La coordinación humana y el trabajo en equipo, una asignatura pendiente desde hace 2,5 millones de años.
El ser humano no es el único animal que trabaja en equipo, basta con echar un vistazo a hormigas, abejas, orcas, chimpancés o leones en plena la caza, para entender que muchas especies son más eficientes que los humanos en la coordinación de sus acciones, habiendo desarrollado complejos lenguajes para su desempeño.
Reuniones que se eternizan y no producen nada, discusiones que se estancan, ausencia de un orden del día claro o asuntos a tratar, decisiones que se posponen, reuniones cuyo resultado es poner fecha a la próxima reunión para volver a abordar los mismos problemas… En la cultura de trabajo de nuestras organizaciones hay una ausencia de prácticas de coordinación que se hace transparente en sus reuniones.
Lo que te estoy contando es uno de los factores principales que lleva a la crisis (e incluso a la desaparición) a asociaciones, partidos políticos, empresas, etc. Aprender a mantener conversaciones para la acción y coordinar acciones es el factor más determinante para el éxito de una empresa (independientemente de su naturaleza). En un mundo donde los cambios ocurren a una velocidad vertiginosa, el éxito o fracaso de las organizaciones depende de la calidad de sus mecanismos de coordinación.
Nuestras organizaciones ante el dilema del cambio. Todos sabemos que la mayor parte de nuestros gobiernos, administraciones, partidos políticos, sindicatos, patronales, asociaciones, empresas, comunidades, familias…; están viviendo una crisis en toda regla. Basta con ojear la calidad de la democracia y la altura de los líderes de las principales potencias del mundo, el ciclo de vida de nuestras empresas, el divorcio de las organizaciones sociales con los ciudadanos, la crisis de la familia tradicional, el anquilosamiento de la administración. Aunque no lo reconozcamos en público, en privado admitimos una profunda desazón al ver como las organizaciones que nos cobijaban y nos daban seguridad se desmoronan. Te vamos a ayudar a que diagnostiques los factores que están deteriorando tu organización y a que elabores un plan para relanzarla.
Además de los cinco sentidos que todos conocemos y del sentido común (que muchas veces es el menos común de los sentidos), necesitamos potenciar nuevos sentidos para conducirnos como personas y organizaciones en un mundo cambiante. Vamos a analizar esos sentidos que nos ayudan a construir nuestros proyectos vitales y organizacionales, y las nuevas competencias para desarrollarlos.
Los seres humanos somos muy limitados individualmente, por nosotros mismos no podemos alcanzar la autosuficiencia. Para hacer realidad nuestros proyectos vitales, liderar una causa o construir un legado necesitamos el concurso de otros, congregando a una comunidad de personas para lograr un propósito.