El éxito es mucho más difícil de gestionar que el fracaso. Es más fácil reponerse de los efectos de un trabajado fracaso que del perverso señuelo de un éxito efímero mal gestionado. La felicidad está en el camino no en la meta. ¿Entonces qué hay después de la meta?: Un apasionante nuevo camino.
En una sociedad que se mueve a la deriva, el éxito se ha convertido en una fuente más de frustración, mucha gente muere de éxito superficial y vacío.