VERSIÓN RESUMIDA DEL ARTÍCULO
Una visión crítica de la LOMLOE y las leyes educativas en general
Las leyes educativas, como la LOMLOE, están llenas de buenas intenciones y planteamientos loables. Sin embargo, al aplicarlas, se revela la brecha entre una educación del siglo XIX, profesores del siglo XX y alumnos del siglo XXI. La LOMLOE, aunque ambiciosa, define un marco coherente que ofrece esperanza para enfrentar los desafíos actuales.
La LOMLOE establece que los alumnos, al finalizar su etapa educativa, deben adquirir competencias clave para enfrentar los retos del siglo XXI y construir su proyecto vital. Este currículo incluye objetivos, competencias, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación. Las competencias clave (comunicación, digital, personal, social, etc.) siguen las recomendaciones internacionales y son esenciales para el éxito formativo, aunque su logro es ambicioso. Las competencias específicas conectan las competencias clave con los saberes básicos y criterios de evaluación, asegurando coherencia en la enseñanza.
Los objetivos y las situaciones de aprendizaje permiten a los alumnos aplicar sus conocimientos a la vida real, desarrollando habilidades prácticas y relevantes. El perfil de salida concreta los principios del sistema educativo, preparando a los alumnos para enfrentar la vida real y participar activamente en la sociedad.
Existe una gran brecha entre el mundo académico y la realidad que se plasma en las leyes educativas y evidencia una ceguera en tor a las competencias que son realmente valiosas. Las leyes no cambian las realidades ni los contextos, y la LOMLOE no es una excepción.
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ARTÍCULO COMPLETO
Una visión crítica de la LOMLOE y las leyes educativas en general
Toda ley educativa no sectaria está cargada de buenas intenciones y planteamientos loables, que generalmente presuponen la preexistencia de un ecosistema propicio donde sus presupuestos pueden aterrizarse. Otra cosa es cuando hay que aplicarla y quedan a la vista las costuras de una educación del siglo XIX con profesores del siglo XX para alumnos y desafíos del siglo XXI. Aun así, la LOMLOE es una buena ley, porque define un marco coherente que, aunque con los mimbres existentes se convierte en un deseo irrealizable, al menos supone una esperanza para que la parte más entusiasta de la comunidad educativa pueda agarrarse a un clavo ardiendo a la hora de proyectar una educación que enfrente de verdad los desafíos del siglo XXI.
El Currículo enfocado para que el alumno desarrolle su proyecto de vida de manera satisfactoria
La LOMLOE establece que el alumnado, al concluir su etapa (Perfil de salida), debe haber adquirido un conjunto de competencias (Competencias clave) que le permitan hacer frente a los retos y desafíos del siglo XXI para lidiar personal y profesionalmente con las nuevas realidades y construir su proyecto vital (personal y profesional). De esta manera, el Currículo, como conjunto de objetivos, competencias, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de las enseñanzas reguladas en la ley, estaría supeditado a este fin.
Coherencia de las Competencias clave siguiendo las indicaciones de organismos internacionales con leves variaciones sobre la LOE
Las Competencias clave que establece la LOMLOE, entendidas como desempeños imprescindibles para que el alumnado pueda progresar con garantías de éxito en su itinerario formativo y afrontar los principales retos y desafíos globales y locales, son coherentes (comunicación lingüística; plurilingüe; matemática, ciencia, tecnología e ingeniería; digital; personal, social y de aprender a aprender; ciudadana; emprendedora; conciencia y expresión culturales), siendo en realidad un conjunto de deseos cuyo logro es tan ampliamente compartido como utópico.
Competencias específicas, Criterios de evaluación, Saberes básicos y Descriptores operativos
El mismo nivel de coherencia refleja el establecimiento de las Competencias específicas, como los desempeños que el alumnado debe poder desplegar en actividades o en situaciones cuyo abordaje requiere de los saberes básicos de cada Área. Son la conexión entre las Competencias clave y los Saberes básicos de las áreas o materias y los Criterios de evaluación.
Los Criterios de evaluación son los referentes que indican los niveles de desempeño esperados en relación con las Competencias específicas.
Los Saberes básicos (contenidos) son los conocimientos, destrezas y actitudes que constituyen los contenidos propios de un área y cuyo aprendizaje es necesario para la adquisición de las Competencias específicas.
Los Descriptores operativos, a través de los cuales se desgranan las Competencias clave y obtenemos los Criterios de evaluación, nos ayudan a dar coherencia al planteamiento y a encajar las piezas anteriores.
Objetivos y Situaciones de aprendizaje
Tampoco podemos poner mucho reparo a la definición de los Objetivos, entendidos como logros que se espera que el alumnado haya alcanzado al finalizar la Etapa y cuya consecución está vinculada a la adquisición de las Competencias clave.
Las Situaciones de aprendizaje se revelan como esenciales para que funcione todo el entramado de la LOMLOE. Definidas como situaciones y actividades que implican el despliegue por parte del alumnado de actuaciones asociadas a Competencias clave y Competencias específicas, y que contribuyen a la adquisición y desarrollo de las mismas, abren la puerta al desarrollo de actividades (proyectos) significativos donde el alumnado puede convertirse en actor de un aprendizaje significativo desde el diseño de su proyecto vital o la respuesta a la creación de ofertas valiosas enfocadas en satisfacer las necesidades de su entorno. Con esta herramienta bien manejada por el profesorado, se abre la puerta a la concreción de las Competencias clave y el Perfil de salida, implicando la gestión emocional (inteligencia emocional), la atención a las inteligencias múltiples, las metodologías activas (aprender haciendo, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje enfocado en retos, gamificación…). Del uso correcto de las Situaciones de aprendizaje dependerá en gran medida el futuro de la generación que hoy está dentro del sistema educativo, un desafío para el cual la gran mayoría del profesorado no está preparada.
La clave está en el Perfil de salida del alumnado. Un sueño y un deseo difíciles de concretar
El Perfil de salida del alumnado al término de la enseñanza básica concreta los principios y los fines del sistema educativo español, identificando en relación con los retos del siglo XXI, las competencias clave que el alumnado ha adquirido al completar su itinerario formativo. Es la piedra angular de todo el Currículo LOMLOE, el elemento que debe fundamentar las decisiones curriculares, las estrategias y orientaciones metodológicas en la práctica lectiva, el aprendizaje permanente y el referente de la evaluación.
Su consecución remite a la adquisición práctica de las Competencias clave para que la persona se enfrente a situaciones y problemas de la vida real, crear oportunidades, continuar su itinerario formativo, facilitar y desarrollar su inserción y participación activa en la sociedad y en el cuidado de las personas, del entorno natural y del planeta. Para ello, se toma como referente (que no está mal) los ODS, la Recomendación del Consejo de la Unión Europea del 22 de mayo de 2018 y el documento Key Drivers of Curricula Change in the 21st Century de la Oficina Internacional de Educación de la UNESCO.
Con ello, en teoría, se dotaría a cada alumno de las herramientas imprescindibles para que desarrolle un proyecto de vida personal, social y profesional satisfactorio, acercando la escuela a situaciones reales de la vida cotidiana y el entorno cercano para favorecer situaciones de aprendizaje significativas y relevantes con las que hacer frente a la complejidad de un mundo cambiante presidido por la Cuarta Revolución Industrial y la revolución de la Inteligencia Artificial. Todo lo cual conllevaría la adquisición de una actitud responsable desde una visión sistémica, consumo responsable, estilo de vida saludable, espíritu crítico, empático y proactivo, resolución pacífica de conflictos, aprovechar las oportunidades que ofrece la sociedad actual, aceptación de la incertidumbre y manejo de la ansiedad, cooperación y convivencia desde la diversidad personal y cultural, sentimiento de pertenencia a un proyecto colectivo en el ámbito local y global, habilidades para aprender a lo largo de la vida.
¡Todo magnífico sobre el papel! Un enfoque competencial del Currículo donde, por fin, la meta no es la adquisición de contenidos, sino aprender a utilizarlos para responder a las necesidades de la vida real, partiendo del aprendizaje significativo del entorno cercano y la proximidad local en conexión holística y sistémica con lo global. ¡Aplausos!
La LOMLOE: una gran obra teórica y conceptual
Hay que reconocer que la LOMLOE, como la Agenda 2030 y los ODS, son un punto de partida excelente como planteamiento general, adoleciendo de lo esencial: el desarrollo de voluntades, herramientas y competencias entre los actores que tienen que desarrollarlas.
En la LOMLOE, la magia aparece y todas las piezas que hemos desgranado con anterioridad encajan como un puzzle perfecto para dibujar un modelo educativo moderno y sin fisuras, preparado para dar respuesta a los desafíos del siglo XXI. Hasta ahí todo bien. Con la Ley en la mano y desde su marco teórico parecen resolverse todos los problemas de la educación. A sus teóricos hay que reconocerles la semblanza de la obviedad que realizan desde las referencias a leyes educativas anteriores y prescripciones de organismos internacionales.
Pero la realidad es que los alumnos salen preparados para habitar un universo que ya no existe y en el que hay una brecha abismal entre el mundo académico y el real, mucho más grande de lo que piensan las autoridades educativas y el profesorado.
Para configurar el Diseño Universal del Aprendizaje (DUA), se necesita un cambio radical en el paradigma del profesorado y del resto de actores del sistema educativo. Para desarrollar individuos que se desenvuelvan en el mundo del siglo XXI, se necesitan instituciones, equipos directivos y profesorado que entiendan qué es el siglo XXI.
No puede entrenar competencia emprendedora quien no es una persona emprendedora, no puede enseñar a aprender a aprender el profesor que no aprende de manera continua, quien es analógico no puede formar en el desarrollo de competencias digitales. Perro no forma a gato.
Las leyes educativas no cambian los marcos ni las realidades
Los cambios en el mundo son tan grandes y complejos que han dejado obsoleto al sistema educativo en su conjunto. Ante este panorama, las leyes educativas no transforman las realidades subyacentes; su abordaje es mucho más complejo y profundo, implicando cambios culturales y de prácticas globales.
Aunque está en el espíritu y los deseos de la LOMLOE el desarrollo de la creatividad, la innovación, el emprendimiento, el despliegue del talento o el liderazgo, esto no se consigue con descripciones o marcos teóricos.
Enfrentar los desafíos del siglo XXI tiene que ver con el cultivo de competencias y habilidades que ni siquiera se entienden en los círculos académicos y docentes, sin llegar ni a atisbarse en las leyes educativas, como aprender a descubrir e inventar posibilidades con otras personas, dominio de los actos del habla (que van más allá de la competencia lingüística), desarrollo de la sensibilidad, aprender a leer el tiempo histórico, educar el sentido y el criterio, aprender a interpretar la velocidad del cambio y las tendencias, descubrir y analizar las emergencias que surgen en las fronteras del conocimiento, desarrollar la recursividad, crear futuro y hacer historia, descubrir nuestras incompetencias para complementarnos con los demás, escuchar al otro como diferente y legítimo, hacer declaraciones transformadoras, realizar promesas valiosas, armar ofertas seductoras, cultivar las relaciones y crear equipos, producir impecabilidad, desarrollar fortaleza emocional para encajar los reveses de la vida, planificar y planear de manera flexible, evaluar permanentemente los avances, innovar por sistema, etc.
Sin esta perspectiva, la LOMLOE no cambiará nada en la praxis del viejo profesor ni en lo que se hace en el aula. Sin embargo, dará esperanza a aquellos docentes que les apasiona la educación; para el resto, será recordada como un fastidio aprender sus conceptos, hasta que venga la próxima ley (que no tardará mucho) a llamar a las cosas de forma diferente mientras, en la práctica, todo sigue igual.
Aun así, la LOMLOE abre una puerta a la esperanza porque crea el espacio para que los centros educativos y el profesorado más vocacional y comprometido puedan poner en marcha, a microescala, proyectos innovadores que, en un primer lugar, surjan como oasis, para luego ir conectándose entre sí, mostrando las buenas prácticas y los ejemplos a seguir al resto.
El aporte a los retos descritos por parte de Emprendedorex en forma de proyectos de innovación educativa se concreta en el el desarrollo de programas de intervención con centros educativos (equipos directivos, docentes, alumnado), creación de materiales educativos que completan el Currículo y el desarrollo de las Escuelas de Talento que abordan de manera práctica la adquisición de competencias clave que se escapan a las leyes y praxis educativa.
En realidad, todo está por hacer.
Adelante!!!