
RESUMEN DEL ARTÍCULO
Sigue leyendoTodos estamos siendo, o podemos ser, escuchados. Si revelásemos todos nuestros pensamientos y conversaciones privadas, no habría convivencia posible. La divulgación de nuestras conversaciones tiene el poder de destruirnos individual y colectivamente. Si esto se generaliza, no se salva ni el presidente ni el papa; no quedará títere con cabeza.
La mente humana es una máquina de enjuiciar la realidad y emitir juicios.Lo bueno es que los juicios no son verdad ni mentira; además, son dinámicos y cambiantes. Para manejar nuestros juicios, necesitamos poner filtros y diseñar una ética basada en la lealtad al ausente.
El desarrollo tecnológico y de la neurociencia nos va a permitir leer el pensamiento. Si el Estado no es capaz de garantizar la privacidad de las conversaciones, estamos perdidos.
Adelante!!!