RESUMEN DEL ARTÍCULO
En los últimos años, el mundo rural ha adquirido un rol clave como espacio de especulación y creación de valor para los fondos de inversión, impulsado por la crisis financiera de 2008. Tras el colapso de los activos inmobiliarios, los grandes inversores buscaron refugio en sectores relacionados con el medio rural, como la producción de alimentos, las energías renovables y los recursos naturales. La tecnología de la Cuarta Revolución Industrial también ha desempeñado un papel fundamental en este fenómeno.
El aumento de la población y la demanda de recursos esenciales, como agua, energía y alimentos, han potenciado la revalorización de los activos rurales. Este entorno, previamente subestimado, se ha convertido en un foco de interés para los operadores financieros, respaldado por políticas públicas que facilitan la inversión. Además, la compra masiva de tierras fértiles en África y Latinoamérica por parte de China, así como los fondos de inversión especializados en la cadena alimentaria global, son reflejo del creciente interés por el medio rural y el valor estratégico de sus recursos.
El espacio rural, además de ser un reservorio de recursos críticos, ofrece servicios ecosistémicos valiosos, lo que lo posiciona como un activo estratégico en la economía global. Factores como el despoblamiento rural, las migraciones masivas y el auge de la sostenibilidad han reforzado esta tendencia.
Inversiones en tecnologías avanzadas como inteligencia artificial, robótica y energías renovables, junto con sectores como la agricultura, la salud y el turismo, configuran un futuro donde el mundo rural estará estrechamente vinculado a los mercados financieros. Este cambio de paradigma transformará la identidad del entorno rural, conectándolo cada vez más con las dinámicas globales.
El futuro del mundo rural depende de su capacidad para adaptarse a esta nueva realidad, siendo necesario que sus actores asuman un papel activo y protagonista.
Adelante!!!
Este artículo ha sido escrito con la colaboración de Claudia Casco, analista financiera en MiraltaBank.
ARTÍCULO COMPLETO
El futuro se enciende al calor de los dólares. Para observar sus tendencias, basta con asomarse cada día a los parqués bursátiles y sus movimientos, que nos anticipan por dónde discurrirán los acontecimientos al albur de los flujos financieros y la concentración de capitales. En esta partida tienen cada vez más protagonismo los activos del mundo rural para el funcionamiento de la locomotora económica global.
El nuevo escenario para el medio rural tras la crisis financiera de 2008
El crash financiero de 2008, provocado por las hipotecas subprime, hizo que los grandes fondos de inversión que habían puesto sus tentáculos en los activos inmobiliarios entraran en pánico y buscaran refugio en activos más seguros, generándose un trasvase de capitales hacia sectores más próximos al mundo rural, como la producción de alimentos, energías renovables, recursos naturales (agua, bosques), y la aplicación de las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial a sus sectores productivos (inteligencia artificial, robótica, realidad aumentada, big data, blockchain…).
Una vez que estos activos se han revelado como un valor especulativo atractivo para los inversores, entre otras cosas porque 8.300 millones de bocas tienen la costumbre de comer tres veces al día (allí donde pueden), las ciudades necesitan agua potable, energía para poder funcionar, aire que respirar, materias primas para sus industrias o servicios básicos en alza relacionados con el consumo de ocio y naturaleza, a la vez que las políticas públicas crean marcos favorables para estas inversiones.
Todos los factores descritos vienen a resignificar el mundo rural como espacio de interés para los operadores financieros y la configuración de fondos de inversión con capacidad de atraer a millones de inversores que vieron esfumarse sus ahorros en crisis anteriores. A medida que aumenta el apetito por los “activos rurales”, estos revalorizan un entorno que se hallaba depreciado y contribuyen a acrecentar su atractivo.
Por otro lado, la compra masiva de las tierras más fértiles por parte de China en África y Latinoamérica, o los fondos de inversión especializados en la cadena alimentaria en productos como los frutos secos, el aceite de oliva o las macrogranjas, tienden a acaparar todos los eslabones de la cadena de valor, desde el campo a la mesa, en una creciente carrera sin freno por su control, que desembocará en tensiones, guerras comerciales y conflictos.
El espacio rural como reservorio de recursos críticos de alto valor especulativo
Servicios ecosistémicos, absorción de CO₂, alimentos, agua, energía, salud, materias primas, espacio de descompresión del estrés urbano, lugar de solaz y disfrute se han convertido en activos económicos de primer nivel que van a ser objeto de crecimiento en los próximos años.
Fenómenos globales y macrotendencias
El incremento de la población, la concentración de la población en megalópolis, el despoblamiento rural, los desplazamientos y migraciones, el crecimiento de la clase media a escala mundial, el aumento de la renta disponible y del bienestar, el incremento de la demanda de productos y servicios del medio rural o la empatía de los inversores con la sostenibilidad son factores íntimamente relacionados con las grandes tendencias de futuro (especialización inteligente, economía de la experiencia, movimiento slow, economía verde y circular, etc.).
Una posible estrategia de inversión para los principales emisores de capital sería considerar estas megatendencias globales y guiar sus decisiones enfocándose en la cadena de procesos y en los actores que impulsan estos cambios.
Detenerse a hacer un análisis detallado de los mecanismos que los provocan, ayudará no solo a comprender en profundidad los propios cambios, sino también a diseñar una narrativa clara, coherente y creativa sobre el futuro (algo que debería ser intrínseco a cualquier inversión multidimensional a largo plazo).
Destino de inversiones y fondos especializados en activos rurales
La compra de tierras, la producción de carne, la obtención de principios activos para la fabricación de medicamentos, bioalimentos, instalación de plantas de energía renovable, industrias agroalimentarias, minería del litio, tecnologías de producción avanzadas (inteligencia artificial, fabricación aditiva, robótica) constituyen una oportunidad para los fondos de inversión, en un momento que coincide con una gran masa de capital financiero disponible y un incremento de la productividad sin precedentes por la emergencia de las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial, con la Inteligencia Artificial a la cabeza y la concentración tecnológica NBIC (nanotecnología, biotecnología, infotecnología, cognitotecnología).
Las inversiones críticas en infraestructuras, materias primas y recursos antes descritos serán activos esenciales para crear nuevos fondos de inversión híbrida, en cuya composición entrarán compañías con tecnología punta para cerrar la cadena de valor en esos sectores, de los que ofrecemos a continuación un botón de muestra:
En Agricultura y Ganadería: John Deere, Trimble, Corteva Agriscience; en Industria y Manufactura: Siemens, ABB, Rockwell Automation; en Transporte y Logística: Tesla, Uber Technologies, FedEx; en Comercio y Retail: Amazon, Alibaba, Walmart; en Salud y Biotecnología: Intuitive Surgical, Pfizer, Medtronic; en Servicios Financieros y Banca: JPMorgan Chase, Goldman Sachs, Square; en Turismo y Hotelería: Booking Holdings, Expedia Group, Marriott International; en Energía y Recursos Naturales: NextEra Energy, Schneider Electric, Iberdrola; en Medios y Entretenimiento: Netflix, Disney, Spotify; en Educación y Formación: Chegg, Coursera.
El futuro del mundo rural depende en gran medida de alcanzar protagonismo en los parqués
Su oportunidad pasa por aprovechar los flujos de capital global en torno a sus activos, teniendo en cuenta que en el futuro se producirá cada vez más en menor superficie y con mayor tecnología. Las industrias de fabricación de carne sin animales y cultivos sin suelo, impresión 3D, principios activos, biomedicinas, producción, almacenamiento y distribución de energía, desalación y logística del agua, restauración de espacios naturales, custodia del territorio, sumideros de carbono, servicios basados en la creación de experiencias, especialización inteligente, han de ser lideradas por el mundo rural, siendo partícipe de los beneficios generados.
El futuro del mundo rural está en que sus actores, y especialmente los jóvenes, asuman el protagonismo y liderazgo de este cambio de paradigma, donde la tecnología va a transformar su realidad.
El espacio rural del futuro no se parecerá en nada a lo que fue, aunque queden de él quedarán reductos fósiles y recuerdos para nostálgicos; su realidad e identidad será radicalmente diferente. La concepción del territorio rural como ecosistema conectado con los mercados financieros será esencial, generando nuevas sinergias, acuerdos y fórmulas de colaboración con el mundo urbano, pues nos dirigimos a una realidad híbrida donde sus fronteras se diluyen.
Adelante!!!