La Inteligencia Artificial. La gran esperanza para cambiar una Administración y burocracia infames.

Una de las mayores insatisfacciones y desafecciones de la ciudadanía con las Administraciones públicas es su sistema burocrático ineficiente. Aunque tenemos internet ordenadores y todo tipo de tecnologías, su potencial no está siendo aprovechado para hacer la vida más fácil a las personas, una tarea a la que va a contribuir de manera decisiva la Inteligencia Artificial en aquellos lugares donde se permita su uso y no sea saboteada por los propios funcionarios y sus lobbies.

El poder en la sombra que frena el progreso.

La implantación de la IA en las Administraciones públicas, no solo es una cuestión de reducción de costes, es un asunto de eficiencia y calidad de vida para unos ciudadanos que están quemados con unas administraciones impropias del siglo XXI. Aunque en las últimas décadas se han producido avances espectaculares en los servicios que han contribuido a mejorar nuestras vidas, las Administraciones continúan siendo endogámicas e ineficientes, asentadas en prebendas y privilegios que están lastrando el progreso social.

En muchos lugares del mundo los funcionarios son el gran poder en la sombra y no se puede hacer casi nada sin su beneplácito, además quien ose criticar la función pública se convierte en diana de sus iras. Un poder intocable que la mayor parte de las veces está por encima de la acción de los representantes de la soberanía popular, que en muchas ocasiones ven boicoteadas sus iniciativas cuando tienen el atrevimiento de promover alguna mejora que altere su zona de confort.

Una sociedad desarrollada e inteligente tiene que utilizar todo el potencial de la Inteligencia Artificial para ir sustituyendo paulatinamente el trabajo funcionarial ineficiente. Algo que se va a imponer por puro sentido común y convertir en una tendencia imparable en las sociedades más avanzadas, le pese a quien le pese.

Tareas en las que se aplica la Inteligencia Artificial en la Administración.

Gestión y procesamiento de masas ingentes de datos. 

Automatización de procesos para tareas repetitivas y simplificación de tiempos.

Ofrecimiento de respuesta rápida al cliente (primero a preguntas recurrentes y atención personalizada una vez vaya evolucionando la tecnología).

Mejora de la experiencia del usuario, ofreciendo un servicio de atención personalizada que puede verse auxiliado por información cualificada y la utilización de recursos combinados (hologramas, realidad aumentada, etc.).

Interpretación y ofrecimiento de posibilidades y alternativas a los usuarios.

Detección de necesidades, sentimientos, estados de ánimo y patrones de comportamiento para ofrecer alternativas que mejoren el bienestar de las personas.

Detección de patrones de fraude y anomalías en la presentación de servicios (prevención del fraude en el pago de impuestos y prestaciones, análisis de comportamientos).

Filtrado de información y servicios a la carta.

Análisis e identificación de tendencias así como la predicción de nuevas demandas para orientar las decisiones y políticas públicas.

Sistemas de recomendación para ayudar a los ciudadanos a encontrar los servicios y programas gubernamentales que mejor se adapten a sus necesidades.

Análisis predictivo (crecimiento o decrecimiento de la demanda, aparición de nuevas necesidades.

Seguridad pública, optimización de rutas de transporte y un sinfín de tareas más.

Tecnologías basadas en la Inteligencia Artificial para realizar las tareas.

Tecnología de análisis de datos (big data).

Procesamiento de lenguaje natural (NLP).

Reconocimiento de imágenes, para analizar datos visuales en combinación con otras tecnologías como la realidad aumentada y las holografías.

Robo-advisors, para proporcionar asesoramiento y atención personalizada.

Análisis de sentimiento, para proporcionar información sobre los estados de ánimo y sentimiento.

Chatbots y asistentes virtuales.

Minería de datos, para descubrir patrones en grandes volúmenes de datos.

Redes neuronales, para realizar análisis predictivos en los usuarios y los contextos sociales.

Blockchain, para mejorar la seguridad y la transparencia.

Análisis de voz, para verificar procesos.

Y todo esto no es nada más que la punta del iceberg de la tecnología que se está desplegando en países como Estados Unidos, Japón, China o Corea para mejorar la salud, el tráfico o la seguridad. Una avanzadilla que nos lleva a un cambio de paradigma en la Administración que va a transformar su fisonomía y esencia.

La Inteligencia Artificial forma parte de la constelación de tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial que se integran en nuestros mundos urbanos y rurales.

En general, las tecnologías basadas en Inteligencia Artificial están hibridadas con otras tecnologías disruptivas de la Cuarta Revolución Industrial (big data, blockchain, robótica, programación, realidad aumentada) e  integradas en nuestros aparatos y dispositivos (smartphone, pantallas, internet de las cosas).

En el contexto descrito, la Inteligencia Artificial va a integrarse en nuestros entornos urbanos (Smart Cities) y rurales (Smart Rural) formando parte sustancial de ellos y transformando los servicios públicos tal y como los habíamos entendido hasta ahora.

Aunque las Administraciones públicas viven en unas inercias del pasado que les impiden hacer frente a los desafíos del futuro, el desarrollo de la Inteligencia Artificial va a tensionar sus estructuras, pues el ciudadano está experimentando las mejoras y la eficiencia en la prestación de servicios a través de la tecnología, y va a ser cada vez más exigente con una administración que no se mueve de su zona de confort.

Perder el miedo a la Inteligencia Artificial.

Al final, la Inteligencia Artificial se basa en el uso de algoritmos para procesar grandes cantidades de datos y tomar decisiones complejas. Si esos algoritmos son transparentes y validados por comités de ética nombrados por las instituciones en las que reside la soberanía popular, estaremos más seguros y mejor administrados que bajo el yugo de las decisiones arbitrarias de un poder funcionarial que nos tiene atrapados y sometidos a su voluntad y albedrío. Además la Inteligencia Artificial no se cansa ni se agota, puede estar trabajando de manera ubicua, 24 horas al día, 365 días al año al servicio de los ciudadanos.

Nuestra Administración no se sostiene por más tiempo como fue diseñada siglos atrás, si no es capaz de renovarse irá creciendo el descontento ciudadano y cayendo de su pedestal por la fuerza de la historia. Y ojalá los gobernantes tengan la visión y el arrojo para acometer una demanda ciudadana que es clamor, porque cuando hay un cambio en la infraestructura (tecnología, relaciones laborales…) y no se producen cambios en la superestructura (instituciones, gobernanza), se pueden producir crisis y estallidos sociales en cualquier momento.

Y la progresión de la Inteligencia Artificial no se quedará ahí, invadirá también el campo de la gestión, donde cada día se revelará como más eficiente que los humanos. Pronto tendremos inteligencias artificiales gestionando organizaciones y asistiremos a encendidos debates sobre si queremos ser gobernados por un algoritmo o por una persona. ¿Cómo alterará todo esto nuestra visión de la gobernanza y la democracia? Esto ya tiene la suficiente enjundia para ser abordado en un nuevo artículo.

Adelante!!!

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Un comentario en “La Inteligencia Artificial. La gran esperanza para cambiar una Administración y burocracia infames.

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