A menudo nos quejamos de que los demás no nos escuchan, y cuando tenemos el poder para hacerlo lo malgastamos en filigranas, retórica, gustarnos a nosotros mismos o decir atropelladamente las cosas que sabemos para parecer más interesantes, desaprovechando la ocasión para producir valor para uno mismo y el auditorio.
Desde el discurso podemos desarrollar poder personal si somos capaces de generar afectación, descubrimiento e inspiración para producir movilización, acción y transformación.
Las organizaciones inteligentes como las Universidades Populares (FEUP) están realizando en este momento el ejercicio de poner las luces largas, pensar colectivamente y diseñar su hoja de ruta hacia el futuro, teniendo en cuenta los nuevos desafíos y la búsqueda de nuevas respuestas a las interrogantes que plantea un tiempo líquido que por momentos se convierte en volátil. Toda una tarea que se concreta en la elaboración de un Libro Blanco, una carta de navegación que nos permite saber de donde venimos, donde estamos y hacia dónde vamos.
Dicen que hay personas que ven el futuro, yo no lo creo. De lo que sí estoy convencido es de que hay personas enfocadas en descubrir posibilidades, observar tendencias, proyectar escenarios de futuro y actuar (“actuarios”). Y lo estoy porque conozco a algunas y busco pasar con ellas el máximo tiempo posible.
Los visionarios (si los hubiere), no cambian el mundo, los actuarios sí. Los que ven el futuro son como el yeti, muchos dicen que existe pero nunca ha comparecido en público. Los “actuarios” proyectan escenarios y calculan riesgos, pero sobre todo, actúan.
Conozco muchas universidades que ofrecen titulaciones de Historia (yo estudié Historia). Desde mi punto de vista, entre los objetivos de la educación están: ayudar a alcanzar la felicidad, dar una ubicación en el mundo, transmitir la cultura, ayudar al desarrollo profesional y a ganarse la vida, y enfrentar con garantías el futuro. Para esto la importancia de estudiar historia es grande, pero en la misma lógica, no es menor dedicar un tiempo valioso a construir y habitar el futuro. En este nuevo currículo podrían entrar materias como: inventar mi proyecto de futuro, analizar tendencias, recrear posibles escenarios en la tecnología, pensamiento, productos, servicios, inventar futuros con otras personas ¿No creen que esto tendría un valor trascendente para nuestros jóvenes y la sociedad?
Hacia una Europa bauhaus habitada por ciudadanos neobauhausianos.
Igual que en 1919 el Manifiesto Bauhaus nos abrió a un nuevo
tiempo (Walter Gropius), una proclama que declaraba entre otras cosas:
deseemos, proyectemos, creemos todos juntos la nueva estructura del futuro…
Ahora, en 2021, nos corresponde dar a luz un manifiesto para la Nueva Bauhaus
Europea. Un ejercicio imprescindible para hacerla realidad que nos ayude a
teñir de color bauhaus (bauhausizar) todas las facetas de nuestra vida, y de
esta manera convertir todos nuestros espacios y actividades en espacios y
actividades bauhaus: fábricas bauhaus, empresas bauhaus, comercios bauhaus,
viajes bauhaus, colegios bauhaus, universidades bauhaus, administraciones
bauhaus, laboratorios bauhaus, ciudades bauhaus, viviendas bauhaus, artículos
bauhaus, hospitales bauhaus, talleres bauhaus, granjas bauhaus, alimentos
bauhaus…
Todo tiempo nuevo requiere un gran acuerdo social que ponga las bases para su desarrollo, y la Nueva Bauhaus Europea va a necesitar una movilización social sin precedentes para hacer realidad este gran proyecto colectivo.