Y no me estoy refiriendo a los mangantes que roban gasoil, ni a los que realizan conexiones eléctricas clandestinas… No, no, nada de eso, estoy hablando de otros tipos mucho mas peligrosos, esos que cuando se acercan a ti, te amargan la vida y roban la esperanza allí donde se hacen presentes.
Estamos rodeados de personas y ambientes que limitan nuestro crecimiento, por eso debemos generar mecanismos para identificarlos y blindarnos ante ellos, so pena de quedar atrapados en sus redes y condenar nuestra existencia a la mediocridad. Y lo tenemos que hacer porque el mundo está lleno de personas inspiradoras y espacios sociales fértiles donde poder desplegar nuestro potencial y ser felices.
No podemos decidir el lugar ni el tiempo donde nacemos, nuestra familia, comunidad, religión, país o creencias. Eso lo traemos de serie. Lo que sí podemos elegir es a las personas con las que decidimos vivir y “cambiar las cartas” que la vida nos entregó para jugar nuestra propia partida y construir nuestro destino.
Si vives influenciado por personas tóxicas es porque quieres, no estás obligado a hacerlo (aunque sean de tu propia familia). Únicamente de ti depende romper los lazos que te atan a ellas. El peor enemigo para la realización personal no son los reveses que tenemos en nuestro caminar, al contrario, los fracasos son aprendizajes que nos regala la vida para seguir creciendo; lo peor son los ladrones de energía que nos chupan la fuerza y nos dejan agotados y exangües.
Ambientes que roban la energía y frenan el progreso.
Tienes que cuidarte porque los ladrones de energía anidan en todas partes: la familia, la escuela, la administración y la burocracia, las instituciones, los entornos laborales y las empresas, los medios de comunicación… Lugares donde la toxicidad es especialmente peligrosa porque solemos conferir autoridad a las personas que los gobiernan (padres y madres, funcionarios/as, presidentes/as, jefes/as, personajes públicos…).
Cuando alguien te dice: tú estudia una carrera y consigue un empleo…, no te compliques la vida…, no te salgas del redil…, aquí se te paga para obedecer órdenes no para pensar… Piensa que es muy posible que te estén robando la energía: ¡Mándalos a la mierda!
Las personas tóxicas son enemigas del talento y guardianas de la mediocridad.
Nuestra sociedad se basa en la mediocridad. Quien está por debajo de ella no es objeto de ataque, se le suele respetar y dispensar “nobles sentimientos” como la lástima y la pena. Sin embargo quien despunta se convierte en la diana, en el enemigo a batir, y es ahí donde aparecen los ladrones de energía para debilitar y reconducir al redil a los díscolos que quieren prosperar.
La envidia, que nace de un sentimiento de escasez, es la emoción colectiva de la que somos presa en la que elijo quedarme tuerto si los demás se quedan ciegos. La envidia es corrosiva y genera mecanismos sociales para neutralizar y segar la cabeza de quienes deciden sacar el cuerpo del lodazal de la mediocridad. Las personas tóxicas son el ejército de un orden social que no tolera el talento, el crecimiento, el progreso, la creatividad, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo; pegándose como sanguijuelas a quienes se afanan y esfuerzan por salir del promedio.
¡Cuidado que puede ser una persona tóxica!
Si tienes alguna duda de que una persona pueda ser tóxica, hazte estas preguntas cuando estás con ella y tú mismo hallarás la respuesta:
- ¿Te está engatusando para conseguir algo de ti en una relación de dependencia que se convierte en chantaje emocional?
- ¿Te intenta manipular?
- ¿Acabas pensando lo importante que es ella y lo insignificante que eres tú?
- ¿Acaba dañada tu autoestima?
- ¿Invade tu espacio vital?
- ¿Te envuelve de cariño pegajoso y falsa protección?
- ¿Es intrigante, inventa conspiraciones y enemigos por todos sitios para dirigir tu atención y debilitar tus resistencias?
- ¿Habla mal de las personas ausentes?
- ¿Es celosa de su posición y su ego?
- ¿Es pesimista y negativa?
- ¿Se victimiza con frecuencia?
- ¿Se alegra del fracaso ajeno y se molesta con el éxito?
Descubriendo a las personas tóxicas, palabras y expresiones que las delatan.
Por ahí se dice…Tú nunca podrás hacerlo…Lo hago por tu bien…Las cosas son así…No arriesgues, tú a lo seguro…Son malos tiempos y vienen peores…Sí, peeeero…Es que….Eso es muy difícil…Ya lo dije yo que no funcionaría…
En fin, miles de expresiones que buscan paralizarte y estancar tu vida.
Ten en cuenta que quien te habla mal de los demás, cuando te des la vuelta, acabará haciendo lo mismo contigo,y que los juicios que una persona hace de los demás, antes que de los demás, hablan de ella misma.
Si en tu relación con una persona aparecen varios de estos síntomas, ponte en guardia, a cada juicio negativo opón uno positivo, puede que te aleje de su diana, y si no es así, corta por lo sano. Cualquier situación posible tras la ruptura con una persona tóxica es mejor que perseverar en una relación que solo puede hacerte daño. Lo más productivo con los ladrones de energía y espacios donde habitan es establecer cuarentenas y cordones sanitarios en torno a ellos.
Recuerda que la autoridad que otorgas a los demás es un bien que tú administras ¡No concedas autoridad alguna a quien te roba la ilusión y la esperanza! ¡No permitas que nadie te aleje de tu sueño!
La toxicidad es invisible para quien la padece. Cuando preguntamos a mucha gente: usted conoce a muchas personas tóxicas, la respuesta es sí; sin embargo cuando la pregunta es: usted es una persona tóxica, la respuesta es no. Esto quiere decir que los ladrones de energía y los saboteadores de sueños, también están dentro de nosotros mismos y se hacen visibles en nuestro diálogo interior cuando nos cerramos las puertas a tomar iniciativas y a hacer cosas nuevas. En conclusión, todos tenemos en nuestro interior una carga de toxicidad que achicar, como punto de partida para construir una existencia más próspera y feliz.
Enfócate en las personas que te ayudan a crecer y en los espacios fértiles donde la vida florece.
Tanto ambiente corrosivo muchas veces nos impide mirar, concentrar nuestra energía y cultivar relaciones con las personas que nos “cargan las pilas”, las personas que nos inspiran. Y es ahí donde debemos enfocarnos, porque todos tenemos identificadas a personas y ambientes donde fluimos con la vida, el tiempo se trastoca y somos felices.
No pudiste elegir dónde nacer pero sí decidir dónde y con quien vivir.
La elección es tuya.
Adelante!!!
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