Hacia una Europa bauhaus habitada por ciudadanos neobauhausianos.
Igual que en 1919 el Manifiesto Bauhaus nos abrió a un nuevo
tiempo (Walter Gropius), una proclama que declaraba entre otras cosas:
deseemos, proyectemos, creemos todos juntos la nueva estructura del futuro…
Ahora, en 2021, nos corresponde dar a luz un manifiesto para la Nueva Bauhaus
Europea. Un ejercicio imprescindible para hacerla realidad que nos ayude a
teñir de color bauhaus (bauhausizar) todas las facetas de nuestra vida, y de
esta manera convertir todos nuestros espacios y actividades en espacios y
actividades bauhaus: fábricas bauhaus, empresas bauhaus, comercios bauhaus,
viajes bauhaus, colegios bauhaus, universidades bauhaus, administraciones
bauhaus, laboratorios bauhaus, ciudades bauhaus, viviendas bauhaus, artículos
bauhaus, hospitales bauhaus, talleres bauhaus, granjas bauhaus, alimentos
bauhaus…
Todo tiempo nuevo requiere un gran acuerdo social que ponga las bases para su desarrollo, y la Nueva Bauhaus Europea va a necesitar una movilización social sin precedentes para hacer realidad este gran proyecto colectivo.
La Nueva Bauhaus es la gran esperanza para Europa, un gran proyecto pensado en grande, una aventura colectiva sin precedentes para cambiar el mundo. Una oportunidad que debemos darnos los europeos para encarar nuestro destino con decisión, fe y optimismo. Un proyecto liderado por una gran mujer, por una gran líder, Ursula von der Leyen que nos reta a cada ciudadano a dar lo mejor de nosotros mismos para construir un futuro revolucionario. Aunque los desafíos que tenemos por delante son colosales, será mejor la vida que vendrá si sumamos nuestro talento y compromiso a este gran proyecto colectivo.
Queridas y queridos estudiantes, un nuevo tiempo se abre en el horizonte. Todo lo que dabais por seguro se desmorona. El futuro de los trabajos y profesiones para los que os preparáis está en entredicho, tendréis que repensarlo todo. Si no inventáis vuestro futuro y os hacéis cargo de vuestro destino, estaréis condenados a vivir un futuro poco halagüeño que otros ya están inventando para vosotros. No cometáis el error de pensar que alguien se está ocupando de vuestro porvenir, sois vosotros los que tenéis que tomar el control y empezar a hacerlo realidad ahora mismo, peleando con uñas y dientes por una nueva educación con la que levantar vuestros proyectos y proyectar vuestros sueños.
Quienes trabajamos en la educación solemos emplear poco tiempo en pensar y diseñar los nuevos espacios del aprendizaje, pese a ser un aspecto crucial para la calidad educativa y el futuro de la sociedad. A menudo nos preguntamos cómo será el aula del futuro, pero apenas dedicamos esfuerzos para diseñarla y construirla. No obstante, si te embarga la curiosidad, vas a tener la suerte de ser de las primeras personas en poder conocerla ahora.
La crisis del coronavirus está acelerando la digitalización de la economía, el trabajo y la vida, un viaje sin retorno que no va a ser un camino fácil porque para abordarla necesitamos un cambio de mentalidad y de prácticas, una transformación cultural en toda regla.
La inversión en digitalización va a ser cuantiosa en los próximos años. España, por ejemplo, va a recibir decenas de miles de millones de euros que le pueden servir para transformar su economía, pero para hacerlo debemos entender qué es la digitalización y poner bien sus cimientos. ¿Podremos lograrlo? De momento estamos cometiendo muchos errores de bulto.
De todas las realidades de nuestro mundo físico (trabajo, ocio, productos, servicios, actividades…), vamos a construir réplicas virtuales de ceros y unos. Para hacerlo nos vamos a ayudar de las tecnologías disruptivas que nos trae la Cuarta Revolución Industrial (big data, algoritmos, blockchain, inteligencia artificial, realidad aumentada, robótica, fabricación aditiva…). Pero dar el salto del mundo analógico al digital no solo es cuestión de tecnología, precisa del desarrollo de nuevas habilidades que no son tecnológicas (soft skills) y que tienen que ver con nuestra capacidad para crear posibilidades con otros, innovar, trabajar en equipo, emprender y liderar. La curva de aprendizaje y la implantación de las competencias digitales es rápida, frente a las soft skills, cuyo desarrollo es más complejo y difícil.
No es posible una transformación digital con individuos y organizaciones de mente analógica.
No puede haber administración digital con funcionarios analógicos, por muchas tecnologías y aparatos que manejen.
No es factible tener empresas digitales con un modelo de gestión tradicional de liderazgo vertical y gerentes-capataces, por muchas tecnologías disruptivas que apliquemos.
No es posible acceder a las formas de producir riqueza revolucionaria con las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial desde un sistema educativo que reproduce mentes analógicas (personas que memorizan y repiten), pues dichas funciones son las primeras en ser digitalizadas.
No puede haber ciudadanía digital si no poseen habilidades para crear valor con la tecnología; no basta con ser usuarios, hay que saber crear economía (nuevos productos y servicios) con ella.
Toda revolución tecnológica y productiva se sustenta en un cambio de paradigma que obliga a las personas y organizaciones a acomodarse a sus nuevas reglas, quienes no se adaptan, tarde o temprano terminan desapareciendo o convirtiéndose en irrelevantes o marginales. En plena transformación digital, nuestras mentes siguen siendo analógicas, y esto nos va a traer muchos problemas.
Aprender de los errores del pasado y poner los cimientos para crear riqueza revolucionaria.
Países como España van a disponer de una oportunidad histórica para transformar su economía y modelo productivo en los próximos tres años, una emergencia positiva que trae el coronavirus; la cuestión es si tendremos el diagnóstico correcto y el plan adecuado para hacerlo.
La revolución digital y sus ventajas en cuanto a disminución de costes, aumento de la productividad y creación de riqueza, no se materializa con el simple hecho de inyectar capital y tecnología. Necesitamos un plan para aprender nuevas competencias, y además hacerlo de forma rápida y práctica. No podemos caer en los errores del pasado, como cuando pensamos que la revolución de las Tecnologías de la Información y la Comunicación y la modernización de la educación pasaba por llenar las aulas de ordenadores conectados a Internet, sin darnos cuenta que los profesores eran analógicos; y parece que vamos encaminados a tropezar en la misma piedra.
La clave no es incorporar tecnología para seguir haciendo las mismas cosas y con el mismo propósito, sino tener una visión de futuro y un plan para transformar el mundo con esa tecnología.
Si no somos conscientes de que, para enfrentar la digitalización e incorporarnos a la Cuarta Revolución Industrial, partimos de una Administración del siglo XIX, un sistema educativo que amenaza ruina y un modelo de gerencia empresarial obsoleto, lo vamos a pasar muy mal, por muchas decenas de millones de euros que se inviertan en big data, blockchain, machine learning, realidad aumentada…
La propia Comisión Europea (que ya conoce nuestros defectos), duda si seremos capaces de absorber la financiación y utilizarla eficientemente, pues sabe que nuestras administraciones públicas son un mastodonte analógico que, aunque cuenta con ordenadores y otros medios tecnológicos, es una máquina arcaica e ineficiente.
Para abordar la digitalización, nuestros cuadros directivos, administraciones, empresas, trabajadores, profesores, estudiantes y ciudadanos en general, tienen que aprender a descubrir nuevas posibilidades, a hacer ofertas valiosas para los clientes, a colaborar, a crear equipos, a trabajar juntos… a navegar en la incertidumbre, a ser sensibles al cambio, a ser flexibles, a explorar las tendencias del consumo, los escenarios económicos, etc. Y todo esto en un mundo globalizado donde la competencia es atroz y despiadada.
Si quieres dar el salto a la digitalización sobre cimientos firmes, podemos ayudarte. Trabajando en el diseño de una estrategia y un plan, desarrollando habilidades directivas y para el emprendimiento con los equipos de dirección y los trabajadores, entrenando en la identificación y creación de posibilidades, inventando nuevas ofertas para los clientes… definiendo las tecnologías necesarias para la transformación digital y enseñando a los trabajadores a crear valor con ellas.