Las personas tenemos una inclinación hacia lo bello y todo lo que conlleva, y un rechazo hacia lo feo. Desde esta actitud primaria tomamos nuestras principales decisiones (compramos lo que asimilamos a lo bello y declinamos lo relacionado con lo feo). Pese a que los atributos más importantes que configuran el sentido de la belleza están presentes en el mundo rural, sin embargo los mensajes de lo urbano asociado a lo bello (deseable) y lo rural como feo (indeseable), han ganado la batalla del relato y se han instalado en el imaginario colectivo.





