Miedo a perder el poder, miedo a perder la posición, miedo a perder la reputación, miedo a perder el trabajo, miedo a perder el patrimonio, miedo a perder la pareja, miedo a perder los hijos, miedo a perder la salud, miedo a perder la vida, miedo a la muerte… ¡Miedo! ¡Miedo en todas partes! ¡Miedo a todas horas! ¡Miedo en los pensamientos! ¡Miedo en los discursos! ¡Miedo en las conversaciones! ¡Miedo en las intenciones! ¡Miedo en las decisiones! ¡Miedo en las acciones!… ¡Miedo!
Si analizas cómo actúas, tus reacciones, las decisiones y cursos de acción que tomas en tu vida, observarás que en casi todas ellas está la raíz el miedo. El miedo es capaz de crear una cosa y su contraria, tesis y antítesis, fuente de rupturas y alianzas, de fidelidades y traiciones. Miedo, demiurgo universal donde emanan y se nuclean los elementos constitutivos del ser y la especie.
Nos unimos en comunidad, vivimos en pareja, estudiamos, trabajamos… porque tenemos miedo, miedo a la agresión, a la incertidumbre, a la escasez, a la soledad, a la pobreza, a la indiferencia, a la irrelevancia… miedo al qué dirán, miedo al error, miedo al vacío, miedo a la oscuridad, miedo al silencio.