La belleza en estado puro tiene su máxima expresión en el mundo rural. La belleza es el principal capital, la materia prima para crear riqueza en todas las facetas de la vida.
¿Sabremos apreciarla y ponerla en valor para generar economía y bienestar?
Reinvención, resignificación y rediseño del mundo rural.
Si con el simple slogan de “sol y playa” se creó todo un imperio turístico, surgiendo de la nada un destino universal a vistas del mundo y un desarrollo económico sin precedentes, para convertir la “España vacía que daba al mar” en la segunda potencia turística del mundo y el lugar de segundas residencias más codiciado por los nacionales y europeos; todo ello bajo el pobre argumento del calor, la arena y el agua salada, que a la postre son tres de los elementos más abundantes y denostados del planeta. ¿Qué podríamos lograr con otros recursos mucho más poderosos en torno a la riqueza natural, cultural, experiencial y de calidad de vida de la España LLena?
La propia dinámica del capitalismo y la globalización están arrasando con sectores enteros, llevando a la crisis a actividades tradicionales como el pequeño comercio, el taxi o la agricultura y la ganadería, al quedar sometidas y expuestas a las reglas salvajes de la oferta y la demanda.
Todos estos factores vienen a profundizar aún más en los problemas que arrastra el mundo rural, cuyo abordaje es muy complejo porque afecta a las propias reglas de juego del sistema capitalista, y más aún cuando la producción de alimentos y su control se han convertido en un valor especulativo de los grandes fondos de inversión.