¿Por qué hay tantas posibilidades y no somos capaces de verlas?

Las personas que nacían en la Edad Media tenían una o dos posibilidades en su vida, ahora tenemos millones delante de nosotros, el problema es que no estamos preparados para verlas y aprovecharlas. La cosa más importante que podemos aprender en estos momentos es a descubrir e inventar posibilidades. ¡Vamos a hacerlo!

Incertidumbre, aceleración, cambio y obsolescencia, son los rasgos que mejor definen nuestro tiempo. Una nueva realidad que rompe en pedazos una y otra vez los planes de futuro que levantamos. El futuro de una persona, empresa u organización depende de su capacidad para observar, descubrir e interpretar posibilidades en lo que acontece en el día a día; una habilidad a la que la mayoría de las personas somos ciegas.

Las posibilidades y su evolución a lo largo de la historia.

En el pasado las posibilidades que tenía una persona a lo largo de su vida eran como dianas fijas. Por ejemplo, una persona que nacía en la Edad Media, tenía definidas sus posibilidades desde la cuna (ser siervo, noble o religioso) en un mundo de oratores, bellatores y laboratores regido por un contrato social hermético. En consecuencia, no hacía falta aprender a descubrir posibilidades pues éstas eran escasas y reconocibles al entendimiento de cualquiera.

Avanzando en el tiempo, cuando la tecnología, la producción y la economía generaron un ecosistema más rico para desarrollar nuevas actividades, comienza a ser más decisiva la capacidad para analizar el entorno y descubrir nuevas oportunidades. La irrupción de la industrialización creó un espacio de juego donde las personas inquietas comenzaron a tomar protagonismo y poder. Y así, avanzando en la historia, las personas con habilidades para descubrir posibilidades han ido conquistando el poder y la influencia en el mundo. Sin embargo, no hemos reparado aún que es la cosa más valiosa que puede aprender un ser humano.

Aunque la habilidad para descubrir posibilidades y aprovecharlas marcaba la diferencia de una persona en los siglos XIX y XX, no era tan decisiva como ahora porque una realidad de por sí cambiante y líquida (Bauman) se ha convertido en volátil. En un entorno mutante, la principal opción que tenemos para ser exitosos es leer lo que acontece para desentrañar las oportunidades que aparecen.

Una persona que viene al mundo hoy, no nace en un escenario de 3 posibilidades como en la Edad Media o de 30 como en la Era Industrial, lo hace en una noria frenética de trillones de ellas que están apareciendo y desapareciendo a una velocidad endiablada. Y sin embargo somos ciegos a ello.

Las posibilidades para hacer cosas se propician desde el poder y se fraguan en la cultura.

Los sistemas totalitarios se caracterizan por limitar las posibilidades de las personas y someterlas al escrutinio y beneplácito del poder. Los países que han sufrido durante décadas los efectos de las dictaduras, dejan una impronta que permanece durante tiempo, limitando las capacidades de las personas para explorar y crear oportunidades con otras. 

Los espacios donde la burocracia, los funcionarios y la administración tienen un mayor peso (que suelen coincidir con aquellos de tradición más autoritaria), recortan la iniciativa de las personas. La burocracia mata las posibilidades y la innovación. La cultura funcionarial se basa en eso: en buscar argumentos para frenar las posibilidades. Y todo esto se traduce al final en la creación de pobreza material y espiritual en los países. 

Cuando desde el poder se potencian o limitan las funciones para que las personas puedan dar rienda suelta a sus iniciativas por un tiempo muy largo, se crea una cultura proclive o refractaria a las posibilidades. Así hay comunidades donde está muy bien valorado crear posibilidades y materializarlas en emprendimientos y empresas, mientras que en otras no. Países en los que los ciudadanos aspiran mayoritariamente a ser funcionarios y países donde los ciudadanos quieren ser emprendedores.

Si quieres descubrir cómo una persona o una comunidad se comporta ante las posibilidades, solo tienes que escuchar sus conversaciones. Y así comprobarás como en nuestra cultura, muchas personas ni siquiera se dan permiso para verlas, otras piensan que no están preparadas o legitimadas, y la mayoría solo es capaz de visualizar un número reducido de ellas (estudiar una carrera, aprobar una oposición, conseguir un trabajo de por vida…). Así, cuando la realidad destroza sus planes, quedan inermes y atrapadas en un callejón sin salida, víctimas de su falta de entrenamiento para inventar nuevos caminos y opciones.

En mi país, por ejemplo, la mayoría de las personas no saben conversar de posibilidades. Y esto es terrible porque en el límite de nuestro lenguaje está el límite de nuestras posibilidades. Hasta que no aprendamos a conversar de posibilidades y a trabajar para convertirlas en realidades (innovar, emprender, liderar), no podremos desplegar nuestro potencial en la ciencia, la tecnología, la industria, el trabajo…

En mi entorno cultural, más del 90% de las conversaciones sociales son para chismorrear, hablar de problemas, describirlos y formular juicios temerarios e irresponsables. Las conversaciones sobre posibilidades y compromisos de acción son mínimas y de ínfima calidad. Esto es síntoma de que no nos tomamos en serio y no tenemos confianza en nosotros mismos ni en nuestro futuro. Una desgracia.

Las posibilidades se pueden descubrir pero también inventar al hablar con otros.

Las posibilidades son móviles, dinámicas, aparecen y desaparecen de manera permanente, su visualización depende del entrenamiento y la apertura mental del individuo que las observa (cultura en la que se ha criado).

Además, las posibilidades las inventamos conversando con otros, es decir, no son solo emergencias que ocurren ahí fuera esperando a que las veamos y las aprovechemos (por ejemplo, el coronavirus trajo a muchas empresas la posibilidad de fabricar mascarillas); también cuando conversamos con alguien y a partir de la escucha de algo que no funciona inventamos una oferta para satisfacer esa necesidad a través de las promesas, pedidos y declaraciones que hacemos (por ejemplo, cuando prometo hacer algo valioso para ti, y tú aceptas, estoy creando una posibilidad para ti y otra para mí).

Las posibilidades definen nuestro estado de ánimo y el del mundo.

Aprender a descubrir y crear posibilidades es tan importante que condiciona el estado de ánimo de las personas y las organizaciones. Cuando no somos capaces de ver posibilidades en lo que acontece, nuestra mente genera este pensamiento automático: “no veo posibilidades para mí”. Y como consecuencia caigo en un estado de ánimo negativo que me paraliza. Un estado de ánimo dominante en el que en este momento están atrapadas la mayor parte de las personas y organizaciones del mundo. ¡Y todo porque no aprendimos a ver posibilidades!

El aprender a ver posibilidades determina que cada persona pueda alcanzar la mejor versión de sí misma y que las comunidades sean prósperas.

El poder que confiere a las empresas el ver posibilidades.

Donde es más observable la importancia de descubrir posibilidades para convertirlas en oportunidades es en el mundo de la empresa. Podríamos pensar que las grandes compañías, flanqueadas de sus reputados gurús, serían expertas en esta lid. Sin embargo, muchas de ellas sucumben por la importancia que dan a la experiencia frente a la creatividad y el desarrollo de habilidades para mirar lo que emerge e inventar futuros con sus clientes (escuchar, hacer nuevas promesas, crear nuevas ofertas, declarar nuevos futuros…).

Impresiona como gigantes económicos que tienen todos los recursos a su alcance para inventar el futuro, rodeados de expertos con másteres y doctorados en las mejores universidades, son incapaces de leer las emergencias, construir nuevas opciones y convertirlas en ofertas para sus clientes. Definitivamente, el conocimiento y la experiencia les está jugando una mala pasada.

En el siglo XIX o XX, una gran compañía tenía un ciclo de vida largo fabricando el mismo producto o haciendo la misma oferta. Bastaba hacer pequeños ajustes para lidiar con los imprevistos, en un escenario previsible era muy útil la planificación a largo plazo. Y en ese plácido ambiente vivieron como reyes los directivos de la mayor parte de las grandes compañías, sin preocuparse del arte de crear posibilidades más allá de sus discursos. ¡Cómo podían imaginar millones de inversores del mundo que la mayoría de gurús de las grandes compañías cotizadas en bolsa eran ciegos incapaces de ver y crear posibilidades!

Nokia, una empresa que se había dedicado a la industria del cobre y la fabricación de botas de goma, se enrumbó hacia la fabricación de teléfonos porque eligieron un gerente que era un ávido explorador de posibilidades, liderando una nueva industria de teléfonos móviles a nivel mundial. Esto me hace pensar que si hubieran elegido a un experto en fabricación de botas (recurriendo a la experiencia), la empresa no hubiera sido líder en tecnología.

Kodak, que tenía el negocio mundial de la fotografía analógica, todo un imperio económico, fue incapaz de ver la emergencia de la fotografía digital pese a tenerla en su propia casa. ¡Y todo porque sus directivos eran grandes expertos en fotografía convencional y completamente ciegos a los cambios!

Multinacionales como Telefónica, un mastodonte a punto de sucumbir, es otro ejemplo de mala práctica. Su falta de visión después de vivir durante décadas en la placidez de los monopolios y las prebendas, cuyos gestores fueron incapaces de ver el futuro y convirtieron un próspero negocio en un ángel caído, y por último en una compañía menor a precio de saldo que apunta a chicharro (empresa que pierde todo su valor en bolsa). Por el contrario, jóvenes y dinámicas empresas como Celnex o Amadeus superan ya con creces en el Ibex 35 a este zombie. Una compañía que ahora se arrastra intentando vendernos placas solares, alarmas y otras baratijas, o anunciando nuevos servicios de salud a través de telefonía, cuando esto tenía que haberlo hecho hace muchos años porque ese ya es un coto privado de gigantes tecnológicos como Google que están creando el médico universal  (Watson). Y es que en la empresa, como en la vida, quien no tiene visión perece, como Telefónica. Una lección que debemos aprender para no ser tan torpes como esta desgraciada compañía. 

Gigantes de la banca mundial como Santander o BBVA que tenían en su discurso la digitalización como meta, se afanan para vendernos algún seguro, sartenes o minucias varias. Aunque esgrimen el argumento del difícil entorno por los bajos tipos de interés y la caída de las divisas, no pueden ocultar su incompetencia para descubrir posibilidades y generar nuevas ofertas y negocios siguiendo el ejemplo de Nokia.

Compañías de los combustibles fósiles como Repsol se afanan por trasladar sus activos a las energías renovables (cuando podían haber comenzado a hacer sus desinversiones hace dos décadas), dejándose por el camino un 75% de su valor en bolsa.

Frente a todos estos desgraciados, Gigantes tecnológicos como Google, Apple,Tesla, Alibaba o Amazon, campan a sus anchas fruto de su capacidad para descubrir e inventar posibilidades, generando pingües beneficios en un contexto global de crisis.

Mientras, compañías emergentes de todo el mundo desbancan en los parqués mundiales a multinacionales otrora omnipotentes con sus huestes de viejas glorias de gurús y gestores. Si todos ellos fueron incompetentes para explorar, descubrir, crear y aprovechar oportunidades ¿Cómo vamos a serlo los ciudadanos de a pie con menos medios?

Y así podríamos analizar todos los mercados de valores mundiales, las empresas cotizadas en bolsa y los diferentes sectores (financiero, tecnológico, telecomunicaciones, automoción, salud, alimentación, energía…), todo lo cual nos dará una radiografía de como se comportan las posibilidades, lo dinámicas que son y cómo se crean al establecer alianzas con otros.

Aprender a descubrir posibilidades e inventarlas con otros.

Si lo que te estoy contando te resulta valioso, te voy a proporcionar una serie de claves para convertirte en un creador de posibilidades y que lo puedas aplicar de manera práctica a tu vida. Un ejercicio que te exigirá esfuerzo y dedicación para analizar de forma permanente los cambios globales que se producen en el mundo, las tendencias, la evolución de la economía, el mundo del trabajo, las fronteras de la ciencia, el conocimiento y la tecnología, el cultivo de nuevas habilidades para escuchar, prometer, pedir, declarar, hacer ofertas, dirección, gerencia, gestión emocional, trabajo en equipo, impecabilidad, planeación y planificación flexible…

10 claves para descubrir posibilidades.

5 pasos para trabajar el desarrollo de posibilidades.

El desafío de las políticas públicas enfocado al desarrollo de posibilidades.

Orientación profesional para trabajar las posibilidades con los jóvenes.

http://juancarloscasco.emprendedorex.com/orientacion-profesional-para-los-jovenes-de-hoy-un-mapa-con-4-pasos-y-15-habilidades/
El mayor legado y contribución que desde la educación podemos dejar a las futuras generaciones es desarrollar sus capacidades para descubrir posibilidades y convertirlas en nuevas realidades.
Adelante!!!

Un comentario en “¿Por qué hay tantas posibilidades y no somos capaces de verlas?

  1. Pingback: La vida es lo que nos ocurre mientras hacemos otros planes. Aprender a vivir en la incertidumbre y no morir de susto. | El blog de Juan Carlos Casco

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