Líderes con visión de futuro y un proyecto a largo plazo de 30 años o más para transformar la vida de su comunidad y conducirla a altos niveles de progreso y bienestar (primer nivel). Líderes con un programa electoral para 4 años que aspiran a dejar una buena gestión y no tienen una visión de futuro (segundo nivel). Líderes con un programa inconcreto, atemporal e irrealizable dirigido a lo que la gente quiere escuchar aprovechando el desafecto a la política (tercer nivel). Líderes sin programa que se valen del desconcierto total para captar a gente desencantada en torno a un puñado de proclamas (cuarto nivel). Los primeros dejan un legado, los segundos entregan una buena hoja de servicios, los terceros destruyen lo hecho, y los cuartos rompen el sistema.
Los líderes de primer nivel (líderes transformadores).
Son líderes que convocan y movilizan a las personas en torno a un proyecto colectivo para transformar la vida de su comunidad. Su propósito es unir a la gente en un propósito noble y realizable. Cultivan un estilo personal. Desarrollan un carácter propio para forjar un destino. Conectan con el estado de ánimo de la ciudadanía y se hacen cargo de él. Piensan en las futuras generaciones sin importarles el tacticismo de los cálculos electorales, de hecho, no tienen miedo a perder las próximas elecciones. Su propuesta electoral para cuatro años está supeditada a un plan. Son personajes como Gandhi, Lincoln o Mandela, aunque también hay ejemplos de este tipo con menos nombre que todos podemos reconocer ejerciendo la política local o en otros ámbitos de la vida pública o privada.
Los líderes de segundo nivel (líderes gestores).
Su compromiso es temporal y están condicionados por el tacticismo. Su aspiración es entregar una buena hoja de servicios. Aunque sus intenciones son buenas, están supeditados a las promesas electorales de corto plazo (bajadas de impuestos, subsidios…). De este grupo forman parte personas como Roosevelt o Merkel.
Los líderes de tercer nivel (líderes reaccionarios).
No tienen visión, sentido del legado ni interés por dejar una buena gestión.. Su aspiración es alcanzar el poder a toda costa. Viven en la nostalgia de un pasado mentiroso haciendo creer a la gente sin memoria que cualquier tiempo pretérito fue mejor. Se sienten la élite y los dueños y guardianes de la patria. Su único plan es volver a un pasado de privilegios de clase que añoran. Su táctica es el enfrentamiento y la búsqueda de culpables. Actúan desde la visceralidad y las pasiones más bajas del ser humano dando pábulo a los bulos y la mentira. Son personajes como Milei, Orbán o Putin y otros fantoches e imitadores menores que surgen como setas en nuestros países.
Los líderes de cuarto nivel (líderes antisistema).
Son la última fase de degradación y perversión del tercer nivel. Aprovechan la desesperación y el desconcierto para deformar la realidad y presentarnos mundos distópicos. Su acción sistemática anula el raciocinio y se basa en el engaño y la mentira. Endosan todos los males a minorías, extranjeros y personas desfavorecidas. Su propósito es conseguir los beneficios del sistema para alcanzar la impunidad.Utilizan los resortes de la democracia para terminar con ella. Son la canalla que siempre aparece a lo largo de la historia para aprovechar el desconcierto de la gente, y que en este momento podemos reconocer en individuos como Alvise o Panayiotou.
Como en toda época de cambios y transformaciones profundas, se produce un desajuste en las estructuras económicas, sociales y políticas. Caundo hay un cambio en la infraestructura (tecnología, trabajo, producción), se necesitan ajustes en la superestructura (gobernanza, instituciones, educación). Momentos de desconcierto donde la ultraderecha y el fascismo están esperando su oportunidad para aliarse con la desesperación de la gente, borrar el progreso conseguido y destruir el sistema.
Pero esos momentos también son propicios para el surgimiento de líderes transformadores capaces de demostrar carácter, presentar abiertamente un proyecto de futuro para la comunidad, unir a la gente y abrir un nuevo tiempo. Cuando eso sucede, el electorado sabe interpretarlo y otorga su confianza a esas personas.
Aunque en nuestros entornos familiares y comunidades cercanas reconocemos perfectamente los niveles descritos y las personas que los encarnan, sabiendo distinguir y conferir autoridad a quienes entregan su vida a los demás, mientras que nos alejamos de los aprovechados y desalmados, ¿por qué cuando se trata de elegir a nuestros representantes públicos nos dejamos engañar?
¿Y tú, en qué lado estás? ¿En qué nivel te sitúas? ¿A quién estás dispuesto a apoyar?
Adelante!!!