¿Cómo surge una persona emprendedora? ¿Qué fuerzas intervienen en su configuración? ¿Cómo se entrena? ¿En qué competencias?… El patrón que rige en los dominios de la creatividad, la innovación, el liderazgo y el emprendimiento.
1. Creatividad, innovación, liderazgo y emprendimiento son realidades que se constituyen en el conversar.
En los 3 ejes conversacionales del ser humano: las conversaciones que mantengo conmigo mismo, con otras personas y con el misterio de la vida (Martin Bubber). Dependiendo del sentido de esas conversaciones y de las respuestas a las preguntas: ¿Qué es el ser humano? ¿Cuáles son sus límites? ¿Qué puedo intentar? ¿Qué puedo alcanzar? ¿Qué puedo aprender? …; será mi interpretación del mundo, condicionando mi apertura o cierre de posibilidades para el desarrollo de esos dominios.
2. Mi concepción del mundo: ¿Yo soy así? ¿Yo puedo cambiar?
Una larga tradición de pensamiento de más de veinticinco siglos (metafísica) define al ser humano como realidad fija, eterna e inmutable. De ella nace la frase más desafortunada de la historia de la humanidad: Yo soy así. Y sus derivadas: El mundo es así, las cosas son así, así se ha hecho siempre… Esta premisa es el cerrojo para bloquear cualquier proceso emprendedor.
Sin embargo, si elijo la otra postura: Yo puedo cambiar, puedo incidir en el curso de las cosas, puedo hacer una diferencia…; y esa actitud la proyecto en mis 3 ejes conversacionales, el panorama de mis posibilidades, acciones y resultados cambia radicalmente.
3. El permiso: Admitiendo que puedo cambiar ¿me doy permiso para hacerlo?
La siguiente apertura consiste en darse permiso a uno mismo para actuar. La emoción de una vida auténtica parte de aprender a no pedir permiso a los demás para conducir la vida propia, a poner el control en uno mismo, a declararse responsable y a ejercitar el mayor bien que tenemos: la libertad desde la ética de los principios.
En este proceso son muchos los enemigos que tenemos que enfrentar: nuestra voz interior cuyo eco viene de siglos atrás, las conversaciones pobres y autolimitantes (código restringido), pedagogías invisibles en las que nos hemos educado, cultura de la resignación, creencias religiosas…
4. La legitimidad de tener un deseo. Sembrar un deseo en la mente.
Darse permiso para construir un deseo y trabajar la disciplina para imaginarlo ya realizado, es el primer movimiento para alcanzar una meta, un propósito, un proyecto. Y cómo, desde el compromiso con el mundo, conectarlo con un gran desafío de la comunidad para generar sentido de la contribución y el legado. La idea no es vivir para siempre, la idea es crear algo que sí lo haga (Andy Warhol).
El deseo desarrolla nuestro sentido de la visión, permite que podamos visualizar con gran intensidad la obra terminada, es la zanahoria en forma de misión que mueve nuestro cuerpo y emociones hacia el logro. Nadie puede construir una gran obra sin un fuerte deseo de fondo.
El deseo es la llave que abre la puerta a la firmeza en el creer, nos pone en la antesala de la acción (querer hacerlo).
Sólo desde la declaración: «Quiero hacerlo», se puede entregar las herramientas y el aprendizaje para entrenar a una persona en la cosa de crear, innovar, liderar y emprender. Si esta premisa no se da, necesariamente hay que trabajar sobre la concepción filosófica y de pensamiento de la persona, que está bloqueando las compuertas que abren a los mencionados dominios. Si no es así, de nada servirá que enseñemos a priorizar, planificar, coordinar… Será inútil, pues la persona no albergará energía emocional para llegar a la meta.
5. Creación del espacio emocional expansivo.
Sembrar un deseo, creer y querer hacerlo, genera la energía emocional para producir la acción (actuar, esforzarse). En el trayecto aparecerán desafíos, que para enfrentarse, convocarán al aprendizaje, que dejará de ser percibido como una pesada carga para convertirse en una oportunidad de crecimiento que lleva al logro. Sin deseo no hay emoción, sin emoción no hay aprendizaje (aprendemos cuando nos emocionamos)
El espacio emocional y el sentido de dirección hacia la meta activan la voluntad, el impulso, la movilización y la perseverancia para reponerse de los múltiples reveses y las situaciones encontradas con las que hay que lidiar en el proceso.
6. Escuchar, ofrecer, declarar, planear, priorizar, coordinar, evaluar.
Son las competencias que vamos a tener que adquirir cuando el resto de condicionantes estén activados. Con ellas nos conduciremos a la consecución de la meta. Además, las tenemos sistematizadas para su fácil aprendizaje.
Todos los recursos necesarios para construir tu deseo están a tu alcance.
Cuando excusamos nuestra responsabilidad de emprender ponemos demasiado énfasis en los recursos y su escasez (capital, conocimiento, recursos humanos…). Todos los recursos necesarios para crear, innovar, liderar y emprender; están a nuestro alcance, sólo tenemos que etiquetarlos y ponerlos en juego desde el ejercicio de la recursividad. Todo lo que una persona puede imaginar, otros pueden hacerlo realidad (Julio Verne).
El sistema, la cultura y las creencias limitan la creatividad, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo.
La continuidad de los poderes establecidos necesita individuos que perpetúen los esquemas del sistema sin salirse del orden establecido, para cumplir esa función está nuestro modelo educativo que reproduce individuos sumisos, entrenados para recibir instrucciones y ejecutar tareas estándar. El establishment determina lo que es lícito y lo que no, lo que es legal y lo que no, su objetivo principal es que se mantenga el orden de las cosas, y claro, desde esta reducida apertura, la acción creadora y transformadora queda limitada a su mínima expresión.
Conseguir una masa social crítica de creadores, innovadores, emprendedores y líderes; es esencial para producir riqueza y valor en nuestras comunidades y países, pero sólo será posible si somos capaces de retar a los fundamentos en los que se sustenta nuestro paradigma del mundo, y eso supone poner en tela de juicio todos los atavismos limitantes de nuestra cultura y los fundamentos de nuestra educación. Todo un reto para neutralizar una voz que resuena con fuerza en nuestro imaginario colectivo desde hace siglos y que forma parte del ADN de nuestro pensamiento.
Definitivamente los emprendedores surgen de retar el orden de las cosas, de poner en crisis los convencionalismos, de enfrentar los estándares culturales de su época, de transitar por las fronteras del conocimiento… Los emprendedores abren espacios inéditos y dan a luz nuevos mundos: en la creación artística, nuevos lenguajes, ciencia, cultura… También en la vida social, e incluso en la empresa (aunque son minoría, también hay emprendedores en la clase empresarial).
El fracaso estrepitoso de las políticas públicas en la producción de nuevos creativos, innovadores, emprendedores y líderes.
Los poderes públicos son conscientes de que la única posibilidad de salvar el «estado del bienestar» y la salud de las cuentas públicas es multiplicar la base de emprendedores. Por eso se han gastado ingentes sumas de dinero en este menester con resultados desastrosos, pensando que formar en los procesos de gestión y organización era suficiente, obviando la dimensión filosófica, trascendental y emocional que subyace en el fenómeno.
Las competencias básicas para la formación en creatividad, innovación, emprendimiento y liderazgo son comunes, además son lingüísticas. Todas ellas las hemos organizado en el mencionado modelo para su enseñanza – aprendizaje:
- Los 6 Dominios transversales: escuchar, declarar, afirmar, enjuiciar, pedir, prometer.
- Los 9 Niveles de excelencia: dirección, relaciones internas, relaciones externas, trabajo, aprendizaje, renovación, emocionalidad, planificación y evaluación.
Entrados en la segunda década del siglo XXI, nos queda por delante una ingente tarea para repensar un mundo que hace aguas por todas partes. Vamos a asistir a un rediseño global de la economía (empresas-mercado), sistemas educativos (educación) y modelo de gestión de las organizaciones (políticas-sociales…). Y esos procesos necesitan personas como tú, que se proyecten desde una nueva concepción de la creatividad, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo; adoptando nuevas competencias (6 Dominios, 9 Niveles de excelencia). Un futuro prometedor y lleno de emoción
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