Archivo de la categoría: Futuro

Cómo se genera  la energía que decide unas elecciones

RESUMEN DEL ARTÍCULO

Existe un termómetro infalible para predecir el éxito electoral que no tiene nada que ver con las encuestas ni el cálculo racional: la energía emocional que se respira en los actos públicos. La política se decide en el territorio invisible del deseo, y en ese ecosistema, quien logra elevar las expectativas gana por goleada a quien solo se centra en cubrir las necesidades básicas.

Vivimos un cambio de época impulsado por disrupciones tecnológicas y crisis sísmicas que reconfiguran la arquitectura emocional de la sociedad. En este tránsito, los partidos tradicionales cometen un error histórico: siguen hablando el lenguaje de la escasez y la gestión burocrática («el pan»), mientras la ciudadanía, angustiada pero deseosa, busca desesperadamente un sentido («el futuro»). Aquí es donde la ultraderecha y los populismos encuentran su autopista hacia el poder: llenan el vacío con relatos de abundancia, fantasías de identidad y enemigos culpables, convirtiendo la frustración en combustible político.

Los seres humanos no somos criaturas racionales, sino animales emocionales que racionalizan lo que sienten. Podemos soportar la pobreza, pero no la falta de horizonte. Mientras las fuerzas democráticas se limitan a administrar lo existente con un discurso asistencial que no inspira, sus adversarios despliegan una «reprogramación global de expectativas» basada en ilusiones que, aunque falaces, movilizan y generan adhesiones inquebrantables.

La conclusión es una alerta roja: si la política democrática no recupera su alma y empieza a articular un proyecto de futuro que emocione, movilice y devuelva el propósito a la vida de la gente, entregará el destino de la sociedad a los traficantes de ilusiones. Aún estamos a tiempo de construir un relato que reivindique la grandeza de lo posible frente a la facilidad de lo destructivo, pero el reloj corre.

Adelante!!!

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El sueño de vencer a la muerte con la Inteligencia Artificial

RESUMEN DEL ARTÍCULO 

La humanidad ha perseguido desde sus orígenes la posibilidad de escapar a la muerte y rivalizar en poderes con dioses y divinidades. Ese sueño, presente en epopeyas y mitologías, empieza hoy a ser un campo de trabajo de la ciencia gracias a la convergencia entre Inteligencia Artificial, biotecnología y medicina. Lo que durante milenios fue fantasía —alargar la vida, retrasar el deterioro, rejuvenecer el cuerpo— se ha convertido en una línea de investigación que avanza a gran velocidad.

El impulso procede, en parte, de los gigantes tecnológicos. Sam Altman, Peter Thiel, Jeff Bezos, Larry Page o Larry Ellison están invirtiendo miles de millones en proyectos que buscan añadir años de vida saludable, revertir procesos celulares o incluso preservar el cuerpo para un futuro resurgimiento. No se trata de excentricidades, sino de un nuevo campo científico que entiende el envejecimiento como un proceso reversible. La IA acelera descubrimientos, diseña fármacos, predice estructuras biológicas y abre escenarios que antes eran impensables.

Al mismo tiempo, los avances actuales son reales y verificables: reprogramación celular parcial, eliminación de células senescentes, gemelos digitales del organismo, terapias regenerativas y modelos de IA capaces de anticipar enfermedades antes de que aparezcan. La pregunta ya no es si podremos vivir más, sino cuánto más y en qué condiciones éticas, sociales y políticas.

Mirando a 2030, 2040 o 2050, no es descabellado pensar en una humanidad que supere los 120 años con buena salud. Incluso las hipótesis más audaces —órganos aumentados, nanorobots reparadores, preservación de memoria e identidad— empiezan a discutirse sin rubor en los círculos científicos y empresariales.

Los primeros seres superlongevos ya han nacido. Y quizá, sin saberlo, los primeros candidatos a una vida que desafíe lo que siempre dimos por imposible.

Adelante!!!

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Los procesos de adopción de la Inteligencia Artificial y las emociones que nos provoca

RESUMEN DEL ARTÍCULO 

La Inteligencia Artificial no es solo una tecnología: es una revolución emocional, cultural y cognitiva. Su irrupción ha sumido a las personas y organizaciones en una bruma de incertidumbre que despierta miedo, curiosidad y asombro a partes iguales.
En este viaje, atravesamos siete estados de ánimo que marcan nuestra relación con la IA. La IA-FOBIA surge del miedo a perder el control; la IA-PARÁLISIS ADAPTATIVA, de la resistencia a lo nuevo. Cuando llega la IA-SERENIDAD, aparece la aceptación racional que abre paso a la IA-CURIOSIDAD, motor del aprendizaje y la creatividad. De ella brota la IA-CONFIANZA, cuando empezamos a dominar la herramienta, y más tarde la IA-INSPIRACIÓN, que enciende el entusiasmo creador. Finalmente, alcanzamos la IA-ARMONÍA, cuando la tecnología se integra de forma natural en nuestra vida y trabajo.
Este proceso refleja el modelo de aprendizaje de Piaget: aceptación, asimilación y acomodación surgen tras un conflicto cognitivo que nos impulsa a reorganizar nuestras ideas y crecer. Así ocurre también con la IA: primero nos desconcierta, luego nos reta, y finalmente nos transforma.
El momento ¡wow! llega cuando, sin miedo, experimentamos con la IA y comprendemos su potencial. En ese instante, el aprendizaje se convierte en emoción y la tecnología en aliada.
La verdadera transición no es digital, sino humana: aprender a convivir con la IA sin perder lo que nos hace únicos. Ahí reside el desafío. Y también, la promesa del futuro.
Adelante!!!

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