La ley universal e irrefutable para convertirte en un creador de riqueza infinita.

Todos nos hemos preguntado alguna vez dónde reside la capacidad para crear riqueza (material e inmaterial), por qué hay comunidades que en igualdad de condiciones generan prosperidad mientras que otras producen miseria, por qué hay personas que son fuente de abundancia frente a otras que lo son de escasez, por qué unos individuos crean mundos sutiles y los expanden mientras que otros los contraen y empobrecen, por qué hay personas que arruinan las relaciones allí donde se hacen presentes mientras que otras las dinamizan, por qué hay personas que todo florece a su alrededor mientras que otras lo marchitan… Todo el secreto reside en saber manejar dos habilidades muy básicas: hacer buenas promesas y pedir cosas a cambio de manera ponderada.

La ley de la transacción universal.

Todos los resultados que producimos en la vida personal, social, económica,  empresarial o laboral se basan en una serie de transacciones muy simples: hacer promesas valiosas y cumplirlas, y pedir cosas a cambio. La vida es un danzar armonioso entre promesas y pedidos, una transacción justa entre dar y pedir (quid pro quo) basada en el principio de ganar/ganar.

Pero veamos qué componentes tiene este juego universal para que lo puedas poner en práctica con maestría: concibe una propuesta motivante (pensar en grande), donde la otra persona esté incluida con un papel relevante (inclusiva), decláraselo a la otra persona. A partir de ahí haz una promesa valiosa a esa persona y pide algo a cambio.

El patrón de conversación universal para crear riqueza.

Voy a hacer esta cosa… He pensado en ti para que me acompañes… Prometo hacer esto para ti…. A cambio te pido que hagas esto por mí….

Lógicamente, este patrón es flexible y ha de adaptarse al contexto, pero es universal, todos los idiomas del mundo han inventado palabras para hacer que pasen estas cosas (declarar, prometer, pedir) cuando hablamos (actos del habla). 

Si pones en práctica este protocolo, será la base para crear una empresa exitosa, una pareja, una familia, un equipo, una organización, una amistad, una relación personal… Es la conversación fundamental para generar un bien, riqueza y abundancia; la piedra filosofal para abrir nuevos horizontes de prosperidad y crear nuevos mundos. Y para hacer todo esto, solo se necesita aprender a hablar incluyendo en la ecuación de la conversación una propuesta motivante, una declaración inclusiva, una promesa valiosa y un pedido ponderado.

No sabemos conversar para crear valor cuando hablamos.

Ahora analiza tus propias conversaciones y las de tu entorno: ¿Cuántas propuestas de valor llevan? ¿Cuánto motivan? ¿Qué promesas surgen? ¿Qué pedidos? ¿Qué ofertas se formulan? ¿Qué acciones desencadenan?… Y te vas a sorprender por su pobreza, por la ausencia de posibilidades que surgen en el conversar, por un estilo pobre de conversación que nos condena, sin inspiración, sin declaraciones transformadoras, sin promesas significativas, sin pedidos, sin ofertas… sin visión, sin posibilidades… y, por lo tanto, sin acción.

Cuántas veces nos frustramos porque en nuestras conversaciones no pasa nada, no se generan oportunidades, no se crea nada nuevo, no se moviliza a nadie… Y ahora, reconócete en un mundo pobre de conversaciones y reuniones sin sentido, donde una reunión nos lleva a otra y a otra… hasta introducirnos en una espiral de resignación, donde hablamos por hablar y no nos tomamos en serio imbuidos en un uso cínico del lenguaje, donde no se formulan ni se honran las promesas y los pedidos, y la palabra dada pierde su valor.

El lenguaje es generativo, crea realidad.

Todas las cosas valiosas que producimos como seres humanos surgen de una conversación donde se verbalizan y honran las declaraciones, promesas y pedidos. ¡No hay más misterio para crear la realidad y hacer historia! ¡No hay más secreto para crear una empresa, buscar un trabajo, poner en marcha un emprendimiento, formar un equipo,  liderar una causa o desarrollar el talento!

Aprender estas funciones básicas del lenguaje y la ética que de ellas se deriva, tendría que ser lo primero que aprendiéramos en la escuela, porque constituyen los cimientos para una existencia personal exitosa y una vida próspera en comunidad, de lo cual no solo depende la realización personal, sino la riqueza de las naciones. 

La ceguera ante la fuerza transformadora que se esconde en el lenguaje (dominio ontológico) está impidiendo la creación de valor y limitando el potencial humano.

Aunque todos tenemos el poder para concebir propuestas pensadas en grande, declarar, hacer promesas y pedir (hacer ofertas); muy pocas personas lo hacen con maestría, y ahí reside la diferencia entre unos y otros, lo que se manifiesta en los resultados divergentes que producimos actuando en el mismo contexto de posibilidades.

Cuando declaro algo importante, un mundo nuevo de oportunidades se abre para mí y los demás. Cuando prometo algo, estoy creando un futuro nuevo, estoy trayendo un bien para la otra persona, después de una promesa el mundo no vuelve a ser el mismo, la realidad cambia, una cosa que no hubiera ocurrido nunca acontece, una acción se pone en marcha y se ejecuta. La promesa me da pie a que pueda traer un bien, además de para la otra persona, también para mí, al poder pedir algo a cambio. La promesa es generativa (el futuro que ocurrirá mañana se está gestando en las promesas que se están haciendo hoy).

Cuando lo que se promete y lo que se pide a cambio satisface a ambas personas, cuando modulo bien las promesas y los pedidos, me transformo en un creador de ofertas, y, por ende, de valor. Y quien tiene las competencias para hacer buenas ofertas se convierte en una persona rica en todos los sentidos e incompatible con la pobreza y la mediocridad.

Cuando casamos una promesa y un pedido hemos generado una oferta, y las ofertas son el acto que dinamiza la vida social y económica de las comunidades. Toda nuestra vida económica y social es un entramado de declaraciones, promesas y pedidos (ofertas), es la base de todo (una nación, una institución, una empresa, una organización, una familia, un club, una asociación, una pareja, una relación, una amistad…). La vida florece y hace a la gente selecta y elevada cuando los referidos actos forman parte de sus prácticas, o la vida se convierte en un erial cuando se descuidan.

El patrón que te he mostrado parece sencillo, pero su manejo impecable lleva años. Aunque con el simple hecho de contemplar y tener presente su protocolo en tus conversaciones, podrás experimentar como mejoran tus resultados. Si perseveras con él, estarás en la ascendente que te convertirá en un creador de riqueza revolucionaria. Si esto se enseñara en la escuela, se expandiría la creatividad, la innovación, el emprendimiento, el liderazgo y el talento; a la vez que crecería el Producto Interior Bruto y el empleo, tendríamos una sociedad más igualitaria, respetuosa y ética.

Si quieres profundizar y mejorar en estas prácticas, puedes acceder a los más de 50 artículos y herramientas de este blog que hemos dedicado a la ontología del lenguaje.

Y ahora que has descubierto este filón, ¿quieres hacerlo con excelencia? Llámanos, te podemos ayudar.

Adelante!!!

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