Como puso de manifiesto Maslow en su pirámide, el objetivo último que persigue el ser humano es su realización desde el reconocimiento social. Sin embargo no nos dijo cómo hacerlo, por eso te dejamos aquí 5 pasos y un conjunto de pautas para trabajarlo.
El esfuerzo para alcanzar el éxito social entendido como reconocimiento y realización personal, no goza de buena reputación en una sociedad mediocre. De hecho, terminamos disuadidos de lograrlo y acabamos sustituyéndolo por otras modalidades efímeras que nos venden los medios de comunicación.
El fin último de la educación, las instituciones y el resto de organizaciones humanas, debería ser que cada persona se realizase personalmente. Sin embargo esta no es una tarea individual, es un trabajo en equipo o al menos social, una meta que se alcanza en grupo, trabajando con otros.
Alcanzar el éxito social tiene que ver con la puesta en juego de habilidades básicas como la capacidad de construir buenos relatos, hacer promesas, crear alianzas y producir confianza. Un conjunto de competencias antiguas y vigentes que pretendemos sustituir por otras que nos llevan a caminos equivocados, como la búsqueda de la notoriedad, el cuidado artificioso de la imagen o la persuasión para torcer la voluntad del otro a nuestro favor.
Paso 1. Crea una historia poderosa (relato) que dé sentido al futuro de la gente.
Una historia significativa y atractiva del futuro con la suficiente fuerza para motivar y movilizar a las personas a las que va dirigida.
Todos podemos inventar historias, pero muy pocos son capaces de inventar buenas historias, aunque esa función se puede entrenar y aprender.
Como afirma Harari, la religión, el dinero o la patria son relatos inventados que nos han permitido cooperar en masa. Siguiendo esa lógica, a ti te corresponde crear una buena historia capaz de seducir y hacer que otras personas trabajen contigo.
Paso 2. Realiza promesas valiosas y cúmplelas.
A partir del relato, promete cosas valiosas a otras personas con las que quieres trabajar, esto implica un compromiso y un sacrificio por los demás. Cuando lo haces, estás en condiciones de pedir cosas a cambio, y de ese juego nacen las ofertas.
Paso 3. Nacimiento de la confianza.
Tras el cumplimiento reiterado de las promesas aparece la confianza que es el mayor capital social que puedes alcanzar.
Paso 4. Desarrolla alianzas y coaliciones.
En todo grupo humano u organización existe un statu quo expresado en relaciones de poder en torno a unas normas (no robar, no matar, no molestar, no mantener relaciones no consentidas…).
La evolución y el progreso se produce cuando dentro de los grupos en los que vivimos (clubes, familias, asociaciones, estados, partidos políticos…), nacen iniciativas para llevar a cabo acciones nuevas. Y eso pasa por la creación de alianzas, sin embargo su materialización no es una tarea fácil. Cualquier movimiento tendente a crear un subgrupo y recomponer las alianzas produce una movilización en quienes detentan el poder para desactivarlo o reprimirlo.
Nuestros cerebros a través de sutiles mecanismos evolutivos a lo largo de millones de años se han especializado en la tarea de construir relaciones sociales. Así, sin darnos cuenta, permanentemente estamos evaluando y reevaluando nuestra red de alianzas y coaliciones (observando las desviaciones de nuestros amigos, analizando las pautas de comportamiento de nuestros socios, explorando la incorporación de nuevos aliados, desactivando conflictos en el grupo, inventando enemigos externos…).
La propia supervivencia nos ha llevado a desarrollar una inteligencia social extraordinaria, que actúa mecánicamente y procesa cantidades ingentes de información en el análisis de patrones y comportamientos de personas conocidas y desconocidas, para detectar en ellas signos favorables o desfavorables a nuestros intereses.
Paso 5. Mantén el mayor número posible de aliados y el menor de enemigos.
Es la regla de oro del éxito social. Claro, que también tiene sus matices, como el peso y la influencia de las alianzas. Por ejemplo: un individuo que cuenta con un reducido número de aliados influyentes, puede ser muy fuerte aunque tenga en contra un gran número de enemigos de menor entidad.
Crear confianza en grupos heterogéneos con intereses encontrados es un equilibrio extremadamente complejo y agotador, exige determinación y entrega total de la vida a una causa. Ahí es donde nace y se forja el carácter que es el bien supremo que corona el éxito social.
La evolución histórica es un movimiento constante de individuos que viven en organizaciones, en las cuales se están formando permanentemente subgrupos (coaliciones) que acaban terminando con el establishment del gran grupo y creando un orden nuevo. Así surgen los movimientos artísticos y culturales, las revoluciones, los estados, los cambios de giro en la historia y el nacimiento de nuevos paradigmas.
Todo poder establecido sabe que su mayor enemigo está en la recombinación de alianzas que vive en el seno de la propia organización, por eso emplea su energía en neutralizar o reprimir los movimientos de renovación que nacen en su interior. Salvo si su fuerza constituye una amenaza formidable, en cuyo caso trabajará para integrarlo.
Si tus enemigos llegan a ser más fuerte que tú, busca la forma de que se unan a ti. Si no es posible, no te queda más remedio que unirte a ellos o sucumbir.
El éxito no sale gratis, apostar por él entraña grandes riesgos y sacrificios: el primero, un gran esfuerzo para crear una promesa (oferta) significativa para un grupo; el segundo, aceptar de buen grado los palos y el fuego cruzado de quienes automáticamente te consideran una amenaza; y el tercero, mantener el compromiso firme con el grupo.
Lo que te digo lo puedes comprobar cada día en nuestras sociedades acartonadas, la gente vive temerosa de tomar iniciativas nuevas, de innovar, de emprender, de liderar; temiendo el fuego que se ceba con el que se esfuerza y puede destacar. Así el talento se constriñe ante el escrutinio permanente del poder del grupo frente a cualquier iniciativa naciente capaz de movilizar a un subgrupo. Al final, las personas quedan disuadidas de crear valor y triunfar. El éxito verdadero acaba siendo estigmatizado a medida que se impone la mediocridad como estándar social.
La búsqueda del reconocimiento y la realización que lleva al éxito no es una tarea placentera, ¿Pero qué sentido tiene la vida sin la emoción de superarse permanentemente, crecer y crear valor con otros?
Adelante!!!
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