Archivo de la categoría: Liderazgo político.

Cómo conectar con la fibra sensible del electorado

RESUMEN DEL ARTÍCULO 

¿Por qué algunas personas olvidan sus principios y votan contra sus intereses? ¿Y por qué otras hacen exactamente lo contrario: sacrifican sus intereses para ser fieles a sus principios? La respuesta está en la dimensión emocional desde la que vivimos y decidimos.

Con el tiempo entendemos que estamos hechos de tres materiales: lo aburrido, lo vibrante y lo divino. Según cuál domine, nos volvemos personas vulgares, brillantes o elevadas. Y, naturalmente, nos sentimos atraídos por quienes despiertan en nosotros lo emocionante y lo selecto. Los griegos lo sabían bien y llamaron a estas formas de habitar el tiempo CronosKairós y Aión: lo anodino, lo vibrante y lo trascendente.

El mecanismo es sencillo: al escuchar a alguien, nuestra mente decide en segundos si lo que oímos nos empequeñece o nos eleva. Buscamos ideas audaces, selectas, capaces de sacarnos del gris de Cronos para llevarnos a la vibración de Kairós y, cuando es posible, a la plenitud de Aión. Por eso conectamos con quienes inspiran y nos alejamos de quienes nos empequeñecen.

En política sucede igual. Todos vivimos atrapados en lo prosaico —trabajo, tareas anodinas, preocupaciones—, pero seguimos necesitando a quien nos haga vibrar, a quien convoque a lo épico y nos invite a una aventura colectiva. Por eso las propuestas electorales deben abrir paso a un proyecto más grande: un propósito que dé sentido a la vida de la gente.

La política fracasa cuando olvida que las sociedades no mueren por falta de recursos, sino por falta de sentido. Y hoy, más que nunca, un milímetro de visión y vibración basta para inclinar la balanza.

Adelante!!!

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Propuestas políticas que cambiaron la historia

RESUMEN DEL ARTÍCULO 

Las ideas no cambian el mundo por su carga intelectual, sino por su capacidad para generar esperanza. En cada crisis, algunos liderazgos han sabido transformar el miedo en propósito y el escepticismo en acción. Roosevelt lo entendió al declarar “a lo único que debemos temer es al miedo mismo”, preludio de un Nuevo Pacto que devolvió control y dignidad. En la posguerra, Beveridge convirtió la caridad en derecho al identificar a los “Cinco Gigantes” y cimentar la seguridad social. Martin Luther King elevó la política a horizonte moral con su “Tengo un sueño”, demostrando que la igualdad se conquista primero en la emoción. Gandhi, Mandela y Deng rompieron fronteras emocionales distintas —miedo, odio, culpa— para abrir caminos de libertad, reconciliación y prosperidad. En Brasil, Lula hizo de Hambre CeroBolsa Familia una marca de dignidad visible para quienes habían sido invisibles.

Hoy encaramos la mayor revolución tecnológica de la historia: la Inteligencia Artificial. No basta regular ni administrar; necesitamos una arquitectura emocional del futuro que una razón e innovación con justicia y sentido. Un nuevo contrato social debe asegurar seguridad económica, propósito y libertad humana ampliada. La política debe recuperar su dimensión poética para enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo(el miedo, la exclusión, la irrelevancia), convocar un “nosotros” y ofrecer un camino nuevo.

Cuando me preguntaron hace unos años qué eslogan elegiría, respondí sin dudar: “Adelante”. Porque este tiempo oscila entre los que miran “atrás” y “adelante”. Pero con el eslogan, por sí solo, no basta: hace falta fe compartida y proyecto de futuro. Las sociedades no mueren por falta de recursos, sino por falta de sentido. La tarea es clara: resignificar la política y escribir juntos la próxima gran propuesta política para la nueva era de la Inteligencia Artificial.

Adelante!!!

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Seis claves y algunos trucos para reconquistar el alma del electorado

En una época de desafección política y ruido digital, las viejas fórmulas ya no sirven. Quien aspire a ganar unas elecciones debe entender que el poder no se conquista con promesas, sino con emociones auténticas, visión de futuro y una épica compartida.

El mundo ha cambiado, pero la mayoría de los responsables de las campañas políticas aún no se han enterado. Siguen aplicando fórmulas viejas a realidades nuevas. Por eso, un líder político inteligente debería poner su atención en otros aspectos decisivos, que no aparecen en los manuales de estrategia ni en el recetario de los “gurús” que suelen conducir a sus clientes a sonadas derrotas y espantosos ridículos.

Si alguna vez piensas presentarte a unas elecciones y te interesa una mirada diferente, sigue leyendo.

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Los 4 niveles de degradación de la política y el liderazgo.

Líderes con visión de futuro y un proyecto a largo plazo de 30 años o más para transformar la vida de su comunidad y conducirla a altos niveles de progreso y bienestar (primer nivel). Líderes con un programa electoral para 4 años que aspiran a dejar una buena gestión y no tienen una visión de futuro (segundo nivel). Líderes  con un programa inconcreto, atemporal e irrealizable dirigido a lo que la gente quiere escuchar aprovechando el desafecto a la política (tercer nivel). Líderes sin programa que se valen del desconcierto total para captar a gente desencantada en torno a un puñado de proclamas (cuarto nivel). Los primeros dejan un legado, los segundos entregan una buena hoja de servicios, los terceros destruyen lo hecho, y los cuartos rompen el sistema.

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El relato subliminal de la ultraderecha y el fascismo y sus mecanismos para asaltar el poder.

La ultraderecha y el fascismo hablan en clave de riqueza e identidad y la izquierda en clave de pobreza.

A la mayoría de las personas nos gusta que nos hablen y regalen el oído como si fuéramos ricos y especiales porque aunque sepamos que no lo somos, esa fantasía nos seduce. Que se nos considere miembros de un selecto club. Nos gusta que nos cuenten cuentos que nos saquen del anonimato, en los que nos convertimos en protagonistas por el simple hecho identitario de pertenecer a un determinado país, religión, raza o creencia. Aunque sean fantasías delirantes, esas historias calan con rapidez en nuestras mentes perezosas que prefieren adoptar y repetir mantras y consignas antes que pensar. Y cuando se cuentan millones de veces, las interiorizamos y normalizamos, terminando por elevarlas a categoría de verdad, escuchando solo aquellos mensajes que las refuerzan y rechazando los que las contradicen.

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