Ha muerto el homo academicus ¡Descanse en paz!

La tradición de la Ilustración y posteriormente la Era industrial consagró el ideal ciudadano académico. De esta manera dividió a la sociedad en dos grandes grupos: los académicos (personas con estudios universitarios o de similar categoría) y los no académicos.

La aspiración de cualquier familia o corporación era tener el máximo de «académicos» en sus filas, como garantía de éxito y reconocimiento.

homo-academicus

El influjo ilustrado que aún pervive en nuestros días sin haber sufrido excesiva erosión por los envites del tiempo, contribuyó sin duda a la democratización en el acceso a la educación y la cultura, y por ende al progreso y bienestar colectivo.

El acceso masivo a la universidad por las clases populares en el último tercio del siglo XX, fue un acto de justicia social para millones de obreros del campo y la fábrica, que veían como sus hijos se igualaban en oportunidades con unas clases sociales dominantes que hundían sus raíces en la tradición medieval. Sólo quienes vivieron esa época pueden sentir el valor del orgullo de unos padres avejentados por años de trabajo, miseria y privaciones, cuando decían: mi hijo ya es maestro, médico, abogado … Un acto de justicia mayúsculo, porque para millones de personas humildes supuso decir: mi vida ha valido la pena, me puedo morir satisfecho.

Hasta ahí todo muy bien. El problema es que el ideal académico masivo ha colapsado hace tiempo, y aquí no se entera nadie de la película. La locura colectiva por el academicismo que se manifiesta en síntomas como: todos debemos estudiar una carrera y 2 másteres, la verdad es lo que dice el académico, más verdad cuantas más carreras tenga, cuando habla un académico a callar todos…

La sociedad actual que es acción / innovación / emprendimiento / liderazgo. Se ve paralizada por la cultura académica anclada en el pasado, sin sufrir los ajustes del cambio de civilización en el que nos hallamos inmersos.

Toda regla tiene sus excepciones, existen espacios académicos donde rebosa la innovación y el emprendimiento, pero no dejan de ser marginales (Boston, Harvard) y reservados para las élites que ya están inventando y diseñando el futuro.

Nuestros mundos académicos son endogámicos, están obsoletos, la tradición impide cualquier brote de innovación y liderazgo, sus métodos son arcaicos … Han quedado relegados a fabricar profesionales sin alma y sin futuro, a condenar a una generación entera a la ansiedad de un trabajo por cuenta ajena que nunca va a llegar, a frustrar sus vidas.

El volumen de títulos universitarios se cuenta por millones, e igual que el dinero cuando se fabrica en masa, cuando circulan por el mercado de trabajo se devalúan con rapidez.

Con esto no estoy diciendo que la gente no estudie, sino que cambie su paradigma a la hora de estudiar, que lo haga para generar acción/innovación/emprendimiento/liderazgo, que lo haga para conducirse de manera autónoma en un mundo que ha cambiado, para inventar y dirigir su vida personal y profesional. Que las personas entiendan que los dominios de conocimiento críticos para el éxito no están en la inmensa mayoría de las universidades, que sus profesores son incompetentes en los saberes centrales para el éxito en el siglo XXI, y que si quieren ser exitosos tienen que buscar esos conocimientos prácticos fuera de sus universidades, tienen que salir de ellas y abrirse a una nueva forma de aprender.

La muerte del homo academicus es un hecho consumado. Rogamos una oración por su alma. Demos la bienvenida al homo emprendedoris. ¡Bienvenido al mundo! Tienes mucha tarea por delante.

24 comentarios en “Ha muerto el homo academicus ¡Descanse en paz!

  1. Antonio García Salas

    Comparto completamente esta reflexión. Y lo que cuesta que se enteren estudiantes, profesores, padres, responsables educativos y la sociedad en general.

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    1. Juan Carlos Casco

      Antonio, para mi es muy grato encontrar la sintonía de una persona de tu talla intelectual en este tema, estoy seguro que juntos podríamos hacer un aporte importante a la educación del futuro. Estoy a tu disposición.

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  6. juan carlos granado aedl

    Para los que somos de esos que sus padres querían que fuesen «algo en la vida» no nos resulta sencillo embarcar a nuestra prole en la guerra competencial en la que se ha convertido nuestra sociedad.
    Viéndolo con perspectiva, hay dos soluciones:
    1.- Estudiar
    2.- Emprender
    En cualquier caso, la formación transversal en Innovación, TIC, idiomas y mates (modelo nipón) es fundamental por lo que, mientras esperamos eternamente a que la educación y el empleo se pongan de acuerdo, no nos queda otra q formarlos en estas materias siempre que les «gusten», claro.
    Saludos cordiales

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  7. María Inés Blandino

    Hola Juan Carlos, excelente artículo! Aquí en Nicaragua a como dice la canción popular «ya el zopilote murió, ya lo llevan a enterrar, échenle bastante tierra no vaya a resucitar» Ya le estamos echando bastante tierra con la Universidad Abierta en Línea y el Programa Aprender, Emprender y Prosperar!

    Bueno, es maravilloso ver que cada día, mas personas como tú van develado las cortinas de los bastidores y expresado la realidad que para todos es muy conocida; pero que muchos han preferido quedarse en zonas de confort por una u otra razón. Ver y no ver esa realidad, para no enfrentarnos a los «súper académicos» quienes consideran estas rebeliones como un sacrilegio a la academia, aunque en el fondo de su ser y desde hace mucho tiempo, saben que ya no funciona. No hay peor ciego que el que no quiere ver!
    Adelante, vamos sumando al cambio de paradigma por una nueva educación que nos permita primeramente ser, para aprender, emprender y prosperar con un liderazgo humanista.
    Felicidades!

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