En este artículo voy a compartir contigo un secreto que te ayudará a convivir con la incertidumbre y sacar partido a lo que haces, y lo voy a hacer desde mi experiencia personal. Lo que a mí me ha permitido alcanzar los objetivos que perseguía no ha sido el conocimiento, los títulos y calificaciones de mi expediente académico o la experiencia, sino mi entrenamiento para descubrir e inventar posibilidades donde otros solo ven problemas. Un ejercicio, que si lo realizas, puede cambiar tu manera de ver el mundo y tus resultados.
Asómate a la calle y verás todo un ambiente de tensión que se está gestando, y que va a ir a más en los próximos años: agricultores, taxistas, transportistas, comerciantes, autónomos, trabajadores desplazados por robots, millones de profesionales (administrativos, contables, supervisores, vigilantes, periodistas, abogados, trabajadores de la banca…) que ven peligrar sus trabajos y viven en una profunda zozobra al no ver posibilidades de futuro. Es la auténtica realidad que vivimos y que afecta de la misma manera a mis hijas y a la inmensa mayoría de los jóvenes que están estudiando o buscando trabajo.
Estamos en la encrucijada de un mundo que muere y otro que comienza a nacer. Aunque intuimos que el mundo que viene trae muchas posibilidades, en realidad no somos capaces de verlas, pese a los mensajes de los medios de comunicación, los gurús o las escuelas de negocio; la realidad es que no estamos preparados para reconocerlas y aprovecharlas porque no nos han enseñado este ejercicio en la escuela y no está en el ADN de nuestra cultura.
Dicho esto, lo que más me preocupa en este momento es que mis hijas, mis clientes, mis amigos y el resto de personas que me importan no vean posibilidades de futuro y se estanquen. De hecho, ahora percibo un desánimo general en la sociedad ante el sentimiento generalizado de desesperanza frente al porvenir. Me atrevo a decir que el pensamiento dominante que está en la cabeza de la mayoría de las personas es: “en lo que está ocurriendo no veo posibilidades de futuro para mí”, con el consiguiente peligro de caer en la resignación y el nihilismo.
La clave para poder ganarse la vida en este momento es aprender a descubrir e inventar posibilidades en lo que acontece, que en realidad es un torbellino mareante de sucesos donde todo cambia con rapidez de un día para otro, un trabajo que mi equipo y yo realizamos de manera conjunta con nuestros clientes, aliados y colaboradores: un secreto que te voy a revelar en torno a 10 claves.
1) Desarrollar un estado de escucha permanente.
El estado de escucha permanente no es un ejercicio puntual, es un entrenamiento de la mente que se consigue con la repetición de la práctica de la escucha hasta que se convierte en un hábito automático. De esa manera, yo estoy trabajando siempre (explorando posibilidades) aunque no tengo que pensar en ello, esto tiene truco porque para lograrlo necesito entrenar otras prácticas que vamos a ver más adelante.
Por ejemplo: para mantener vigorosa nuestra empresa, mi mente está procesando automáticamente todo lo que perciben mis sentidos para descubrir las posibilidades de hacer nuevas ofertas a nuestros clientes, y esto lo hago cuando estoy en el baño, viendo la televisión, tomando una cerveza, conversando con otras personas o durmiendo.
2) Las posibilidades no son fijas, están cambiando permanentemente.
Son escurridizas y hay que estar mirando y escuchando en todo momento porque están apareciendo y desapareciendo de manera constante.
Por ejemplo: la crisis sanitaria del coronavirus trae oportunidades para quienes están viendo la posibilidad de fabricar y comercializar mascarillas.
3) La capacidad para ver posibilidades es cultural.
Por ese motivo todos no vemos posibilidades por igual, depende de la educación recibida, las normas sociales, los esquemas mentales y las prácticas culturales. Concretamente, nuestro marco cultural, no es favorable para que las personas descubran posibilidades.
Por ejemplo: las personas que pertenecen a ambientes más emprendedores como el Silicon Valley están más entrenadas para ver posibilidades que las personas que han vivido en un régimen comunista o las que se han criado en una dictadura.
4) Interpretar lo que la gente llama “problemas” bajo la etiqueta de posibilidades.
Lo que la gente llama crisis, queja o desazón; en realidad son posibilidades para la creación de negocio o de valor. Como yo estoy entrenado en este menester, cuando alguien me cuenta un problema, automáticamente estoy escuchando una posibilidad, mi foco no va a la desazón, va a la solución.
Por ejemplo: detrás de la escucha de los efectos perversos del coronavirus, hay personas que se quedan desoladas y otras que comienzan a crear posibilidades para vender productos de higiene, mascarillas, tutoriales para la profilaxis…
5) Cosecha, desperdicio y selección de posibilidades.
El ejercicio de recolectar posibilidades es parecido al trabajo del buscador de oro. Para encontrar una pepita (una buena posibilidad) tiene que mover toneladas de arena.
La inmensa mayoría de las posibilidades que observo, tengo que arrojarlas directamente a la papelera. Es posible que esté descartando alguna buena, pero para poder trabajar y producir resultados tengo que concentrarme en un número muy reducido si quiero probar con ellas. No me desazono cuando una posibilidad no cuaja porque sé que la cosecha que puedo hacer es infinita, esto me concede una ventaja frente a quien no está entrenado y queda paralizado cuando le falla una posibilidad.
Por ejemplo: mi equipo está entrenado para descubrir posibilidades y en un día normal podríamos “cosechar” en torno a 200 o 300, después de procesar miles de posibilidades podemos concretar 6 o 7 oportunidades, de las cuales finalmente surge una oferta o proyecto de valor para nuestros clientes.
Para mantener viva una actividad que produzca resultados, la máquina de cosechar posibilidades no puede parar porque lo que ayer era una oportunidad hoy puede ser algo obsoleto.
6) Cultivar la sensibilidad de cada persona para que pueda ver más posibilidades.
Una persona es capaz de ver más posibilidades en aquello que le apasiona, por eso, para descubrir e inventar posibilidades hay que exponer a cada persona a lo que es sensible. A mí me apasiona todo lo que tiene que ver con la innovación en la educación, entonces mis sentidos se concentran automáticamente cuando aparece algo de ese tema en televisión, un periódico o una conversación en las redes sociales.
Por ejemplo: mi hija es una apasionada del mundo de la moda, continuamente la estimulo con información y actividades relevantes en ese ámbito, su capacidad para ver posibilidades va creciendo poco a poco.
7) Crear conversaciones, vínculos y espacios de relación con otras personas con las que se comparto sensibilidades.
Descubrir e inventar posibilidades es un ejercicio social que se perfecciona cuando entramos en contacto con otras personas a las que les apasionan las mismas cosas.
Por ejemplo: mi hija está descubriendo nuevas posibilidades relacionadas con la moda al formar parte de un círculo de amigos que estudian moda.
8) Observar las tendencias, los mundos (realidades) que están desapareciendo y las que comienzan a aparecer.
Para eso hay que desarrollar una visión panorámica y tener una noción clara de las tendencias en la economía, la tecnología, las fronteras del conocimiento, la evolución del consumo… y la capacidad de conectarlo con los intereses (pasión, sensibilidad) de cada persona.
Por ejemplo: para que mi hija aprenda a ver posibilidades en el campo de la moda, tengo que mostrarla cómo evoluciona el consumo a escala global, cómo el centro de gravedad de la economía está basculando del Atlántico al Pacífico, cómo las tendencias de la fabricación están evolucionando de los productos estándar a los personalizados…
9) Descubrir las voces (personas relevantes, tendencias, vanguardias) y seguirlas.
Dependiendo de lo que le apasiona, cada persona ha de identificar a las personas relevantes del mundo, publicaciones, perfiles en redes sociales y conectarse con ellas.
Por ejemplo: a mi hija le sugiero que se suscriba a las principales publicaciones y revistas de moda, que identifique las corrientes, los diseñadores, que siga en el día a día sus creaciones, que asista a eventos de moda.
10) Hacer cosas prácticas con las posibilidades que descubrimos o inventamos.
Descubrir e inventar posibilidades tiene sentido si decidimos hacer algo con ellas, de lo contrario puede ser un trabajo de cara a la galería. Muchos pensadores, científicos, artistas o inventores no obtienen el fruto de sus creaciones, simplemente porque no fueron entrenados en la cosa de ver posibilidades.
De hecho quienes sacamos partido a las creaciones de otros somos los inventores de posibilidades, al descubrir el valor que se puede crear con sus hallazgos, para lo cual no se requiere ser un experto en la materia, basta con idear una solución, armar una oferta, crear una red de personas (proveedores, trabajadores, financiadores…) y ponerlas a trabajar juntas.
Por ejemplo: Ford no inventó el automóvil, ni era un experto en mecánica, pero sí era un tipo avispado en ver posibilidades, así montó una red para fabricar vehículos en masa y creó la mayor industria de la historia.
Amancio Ortega observó una tendencia basada en el úsese y tírese (ciclo corto de vida de los bienes de consumo) y lo aplicó al mundo de la moda.
Al agotarse nuestros trabajos y formas de ganarnos la vida, quedamos poseídos por un estado de ánimo de zozobra, ante lo cual tenemos que cambiar de actitud y convertirnos en personas emprendedoras y protagonistas de nuestra propia existencia.
Buena parte de nuestras hijas, personas jóvenes, desempleadas y estudiantes están detenidas en medio de un atasco monumental ante la falta de expectativas y la ausencia de habilidades para descubrir posibilidades que puedan ser la base de su sustento.
Y ahora ¿no creen ustedes que la principal dedicación de padres, profesoras, educadores y orientadoras debería ser ayudar a jóvenes, trabajadores y personas desempleadas a descubrir posibilidades para encauzar su vida? El problema es que no saben hacerlo y sería lo primero que tendrían que aprender.
Y para eso necesitamos líderes políticos que entiendan que aquí está el futuro de nuestra educación, trabajos, tejido productivo y sociedad del bienestar.
No es tarde, aún estamos a tiempo de dar un golpe de timón. Nosotros ya lo estamos haciendo.
Adelante!!!
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