Los Centros de Innovación Territorial (CIT) nacen bajo el impulso de la Secretaría General para el Reto Demográfico del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico. Y por primera vez entienden que el despoblamiento es un asunto que no va de cemento y hormigón, sino de procesos de cooperación masiva, integración de políticas, generación de alianzas y redes de colaboración, enfoque sistémico, visión holística, creación de ecosistemas territoriales, creatividad, innovación, emprendimiento, liderazgo, retención del talento, tecnología aplicada, cambio de relato, inteligencia colectiva, acción e ingeniería social, movilización de capitales (social, financiero, natural, relacional, emocional), gobernanza, especialización inteligente, etc.
El enfoque de los CIT ante un desafío civilizatorio complejo.
La problemática del despoblamiento rural es poliédrica y compleja. No estamos ante un desafío que se solucione con la inyección de capital, elaboración de leyes o decisiones políticas (aunque todas ellas son palancas necesarias que hay que poner en juego para su abordaje), se trata de una deriva civilizatoria de la globalización en la que los ciudadanos del mundo han decidido que lo deseable es vivir en ciudades, cuanto más grandes mejor. Un proceso planetario de un calado similar al que nos llevó hace milenios del Paleolítico al Neolítico.
El despoblamiento rural, como el cambio climático, son desafíos globales. El primero de ellos tiende a la concentración de la población en grandes ciudades quedando desiertos demográficos entre ellas y generando graves desequilibrios territoriales, económicos y ambientales. Para hacer frente a esta realidad, necesitamos repensar el hábitat humano desde un enfoque sistémico y una visión holística, sabiendo que para tamaña dificultad no hay varitas mágicas porque estamos enfrentados a propensiones, aspiraciones y deseos que han arraigado con gran fuerza en el imaginario colectivo, fraguado como ideales de vida de carácter poco racional.
Los CIT como una estructura nodal para dinamizar el medio rural.
El abordaje del reto demográfico precisa de una concepción de la realidad y el entorno como un ecosistema territorial sujeto a interacciones múltiples, algunos de cuyos elementos hay que reconstruir para iniciar un proceso de desarrollo. Y son precisamente los CIT los instrumentos que pueden ejercer esa función reparadora y dinamizadora de los elementos del ecosistema rural, asumiendo la función de nodos dentro de una malla que vertebra el territorio, actuando de puente y generando equilibrios y conexiones entre el mundo rural y el urbano.
Desde la estructura descrita se pueden orquestar las actuaciones de los diferentes servicios, recursos y actores que están presentes en los entornos rurales (ayuntamientos, mancomunidades, empresas, centros tecnológicos y educativos, representantes de la sociedad civil…) para trabajar de manera coordinada. Y sobre todo, de los Grupos de Acción Local que constituyen la red multiagente más sólida y consolidada fruto del trabajo y el capital social acumulado durante tres décadas, como instrumento que permea a toda la sociedad desde el enfoque bottom up y el método LEADER.
Los CIT como motores de la Cuarta Revolución Industrial, la especialización inteligente de los territorios y el cambio de relato.
Los CIT tienen una oportunidad histórica para implantar un modelo de quíntuple hélice (instituciones, tejido social, tejido económico, centros tecnológicos y educativos y grandes empresas y corporaciones) para trabajar coordinadamente en torno a un plan de desarrollo sistémico para el territorio (business plan). En esta lógica, pueden funcionar como hubs en torno a una unidad de acción, como un paraguas que integra
y complementa a todos los servicios y actores que operan en los entornos rurales para optimizar las políticas, programas y proyectos en materia de desarrollo garantizando su eficacia y eficiencia.
Los vectores esenciales para hacer frente al reto demográfico pasan por incorporar las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial al mundo rural (big data, robótica, programación, realidad aumentada, fabricación aditiva, blockchain) con la Inteligencia Artificial a la cabeza, la especialización inteligente y un cambio radical de relato e identidad de lo rural que lo asocie con la modernidad. Para ello son necesarias las interacciones urbano-rurales y la integración de los laboratorios y espacios tecnológicos disponibles en el entorno rural (Fab Labs, Red Circular-Fab, Madrid Rural Labs…) con los CIT, como motor para llevar la tecnología a todos los sectores y actividades productivas y la generación de nuevos emprendimientos e inversiones que dinamicen la vida económica y social del territorio.
Igual que la economía global y las ciudades están inmersas en un proceso de especialización inteligente, partiendo de un ejercicio de descubrimiento emprendedor para identificar en qué son buenas y pueden llegar a ser excelentes, cada territorio rural ha de secundar este ejercicio apoyándose en los CIT para generar economías de escala, productos y servicios diferenciados en conexión con las propensiones de compra de los consumidores en torno a las tendencias globales del mercado (economía de la experiencia, movimiento slow, bioeconomía…).
De la misma manera, los CIT pueden ser las antenas desde donde se muestre al mundo una nueva mirada de lo rural que cambie la percepción y el entendimiento de su realidad. Han de funcionar como embajadas rurales capaces de mostrar una nueva identidad rural que rompa sus tópicos casposos (viejo, vacío, vaciado…) y revele sus verdaderas esencias y oportunidades.
Los CIT como agentes movilizadores del capital local.
El capital necesario para activar los entornos locales va mucho más allá de los activos financieros. El mundo rural precisa la movilización de todos los recursos implicados para recuperar una población mínima capaz de construir una masa crítica desde donde iniciar procesos de desarrollo endógeno. Y todo ello implica reunir y conjugar todas las fuentes de capital posibles: capital natural, capital relacional, capital emocional, capital cliente… Y la conexión desde donde convocar a todos los actores necesarios que movilizan los referidos capitales pueden ser los CIT.
La importancia de formalizar los acuerdos entre las partes implicadas para sentirse actores importantes de una estrategia compartida.
Los seres humanos somos capaces de entregar lo mejor de nosotros mismos cuando nos sentimos partícipes de algo grande, cuando asumimos grandes retos y somos parte de la construcción de un legado. Y toda gran obra necesita su teatralización y liturgia en torno a una declaración fundacional motivadora, donde los acuerdos entre las partes queden reflejados en una agrupación de interés refrendada en una forma jurídica y un modelo de gobernanza basado en un liderazgo distribuido que prime el principio de acción e iniciativa de las partes frente a las mismas estructuras verticales y la burocracia.
Los CIT han nacido como pequeños oasis de esperanza dentro de un desierto que ha frustrado y fagocitado muchos esfuerzos e iniciativas en el pasado. Representan una propuesta renovada para refundar, resignificar y rediseñar un mundo rural acorde a los desafíos del siglo XXI. De su capacidad para seducir a la ciudadanía a través de sus iniciativas y capacidad para mostrar sus primeros éxitos, dependerá en gran medida su futuro.
El CIT como espacio de innovación social activador de nuevos proyectos económicos y sociales.
El mundo rural es mucho más que agricultura y ganadería, su futuro tenemos que construirlo con las piezas de la modernidad pensando en la generación de economía desde la digitalización para convertir el territorio rural en territorio inteligente, la producción de energía o la bioeconomía y la economía circular.
En el mundo del futuro el medio rural ha de jugar un papel más relevante aún que en el pasado para la provisión de alimentos sanos y saludables a un planeta que dispara su población a corto plazo, el abastecimiento de agua en un contexto de cambio climático, la producción de energía, el desarrollo de servicios sistémicos para el cuidado del medio ambiente o los servicios especializados para unos urbanitas que necesitan mecanismos de descompresión de sus tensionadas vidas (espacio cultural, naturaleza, recreo, solaz del alma y recuperación del cuerpo).
Los CIT han de erigirse en los espacios que convoquen a los actores necesarios (quíntuple hélice), movilizando su capacidad creativa y de innovación, potencial emprendedor, liderazgo y talento. Contribuyendo a crear una nueva cultura de cooperación desde la colaboración público-privada para dar respuesta a las nuevas necesidades de la sociedad desde el diseño y fabricación de nuevos productos y servicios. Han de asumir su papel de animadores, inspiradores, conectores, mentores, movilizadores, catalizadores, transmisores y motores del desarrollo local.
26 claves para orientar la acción de los CIT.
A continuación ponemos de manifiesto 26 claves que referenciamos en 26 artículos que aparecen al final de este y que de manera muy resumida expresamos en los siguientes conceptos: el mundo rural es más que agricultura y ganadería; hay que aprender a vender lo rural de otra manera; hay que revelar una nueva esencia rural de carácter estético e intelectual; creación de nuevos valores de marca territoriales (como los pueblos pueblos de los 5 minutos o los lugares de menos de 100 habitantes); resignificar lo rural en torno a sus principales elementos para crear nuevas identidades; desterrar del imaginario el sambenito de lo vacío o vaciado; entender la complejidad de los procesos civilizatorios; descubrir los discursos tóxicos que frenan la acción; conectar con las grandes tendencias del mercado; entender la importancia de la especialización inteligente; creación de un nuevo relato refinado de lo rural; entender la importancia de la digitalización y la creación de un territorio inteligente; entender el papel de los líderes locales como motores de los procesos; desentrañar la cultura rural y el papel que juega.
El futuro del mundo rural es posible gracias a los líderes y lideresas que piensan fuera de la caja, personas que se dejan cada día lo mejor de sí mismas y lo hacen con pasión, personas capaces de inspirarnos y movilizarnos, personas como Paco Boya, Jesús Ortega y tantas otras que cada día nos abren nuevos horizontes de futuro. Porque es el liderazgo el principal motor de los procesos. Y por eso, la mejor inversión del mundo es apostar por crear nuevos viveros de líderes y diseminarlos por el territorio rural.
Adelante!!!