El mundo ha cambiado y las recetas para educar a nuestras hijas, guiar a nuestros alumnos, orientar a los trabajadores o acompañar a las emprendedoras ya no funcionan. Las viejas consignas cómo estudiar una carrera para tener un buen trabajo, repartir currículums o hacer planes de empresa ya no son efectivas.
Ante esta situación tenemos que replantearnos todo el trabajo relacionado con el apoyo al desarrollo personal y profesional desde la educación, la orientación, el asesoramiento o el apoyo al emprendimiento. En el futuro, la tarea de formar a las personas en sentido estricto debe seguir un plan diferente y centrado en estas tres cuestiones: ¿Quién eres? ¿En quién quieres convertirte? ¿Qué puedes ofrecer? La repuesta a la primera pregunta define el punto de partida, la segunda marca el sentido de la intervención y la tercera determina el trabajo que hay qué hacer y las habilidades a cultivar en la persona.
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