El problema de fondo de la pobreza no es material, es espiritual, es un estado mental. No hay personas pobres, hay mentes pobres. La pobreza es el sentimiento contrapuesto al sentido de abundancia. Luchar contra la pobreza en el siglo XXI no consiste ya en que todas las personas estén alimentadas y vestidas, faltaría más, eso es un imperativo moral, una obligación de toda la sociedad; erradicar la pobreza supone poner los medios para que todas las personas puedan desarrollar su potencial.
