Al igual que el coronavirus aceleró la transición digital, la guerra de Ucrania lo está haciendo con la energética. La reconfiguración del mercado mundial de la energía es la última disrupción de un mundo acelerado y lleno de sobresaltos que nos impone cambios forzados en tiempo récord. Quien no esté dispuesto a vivir en esta vorágine y abierto a mirar los problemas en clave de oportunidades, mejor que se baje del tren ahora.
Sabían ustedes que la España de los años 50 y 60 del siglo pasado era un país atrasado, comido por la miseria, sujeto a una represión brutal y aislado del mundo. La imagen que Europa tenía de España se podría resumir en el sambenito “África comienza en los Pirineos”, incluso muchos europeos pensaban que en aquella España se podían cazar leones.
Los primeros intentos de una dictadura corrupta para lavar la imagen del país y abrirse al exterior se concretó en el eslogan “Visit Spain” (visita España), un mensaje con el que se pretendía vender un producto difícil de colocar, apelando a exotismos como los toros, las procesiones o el flamenco.
El mundo rural no se muere, realmente ya está muerto hace mucho tiempo, es una pieza de museo, aunque todavía vivan personas en los pueblos, lo que queda de él es un fósil. La tarea ahora es reinventarlo, no restaurarlo (los mundos pasados no se pueden restaurar), y para ello es necesario hibridar algunas de sus señas de identidad con elementos de la más rabiosa modernidad, como única posibilidad para que vuelva a cobrar vida, pero ya convertido en un mundo diferente.
El despoblamiento rural es una manifestación más del cambio de época cuyo tratamiento exige una visión de perspectiva histórica para visualizar su trayectoria y un nuevo liderazgo para abordarlo, pues no se trata de un problema concreto que pueda atajarse con recetas antiguas, sino de una consecuencia más de un terremoto que está sacudiendo los cimientos de nuestra civilización.
La voz ancestral de las generaciones pasadas no está muerta, nos posee y se manifiesta en nosotros, está en nuestro imaginario, forma parte de nuestra arquitectura de pensamiento, habla por nuestras bocas, actúa desde nuestros cuerpos y piensa en automático por nosotros…
Hasta que no desactivemos la ingeniería social que fagocita el talento, la creatividad, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo; éstos no arraigarán en nuestras comunidades.
El mundo rural, un sistema complejo en desequilibrio y riesgo de extinción. A continuación vamos a analizar la debilidad del ecosistema rural en una serie de artículos, al objeto de poder entender los factores, actores, relaciones y mecanismos que están operando en un “sistema ultracomplejo” como es el mundo rural, cuyos diagnósticos y recetas realizados desde las cátedras y despachos, en lugar de ayudar a su desarrollo, están cavando un poco más su tumba.