La Ley del crecimiento. Pensar en grande lo cambia todo.

Pensar, hablar y actuar en grande han de ir de la mano para un crecimiento permanente y una vida plena. El problema es que nos han programado y enseñado a pensar en pequeño, a hablar en consecuencia y a actuar sólo en las cuestiones menores de la existencia. El resultado es que nuestra vida se estanca y cierra al crecimiento, pero no te preocupes, vamos a trabajar sobre las prácticas que te ayuden a relanzar tu vida (Ley del crecimiento).

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Por supuesto que en la vida tienen su importancia las pequeñas cosas, pero sólo en su justa medida, en la dosis adecuada. Lo malo es cuando las pequeñas cosas pasan a ser la prioridad y dejemos las importantes en manos de otros, haciendo dejación de nuestras principales funciones vitales para actuar sobre la realidad y transformar el mundo.

Si tu nivel es 5 y quieres pasar al nivel 10, necesitarás aprender a pensar, hablar y actuar como lo hacen los que están en el nivel 10 u 11.

Pensar en grande es tener un techo de cristal y romperlo permanentemente.

Cultiva tu autoestima y proporciona a tu gente una elevada reputación que sostener, aunque sobrepase el techo de sus capacidades y competencias actuales, es la mejor medicina para el crecimiento.

El espacio que está entre tu techo actual y lo que puedes lograr alcanzar mediante la voluntad, el aprendizaje y el emprendimiento es tu espacio de crecimiento. Dilatar ese espacio es la tarea principal de las personas innovadoras, emprendedoras y líderes; también de los educadores, directores, entrenadores y mentores. Cuando alguien a quien concedes autoridad declara que espera de ti algo que está en los límites de tus posibilidades, crea en ti el espacio emocional para el aprendizaje y el crecimiento.

Estamos en condiciones de dar lo mejor de nosotros mismos cuando somos capaces de concebir deseos y nos damos permiso para perseguirlos, ese movimiento crea el espacio para la emoción y la acción, el trabajo se convierte en diversión, nos sumimos en lo divino, el tiempo se deforma, las musas danzan armoniosamente en nuestros quehaceres y la inspiración campa a sus anchas.

Pensar y hacer en grande cuesta mucho menos esfuerzo que hacerlo en pequeño porque la recompensa es infinitamente mayor, es sólo  una cuestión de escala. El problema es que nos han educado para ser y pensar como pobres de palabra y obra, en los ámbitos material y espiritual, como si no estuviéramos autorizados para intentar y hacer cosas importantes. Nuestra cultura ha activado una serie de automatismos cerebrales para desactivar nuestra capacidad transformadora en forma de tics reconocibles: “es muy difícil”, “puedo equivocarme”, “soy muy viejo”, “haré el ridículo”….

Si tu límite actual está en el 8 y alguien pone tu listón en el 12, hace que te visualices superando tu nivel, aunque todavía no puedas alcanzarlo. Si la emoción es fuerte y el entrenador es bueno, se abre el camino que activa la voluntad para el  aprendizaje que lleva al logro.

Pasar del límite 8 al límite 12 exige pensar en grande y darse permiso para dar ese salto, además de recibir herramientas y prácticas por parte de la persona que te impulsa a hacerlo, un ejercicio que precisa de la tolerancia al error y un proceso de aprendizaje práctico en esta senda: “tú estás conmigo cuando lo hago, tú lo haces y yo te doy feedback, tú lo haces solo, tú tomas a otro para entrenarle”.

En el proceso intervienen otros elementos que hay que conjugar: sentido de la inmediatez (hagamos la primera prueba o prototipo en 15 minutos), y la gestión del estrés como valor positivo para el crecimiento explosivo (canalizando la descarga de energía emocional que se produce hacia el propósito).

Si una persona de tu equipo está en el nivel 8 y aún no se ha dado permiso para pensar que puede adquirir el nivel 12, lo mejor que puedes hacer para ayudarla si tienes las herramientas y competencias de un buen mentor, es declararla ya en posesión de ese nivel.

Si tu gente está estancada y no se da permiso para pensar en grande, tú debes forzar la situación y declarar que ya está en posesión de un nivel que aún no ha adquirido. Toma a una persona de tu equipo y declara que ha pasado al nivel 12, ponla al límite (aunque te maldiga en voz baja), en ese momento estará ya en posesión de una reputación que sostener en torno a un desafío personal, en el espacio ideal para aprender, emprender y crecer. Claro, todo ello implicará tu compromiso para acompañar el proceso, proporcionando las herramientas, fortaleza emocional y apoyo necesarios.

Puede ocurrir (de hecho ocurre muchas veces) que el salto no se culmina y la persona se queda en el nivel 10. No pasa nada ¡Excelente! Toma otra vez a esa persona pero declárala en posesión del nivel 14 y asume en primera persona las consecuencias (errores) que se puedan derivar del proceso.

Pensar en grande, diseñar y probar desde la inmediatez.

Cuando trabajo con mi equipo y surge una idea o un proyecto que fortalece nuestro destino compartido, le damos unos minutos para perfilarlo y nos fijamos unos minutos o unas horas para tener el primer prototipo. Las reglas para hacerlo: no existe la palabra imposible, no se permiten las excusas, se tolera y aprende del error, se enfoca en el cliente, se piensa en grande desde el máximo nivel de ambición. ¿Se genera desperdicio? Por supuesto que se genera desperdicio, claro que hay muchos intentos fallidos (la mayoría), pero sólo desde esta práctica se puede generar valor recurrente. Edison realizó cientos de intentos fallidos hasta que inventó la bombilla, Telepizza lo mismo con su masa, Ford y sus descendientes con el automóvil. Si todos ellos no hubieran pensado con ambición y grandeza la trascendencia de su invento, hubieran desistido en los primeros intentos.

Por cierto, desde que era pequeño aprendí mucho de Edison, y no por la naturaleza de sus inventos (que también), sino por su ambición y estilo de gestión de personas (management). Cuando Edison se levantaba por la mañana con un invento en su cabeza, convocaba a los medios de comunicación y les anunciaba la salida al mercado del nuevo producto (como si ya estuviese fabricado), con una fecha de entrega. Luego iba a su empresa y con los titulares de los medios de comunicación les decía a sus trabajadores: ya sabéis lo que tenéis que fabricar y la fecha de entrega, lo sabe todo el mundo, no podéis fallar. Me imagino los improperios de los trabajadores en el almuerzo, pero ese equipo era el mejor, el de mejor nivel de desempeño y el que imaginaba un mundo en grande. ¡Maravilloso!

Un salto de nivel puede entrañar un cambio de paradigma.

Si estoy en el nivel 8 y quiero pasar al nivel 18, ese salto me puede exigir una transformación profunda (metanoia), un proceso de desaprender y reaprender, estar dispuesto a abandonar las prácticas y postulados culturales que definían mi nivel de desempeño y abrirme a otros nuevos (cambiar las prácticas para cambiar los resultados).

De no ser así podemos asistir a la mediocridad recurrente que caracteriza nuestro mundo: “líderes”, gerentes, cargos políticos… que se ubican en un nivel que no han adquirido por méritos propios, y además no están dispuestos a aprender para dar la talla y seguir ascendiendo.

Prácticas para ayudar a subir de nivel a tu gente.

  • Descubrir el elemento, la pasión, la vocación y el talento de cada persona.
  • Alinear los talentos y vocaciones en torno a una causa común para alcanzar un destino compartido.
  • Educar diariamente la ambición. Conectar las tareas cotidianas del equipo con los grandes desafíos de la humanidad y sentirse parte de algo grande, de la creación de un legado y la contribución al mundo.
  • Lidiar diariamente con el pensamiento limitante que de manera automática surge de los miembros del equipo.
  • Imaginar la obra terminada.
  • Recordar los logros alcanzados.
  • Poner cada día un ladrillo en la obra y ser consciente donde se está poniendo.
  • Tomar perspectiva para ver lo realizado.
  • Conectar cada tarea (sobre todo las menos reconfortantes) con la contribución a la obra (cuando me toca picar piedra pongo delante la imagen de la catedral terminada).
  • Pensar de manera recursiva, etiquetando los recursos que tienes a tu alcance para organizarlos y conjugarlos en torno al propósito central.
  • Aprender a hablar en grande a construir relatos y discursos influyentes y movilizadores
  • Pensar en grande y actuar en grande.
  • Rodearse de personas de alto nivel y buscar personas con nivel superior al tuyo.

Cuando la Ley del crecimiento se conjuga con la Ley de la atracción se alcanza el crecimiento explosivo.

Desde un nivel 8 atraes a gente de nivel 8 para abajo. Si quieres atraer personas con un nivel 9, 10 y 11; no te queda más remedio que dar un salto al nivel 12, sólo entonces estarás en condiciones de formar círculos de influencia y alianzas con personas de alto nivel de desempeño.

Si elevas a las personas de tu equipo al nivel 14, atraerán talento y personas de nivel 12, 13 y 14. Habrás asestado un golpe mortal a la mediocridad.

Cuando creas un ecosistema de nivel 14, abrirás tu mercado, tu influencia y seducirás al mundo; tu identidad y tu marca se dispararán de valor.

El aprendizaje para pensar y actuar en grande desde la Ley del crecimiento. El MODELO 6-9.

Una cosa es pensar en grande y otra es ser un iluso, la diferencia es adquirir las competencias críticas desde un aprendizaje transformador (una convicción, un compromiso, un proyecto, un equipo, una organización del trabajo, una tecnología de la organización); todo ello organizado en torno a 6 Dominios y 9 Niveles de excelencia del MODELO 6-9.

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Como responsable de tu equipo vigila que el pensamiento pobre no acabe anidando en la organización oculto en palabras como: “esto es lo razonable”, “seamos realistas” “esto es pretencioso”… Pues son expresiones que emergen de la cultura de la pobreza que diseñaron para nosotros.

Dependiendo de las preguntas y las respuestas que nos demos sobre el universo así será la grandeza de nuestra vida: http://juancarloscasco.emprendedorex.com/6-preguntas-poderosas-que-cambiaran-el-curso-de-tu-vida/

Puedes decidir construir una catedral y dejar tu huella en el mundo o vivir sin emoción arrastrando tu existencia: http://juancarloscasco.emprendedorex.com/el-espiritu-del-picador-de-piedra/

Puedes abandonar una educación que te programó para ser pobre y abrirte a la riqueza (material e inmaterial): http://juancarloscasco.emprendedorex.com/nos-educan-para-ser-pobres

Puedes abrirte a una forma de hablar en grande: http://juancarloscasco.emprendedorex.com/si-tu-me-permites-que-yo-te-ensene-una-nueva-tecnica-de-hablar-yo-te-prometo-que-cambiare-tus-resultados/

Finalmente, puedes desarrollar una mente recursiva, el universo pone a tu disposición todos los ladrillos para construir tu obra: http://juancarloscasco.emprendedorex.com/el-descubrimiento-del-sexto-sentido-la-recursividad-una-guia-basica-para-su-desarrollo/

Todo depende de la grandeza de tu pensamiento, tu compromiso personal y tu voluntad. Piensa en grande, habla en grande y actúa en grande; tu sueño está en camino.

No hay tiempo que perder.

Adelante!!!

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