Una profesión exitosa y respetable a lo largo de la historia que va a serlo aún más en el futuro debido a la velocidad de los cambios y a la necesidad que tenemos de conferirlos sentido. Como seres humanos necesitamos orientar nuestras acciones y apoyarlas en relatos coherentes de la realidad. Por eso buscamos relatos influyentes en los que apoyarnos para trazar nuestro rumbo.
Para dar sentido a nuestra existencia compramos interpretaciones del mundo (filosóficas, religiosas), para orientar nuestras inversiones compramos interpretaciones de la marcha de la economía y los mercados, para enrumbar nuestra vida profesional compramos interpretaciones acerca del futuro del trabajo y el empleo, para crear nuestra imagen compramos interpretaciones de la estética, etc.
Somos seres gregarios que necesitamos adquirir relatos poderosos que se acomoden a nuestra concepción del mundo y a nuestros intereses. Y cuando nuestro mundo hace aguas, seguimos recurriendo a nuestros constructores de relatos para que nos lo reinterprete y reconduzca.
También somos generosos con el trato que les dispensamos: los analistas financieros rara vez aciertan, los consejeros laborales y profesionales se equivocan, los profetas del más allá juegan con ventaja porque nunca sabremos si su relato es verdadero o falso. Y sin embargo, seguimos echando mano de ellos.
El ser humano es relatodependiente.
Si entiendes esta afirmación tienes un gran poder en tus manos porque puedes pasar de ser consumidor a productor y proveedor.
La profesión con más pasado y más futuro que he conocido ha sido la de constructor de relatos, además es polivalente, funciona en todos los ámbitos y dominios en los que está presente el ser humano: política, economía, arte, cultura, ciencia… Curas, políticos, periodistas, educadores, jueces, abogados, literatos, artistas… Viven de la construcción y reproducción de relatos.
Tú puedes ser un creador de relatos y hacer una diferencia con tu vida allí donde esté tu profesión, vocación, talento o interés. Aunque es más cómodo seguir habitando los mundos que otros crean para el resto. En la vida tienes dos opciones: construir los sueños de otros o inventar el tuyo propio y trabajar para hacerlo realidad.
Claves para construir tu relato.
Tiene que portar una visión poderosa del futuro.
Ser auténtico.
Concernir a una comunidad de personas.
Conectar con el pasado de la gente y sus sensibilidades.
Convocar al futuro y a la acción.
Sustentarse en evidencias (no puede ser una ensoñación).
Ser memorable y fijarse fácilmente en el imaginario colectivo.
Para construir un relato movilizador, hazlo desde el futuro mirando al pasado, por ejemplo: sitúate en el año 2030 y desde esa fecha mira al pasado y danos una interpretación coherente de como ocurrió. Te lo propongo así porque nos han educado para seguir patrones del pasado, no para imaginar y ser artífices en la construcción del futuro. El resultado es que no estamos entrenados en la cosa de imaginar y edificar futuros.
Independientemente de donde se desenvuelva tu vida, organización, profesión u ocupación; permanentemente se están redefiniendo los relatos que las constituyen. Y así en todas las manifestaciones del ser humano: el arte, sus expresiones y lenguajes, la ciencia y sus fronteras (incluida la ciencia ficción como avanzadilla de nuevos mundos), la política, la salud, la educación…
Dos grandes categorías de creadores de relatos.
Los creadores de grandes relatos transformadores; que es justamente lo que te propongo para convertirte en una persona influyente en tu campo de interés, para reinventarte y ofrecer un mundo nuevo en tu ámbito de desempeño. Imagínate que tu actividad es la fabricación de chucherías, este podría ser tu relato: “los niños del futuro consumirán chucherías más saludables… vamos a reinventar ese mundo creando impresoras 3D para producirlas y dispensarlas, de esta manera uniremos consumo saludable, potenciación de la creación artística y experiencias memorables… salud, educación y ocio vendrán de la mano… y así desarrollaremos juntos una nueva industria responsable con la complicidad de niños, padres, educadores y sociedad en su conjunto…”.
Pertenecientes a una categoría inferior están los creadores de relatos menores que operan en todas las actividades, ellos conducen nuestras emociones acomodando lo que acontece a lo que queremos ver y escuchar, reinterpretándonos la realidad a favor de nuestros intereses, por ejemplo:
En política, tras los resultados de unas elecciones (datos objetivos), rápidamente los creadores de relatos elaboran una interpretación donde vienen a decir (salvo descalabro mayúsculo) que realmente quien ha ganado es su partido y los demás han perdido.
En las empresas cuando presentan sus cuentas (independientemente de como sean), la empresa califica sus resultados como extraordinarios.
En el deporte, los responsables y medios afines a cada club hacen un relato ganador de su equipo aunque haya perdido. Cuando el equipo contrario gana un trofeo lo degradan de categoría, enalteciéndolo cuando ellos lo conquistan.
En los datos del paro, los mismos datos y la misma realidad genera relatos diferentes y contrapuestos para gobierno y oposición.
En la muerte y su hecho mismo, su interpretación es diferente y contradictoria en oriente y occidente (para unos liberación y alegría, para otros pesar y tristeza).
El resultado: todos contentos con la interpretación de un mundo (relato) cuya realidad es múltiple y vive en la persona que lo compra, mientras que las organizaciones se apoyan para sus fines en mercenarios del relato que actúan sin escrúpulos a favor del mejor postor.
La estupidez humana no tiene límite, el que no se contenta es porque no quiere, el relato crea nuestra realidad, dicta lo que vivimos y sentimos como cierto. La mayor parte de la gente se afana en reinterpretar su realidad cuando ésta se desliza por derroteros que no le gustan, buscando en ese momento el rediseño del relato para acomodarlo a sus intereses.
Relato y verdad.
¿Cuál es la verdad y en consecuencia el relato verdadero? ¿Quién lo sabe? Y más aún ¿Se puede llegar a saber algún día, más allá de poder corroborar la existencia de relatos basados en afirmaciones verdaderas y juicios fundados?
La filosofía lleva milenios buscando la verdad a través del conocimiento, todavía no la ha encontrado. Nosotros no podemos asumir tan elevada empresa, bastante tenemos con llevar responsablemente el peso de nuestra existencia y conferir sentido y valía a nuestras acciones.
Hasta que la fuente de la verdad sea encontrada, debemos auxiliarnos del relato como instrumento valioso para seguir construyendo nuestro mundo, ayudando a las personas a elaborar los suyos propios para trazar sus cursos de acción, sustentándolos en datos comprobables y juicios fundados.
El “mundo real” no es el mundo, es el mundo que tú interpretas. La verdad (por ahora) no existe, es una quimera. Todo depende del observador que somos cada uno de nosotros, la realidad (el mundo que está ahí afuera) es una creación elaborada fruto de la interpretación. La realidad la crea el observador, somos seres interpretativos que al sumar a otros a nuestro relato, encauzamos y canalizamos la historia en una determinada dirección. Aunque nuestro relato no sea verdadero o comprobable, si es potente, tiene la capacidad para cambiar el mundo.
Quienes manejan los relatos y sus mecanismos de reproducción, controlan el mundo y juegan a su antojo con las etiquetas de lo bello, lo bueno, lo justo…; estableciendo desde su interés las categorías de héroe y villano.
El relato es la principal herramienta que tenemos a nuestro alcance para construir nuestros mundos (innovaciones, emprendimientos, liderazgos), revelándonos contra los cursos de acción que otros trazan para nosotros en el afán de conducirnos a la consecución de sus intereses.
La profecía que enuncia todo relato poderoso constituye el mundo, si es potente, no tardará en tener seguidores y apóstoles que la hagan realidad.
¿Cuál es tu relato? ¿Qué profecía Incorpora? ¿Cómo conecta con el sentir de la gente? ¿Cómo, cuándo, dónde y a quiénes lo vas a declarar?… Y si aún no lo has hecho ¿a qué demonios esperas para hacerlo?
Adelante!!!
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Me ha encantado. Creo que los relatos reales son los atemporales los demás son simples opiniones.
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