mucho más ágiles y proactivos que los gobiernos y las instituciones educativas, ya están preparando el desembarco y construyendo el mundo de la educación que vamos a habitar. Si no queremos vivir de prestado y hacerlo con sus reglas resignándonos a que ocupen el papel de educar a nuestros jóvenes (porque la oferta que van a realizar será mucho más atractiva que la de nuestros centros educativos y universidades), es menester que nos pongamos manos a la obra a transformar la educación y diseñar una oferta sugerente en el Metaverso. Y eso tenemos que empezar a hacerlo ahora mismo sin perder un minuto porque de lo contrario estaremos expuestos a la irrelevancia y la extinción.
Cooperación masiva entre estados, sistemas públicos de educación, universidades, instituciones multilaterales y organizaciones (ONU, UNESCO, Kairós…).
El desafío es tan descomunal y la educación se juega tanto, que se necesita una coordinación de fuerzas entre estados y organizaciones para rediseñar la educación en el Metaverso, porque los esfuerzos y las inversiones a realizar son tan grandes que han de realizarse de manera coordinada en un proceso basado en la inteligencia colectiva, so pena de dejar el futuro de la educación en manos de grandes compañías, como si de una mercancía más se tratase.
El desarrollo de la educación en el Metaverso va a precisar de grandes inversiones en conexión y tecnología punta (5G, diseño, programación, cloud computing, big data, inteligencia artificial, realidad virtual, realidad aumentada, digitalización total…), algo que no se puede abordar de manera aislada. En la construcción de la nueva educación estarán implicadas las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial (programación, robótica, blockchain…) y las resultantes de la convergencia NBIC (nanotecnología, biotecnología, infotecnología y cognotecnología), con los nuevos avances de la neurociencia en cabeza.
Si los estados, las instituciones y las universidades no cooperan, la calidad individual de la oferta pública será irrisoria comparada con los medios y recursos que cuentan los Gigantes tecnológicos, que ya están montando una ingeniería tecnológica descomunal y contratando a los mejores especialistas del mundo en cada materia (premios nobel, científicos y académicos reconocidos, comunicadores y prescriptores…) para tenerlos en nómina y pilotar el proceso.
Para los Gigantes tecnológicos, la educación es una parte más del gran negocio en el Metaverso, donde ya están pugnando hace tiempo. Metaverso son los negocios de Google, las tiendas de Amazon, los servicios de Apple o el mercadeo de datos personales de Facebook. Su esfuerzo consiste en que sus nuevos habitantes permanezcan el mayor tiempo cerca de su caja registradora, si es posible desde la edad escolar hasta el entierro y más allá (porque también están trabajando para darnos una vida virtual después de la muerte y cobrarnos por anticipado por ello).
De esta manera, el entramado que están construyendo para colonizar el Metaverso, dividirlo en parcelas, vendernos los solares y convertirnos en consumidores zombies y compradores cautivos para la eternidad (porque para vivir allí se lo tendremos que comprar todo a ellos), incluye también la educación como una pasarela más hacia el mundo del trabajo y el ocio. Sus centros educativos y universidades tendrán puertas y corredores con el resto de sus negocios. ¡Y todo esto lo están haciendo delante de nuestras narices, sin que nadie se dé por aludido!
Cuando el Metaverso se expande como una metástasis, las instituciones y responsables educativos discuten sobre el sexo de los ángeles encerrados en su torre de marfil, mientras la sociedad contempla atónita el espectáculo. ¡Increíble!
La prehistoria de la educación en el Metaverso.
Para asomarnos al futuro del Metaverso es interesante hacerlo desde sus inicios, que es el punto donde estamos ahora en torno a las burdas metáforas de la realidad en soporte digital que hemos alumbrado y sus interfaces (pantallas, gafas, dispositivos electrónicos pegados a nuestras prendas), primitivos avatares para adentrarnos en escenarios todavía muy mejorables, hologramas y realidades tridimensionales poco refinados, y escalas espaciales y temporales que ya comienzan a dar el pego. Quien quiera asomarse a éstas antiguallas para avizorar el futuro del Metaverso educativo puede hacerlo desde SecondLife, AltspaceVR o Spatial.
Junto a las referidas experiencias hay otras iniciativas como GoStudent que avanzan a paso firme hacia el Metaverso. Según su creador (Félix Ohswald), pronto reunirán a estudiantes de México, Australia o Estados Unidos para compartir aula en el reino virtual. La empresa acaba de recaudar 300 millones de euros en una ronda de financiación y ya vale más de 3000 millones de euros.
Los entornos del Metaverso se caracterizarán por ser persistentes, es decir, las cosas seguirán ocurriendo y el software ejecutándose cuando decidimos salir de la escena. Su fuerza de atracción radicará en la calidad de sus experiencias que superarán las de la vida real. Pero su cualidad fundamental reside en la comodidad, hecho que determina el éxito total de una oferta y conduce nuestras propensiones y decisiones de compra.
En resumen, el Metaverso educativo, como el del conjunto de sus entornos nos reclamarán cada día más tiempo y atención, hasta que finalmente nos traslademos a estudiar, aprender y vivir en él.
El dominio educativo del Metaverso estará expandido a sus otros dominios.
Los entusiastas de la educación siempre habíamos soñado con el aprendizaje práctico y expandido fuera del aula, en el entorno mismo donde ocurre lo que queremos aprender, es decir, aprender a crear objetos en la fabrica, reparar en el taller, hacer prácticas en el laboratorio, a hacer teatro metiéndonos en el cuerpo de un actor en un espectáculo, rodar una película… Como todos estos mundos comienzan a cobrar vida en el Metaverso, interactuar con ellos será la esencia misma del aprendizaje, algo que es mucho más complejo, práctico y cómodo de realizar en la vida real.
En principio iniciaremos una inmersión en el mundo educativo en forma de avatares que interactuarán en entornos persistentes (la escuela o la universidad seguirá con sus actividades aunque nos salgamos de la escena). Y estos entornos dinámicos tendrán miles de puertas abiertas y conexiones con el resto de realidades (laboratorios, fábricas, galerías, espectáculos, servicios públicos…).
La diferencia de aprender en el Metaverso a hacerlo en la escuela actual será la diferencia entre hacer un viaje o aprender de memoria una lección de historia, hacer un experimento en un laboratorio o estudiar fórmulas, aprender los fundamentos de la conducción o pilotar un coche… No habrá color, la oferta tradicional no podrá competir con los operadores que estarán ofreciendo estos servicios.
Conciliar los mundos postmodernos del Metaverso con las viejas preguntas y desafíos de la educación.
Necesitaremos repensar, resignificar y rediseñar el futuro de la educación, una tarea que ya hemos iniciado desde Kairós (www.kairos-educacion.com) y el Tercer Contrato Social de la Educación (https://juancarloscasco.emprendedorex.com/wp-content/uploads/2021/03/tercer_contrato_educacion_Kairos.pdf), que nos ayudan a sentar las bases para dar a luz una nueva educación.
Aunque muchas de las viejas respuestas de la educación quedarán obsoletas a medida que surgen nuevas preguntas, sin embargo los pilares que sustentan la labor educativa seguirán vigentes (aprender a ser, a hacer, a conocer y a convivir); también las preguntas kantianas (¿Qué debo hacer? ¿Qué puedo conocer? ¿Qué puedo esperar? ¿Qué es el hombre?). Todo un esfuerzo que nos convoca a seguir trabajando desde la educación para que cada persona alcance la mejor versión de sí misma, ayudando a cada ser humano a que se plantee y responda a las siguientes preguntas: ¿Quién soy? ¿En quién quiero convertirme? ¿Qué puedo ofrecer a los demás?
El Metaverso no va a ser, ya es. La cuestión es si queremos vivir de prestado en él o protagonizarlo. La pelota está en nuestro tejado.
Adelante!!!