Putin y la estrategia ganadora del “hombre loco”(madman theory).
Las principales batallas de las guerras no se libran en el frente pegando tiros, sino en la gestión y la manipulación de las emociones. En toda contienda hay una guerra de relatos y propaganda desde donde se crean los estados de ánimo que acaban decantando las victorias o las derrotas.
La emoción más poderosa es el miedo, quien mejor lo administra es el que lleva la iniciativa. ¡Vamos a verlo!
Quienes hemos vivido unas décadas sin sufrir una guerra en carnes propias, tendemos a creer que la paz es una normalidad y la guerra es una anomalía. Y nada más lejos de la realidad, en el pasado, lo normal era que una generación viviese al menos una guerra en su país o en otro con el que se mantenía el conflicto, por lo que en cualquier familia había personas muertas, mutiladas y otras víctimas causadas por sus efectos (hambrunas, enfermedades).
La paz es una rareza histórica que hay que construir y preservar con uñas y dientes. A lo largo de los últimos 5000 años ha habido miles de guerras en todo el mundo y se han firmado más de 8000 tratados de paz. La historia de la humanidad la podemos definir como una interminable secuencia de guerras con breves periodos de paz entre ellas.
Y sin embargo, los pocos privilegiados que hemos vivido unas décadas en el paraíso de la paz no le damos el suficiente valor a este bien escaso, tendiendo a pesar que se trata de un derecho adquirido y sin retorno. Una fantasía propia de quienes desconocen la historia.
Hasta ahora las capitales del mundo estaban en grandes ciudades, ¿y si ahora construyéramos un nuevo concepto de capital basado en los pueblos más pequeños?
Justo eso es lo que hemos hecho desde Less Than Hundred (Red de Lugares Especiales de menos de 100 Habitantes).
A menudo nos preguntamos cuáles son las claves del éxito de las personas influyentes, creativas, innovadoras, emprendedoras o líderes. Y nos afanamos en buscar su explicación en complejas teorías, cuando sus fundamentos son muy simples si aprendemos a mirar al ser humano como un animal que busca lo cómodo, lo sencillo y lo que motiva, alejándose de lo incómodo, lo complicado y lo obligatorio.
Si a las cosas las llamásemos por su nombre de verdad, lo rural sería la España LLena de las cosas importantes para la vida (tiempo, espacio, luz, aire, agua, belleza, sabores, olores, colores…), y lo urbano sería lo vacío de esos valores, aunque esté lleno de gente, humo, coches, estrés…