3 prácticas básicas para cambiar el sentido de las conversaciones y perfeccionar el liderazgo personal.
El líder es un malabarista que está lanzando al aire tres bolas y su trabajo consiste en mantenerlas en equilibrio, cada una de las bolas es un dominio conversacional: las conversaciones que mantiene consigo mismo, las conversaciones con otras personas y las conversaciones con el misterio de la vida.
El líder, como el malabarista está en este juego permanente, en todo momento fijo en uno de esos ámbitos, si uno de ellos falla, el equilibrio se rompe y las bolas caen.
1. Las conversaciones que mantenemos sobre el misterio de la vida y el sentido de la existencia. Forman parte de nuestra dimensión trascendente y se materializan a través de las preguntas universales del ser humano: ¿quién soy? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? ¿Dónde están mis límites? ¿Qué puedo hacer?… Dependiendo de la calidad de nuestras preguntas y el sentido de las respuestas variará la apertura y la orientación de nuestra acción.
El entrenamiento de una persona para que despliegue su potencial de liderazgo comienza por educar su diálogo interior y con el mundo para hacerse preguntas de manera recurrente, y elevar paulatinamente su calidad.
Si mi diálogo de lo trascendente es pobre, mi vida será irrelevante. Mis preguntas marcan los límites de mi acción, de la misma forma que mi lenguaje define los límites de mi conocimiento.
El diálogo de lo trascendente está condicionado por las creencias religiosas, los prejuicios, la cultura y tradiciones en las que me he criado. Transgredir sus fronteras y abrirnos a otros enfoques enriquece considerablemente nuestra capacidad de acción.
Lo importante es entender que podemos cambiar el sentido de las preguntas y las respuestas, modificando con ello nuestro horizonte de posibilidades. Por ejemplo si ante la pregunta ¿qué puedo hacer frente a la adversidad y la pobreza? El eco de mi cultura dice: resignación. Puedo contradecirla y decir: acción. Así de simple y complejo a la vez porque las preguntas trascendentes se convierten en un latido repetitivo y un hábito difícil de modificar.
Práctica 1. El Giro trascendental. He decidido cambiar las preguntas trascendentes de mi vida, para ello me inspiro en las preguntas que se hicieron grandes líderes y pensadores, modificando el horizonte y las fronteras de mi mundo posible. En todos los líderes hay un punto de inflexión que se inicia con este giro al introducir un nuevo horizonte de preguntas y la búsqueda de respuestas. Esto abre la puerta para creer en que algo nuevo es posible, para posteriormente querer hacerlo y finalmente hacerlo.
Escribe en un papel una serie de preguntas trascendentes nuevas, memorízalas y deja que fluyan en tu mente.
Quien perfecciona su carga de preguntas trascendentes cambia su visión y genera el primer impulso para transformar el mundo.
2. Las conversaciones que mantenemos con nosotros mismos (autodiálogo personal). El sentido de éstas conversaciones condiciona nuestra acción y conecta a la vez con nuestro ser trascendente.
Si somos duros con nosotros mismos, si invocamos permanentemente al miedo, al pasado, la culpabilidad, el resentimiento; estamos bloqueados para la acción y condicionados negativamente en la calidad de nuestras preguntas trascendentes y las conversaciones que mantenemos con los demás.
El diálogo personal tiene un signo determinado (positivo o negativo). A su vez depende de las cosas que nos dice nuestra religión, nuestra cultura, nuestro pasado, y el conjunto de conversaciones con las personas de nuestro entorno, aunque también influyen otras cuestiones de carácter genético.
Práctica 2. El Giro en el autodiálogo. He decidido cambiar la forma de hablarme a mi mismo, comienzo por romper mis creencias limitantes: puedo hacerlo, puedo permitírmelo, puedo aprender… Esto es fácil de decir y muy difícil de hacer porque se trata de cambiar un conjunto de hábitos interpretativos que se han convertido en automatismos de la mente.
Observa el dominio de las cosas que te dices y escribe en un papel las cosas nuevas que te vas a decir, observa que con el sólo hecho de cambiar el sentido de tu diálogo cambian tus emociones y a la larga tu estado de ánimo.
3. Las conversaciones que mantenemos con los demás. Dependiendo de esas conversaciones (de las que tenemos y de las que no tenemos) es mi horizonte para producir nuevas realidades.
Si nuestro diálogo trascendente es pobre y nuestro autodiálogo negativo, nuestras conversaciones serán improductivas. Aquí trabajan las neuronas espejo, en la conversación nuestra mente aflora el sentido de nuestro estado interior y es el primer mensaje que descifra e imita nuestro interlocutor.
Los líderes influyen, movilizan y cambian el mundo cuando transmiten iniciativas motivadoras y trascendentes y su actitud es positiva, confiada y ambiciosa.
La riqueza de nuestras conversaciones pasan por la capacidad para declarar, afirmar, pedir, prometer y cumplir.
Práctica 3. El Giro en las conversaciones con los demás. He decidido cambiar la forma de hablar con los demás, diseñando nuevas conversaciones enfocadas en la acción y los resultados.
Escribo en un papel las conversaciones que debo mantener para reforzar mi vida, las personas con las que voy a conversar y lo que voy a declarar, pedir y prometer. Después lo hago hasta convertirlo en un hábito.
Somos las conversaciones que tenemos en estos tres niveles que a su vez están interconectados entre si, cuando trabajo activamente estos dominios cambia mi vida y mi identidad.
Adelante!!!
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