Todos nos hemos preguntado alguna vez dónde reside la capacidad para crear riqueza (material e inmaterial), por qué hay comunidades que en igualdad de condiciones generan prosperidad mientras que otras producen miseria, por qué hay personas que son fuente de abundancia frente a otras que lo son de escasez, por qué unos individuos crean mundos sutiles y los expanden mientras que otros los contraen y empobrecen, por qué hay personas que arruinan las relaciones allí donde se hacen presentes mientras que otras las dinamizan, por qué hay personas que todo florece a su alrededor mientras que otras lo marchitan… Todo el secreto reside en saber manejar dos habilidades muy básicas: hacer buenas promesas y pedir cosas a cambio de manera ponderada.
