Descubrir mis incompetencias y limitaciones. Una competencia clave para el siglo XXI.

Como seres humanos somos extraordinariamente incompletos y limitados. Nuestra ventaja competitiva respecto al resto de especies reside en la superación de nuestras carencias mediante la colaboración y cooperación entre individuos. De esta manera podemos obtener una versión ampliada de nuestras propias posibilidades cuando tenemos la capacidad para introducir en la ecuación de nuestros planes a los demás como colaboradores necesarios.

No podemos aspirar a adquirir todo el conocimiento y ser competentes en todo porque nos quita poder y nos cierra posibilidades.

Nos enseñaron que para tener éxito había que acumular y memorizar todo el conocimiento posible. Y en esta deriva acabamos olvidando que una cosa es saber cosas (conocimiento teórico), y otra es saber hacer cosas (conocimiento práctico y aplicado para generar valor). Pero en el mundo de hoy, más importante que saber muchas cosas es desarrollar visión, sentido, criterio, capacidad de seducción, organización y gestión emocional. 

En la actualidad nadie puede competir en conocimiento con otra persona que tiene un smartphone en sus manos. Aprender a mirar los cambios históricos, las realidades que emergen, las tendencias o inventar posibilidades con otros es una tarea más productiva que memorizar datos e información. Si tienes la cabeza llena de conocimientos y no sabes qué hacer con ellos, es como si la tuvieras llena de garbanzos. Lo importante no es lo que sabes, sino las habilidades para hacer cosas valiosas con ello.

La ventaja competitiva que nos proporciona descubrir y aceptar nuestras limitaciones y cegueras.

Si proyectásemos el conocimiento universal como un gran puzzle, por nuestras propias limitaciones, solo podríamos aspirar a reunir unas pocas piezas de ese tapiz inabarcable y en continua expansión y obsolescencia. Por eso debemos aceptar sin rubor nuestras carencias, buscando identificar y complementarnos con las personas que tienen las piezas que nos faltan.

No ocultes tus limitaciones, reconócelas y pide a las personas de tu confianza que te ayuden a aflorarlas. Sé consciente de ellas y no pretendas ser bueno y competente en todo porque te cierras a posibilidades. Rodéate de personas competentes en aquellas cuestiones en las que tú no lo eres. Aprende a decir “no sé” con naturalidad y a pedir ayuda para poner luz en tus cegueras.

 Las 5 preguntas para trazar el mapa de mis incompetencias y complementarme con los demás.

1. ¿Qué sé? (¿qué conozco?).

Me ayuda a identificar el panorama general (mapa) de los conocimientos que necesito para llevar a cabo un plan y tener una visión panorámica de lo que pretendo hacer.

2. ¿Qué sé hacer?

Qué competencias y habilidades prácticas tengo y cuáles me faltan para hacer lo que quiero hacer. Me ayuda a buscar las personas con habilidades que complementan las mías.

Desde estas dos preguntas puedo saber qué tengo y qué me falta para lograr mi propósito.

3. ¿Quién soy ahora?

Me da una visión clara de mi lugar de partida, de mi identidad y posibilidades.

4. ¿Quién quiero llegar a ser?

Me ayuda a visualizar a dónde quiero llegar y, en consecuencia, qué tengo que aprender y qué ayuda tengo que pedir.

5.¿Qué voy a ofrecer a los demás?

Qué oportunidad voy a ser para los demás, qué valor voy a crear para ellos.

Somos seres llenos de lagunas que solo podemos cubrir con ayuda de otras personas, abandonando la idea romántica del individuo que se hace a sí mismo y empleando las energías en invitar a los demás a vivir grandes aventuras, crear equipo y trabajar juntos.

Incluso las personas más versátiles del Renacimiento o las mejores mentes de la historia, no podrían brillar ni competir en la actualidad en muchas disciplinas, porque los grandes desafíos de hoy requieren procesos de cooperación a gran escala y trabajo en equipo.  La ventaja competitiva en el mundo actual no reside en llegar a ser el individuo que más cosas sabe, sino aquel que mejor conoce sus limitaciones y tiene la capacidad de convocar a una comunidad de personas que se complementan. El reto es construir organizaciones inteligentes (inteligencia colectiva) que piensan y sienten y actúan como si fueran una única mente, un único ser.

Adelante!!!

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