¿Quién se hace cargo del talento? Una oportunidad histórica para las Universidades Populares.

Todos los desafíos que tiene planteada la sociedad, la economía y la educación, pasan por promover y trabajar el talento de las personas. La cuestión está en quién será el primero en ver esta oportunidad y liderarla. Convertir a las Universidades Populares en los nuevos espacios para desarrollar el talento, puede conferirlas un nuevo protagonismo y liderazgo histórico. ¿Serán capaces de aprovecharlo?

Las Universidades Populares que nacieron en el siglo XIX para llegar allí donde no podían hacerlo los poderes públicos, llevando la cultura y la educación al pueblo, tienen ante sí la oportunidad histórica de volver a demostrar su valía al servicio de la sociedad y el progreso. Porque hoy, su reto principal, no es la alfabetización o las actividades culturales tradicionales, ya que para cubrir esa demanda hay abundancia de entidades y servicios públicos que la satisfacen con creces. Su oportunidad está en enfocarse en el desarrollo social del talento, es decir, en la entidad de referencia para educar y expandir los talentos de todas las personas, una tarea necesaria y que hasta ahora solo realizan instituciones y universidades en torno a programas de élite que solo pueden pagar unos pocos, y para la cual tampoco está diseñado ni preparado nuestro sistema educativo actual.

La Primera, Segunda y Tercera Revolución Industrial no necesitaban intensivamente el talento, la Cuarta sí.

Las Universidades Populares coinciden en su nacimiento con la eclosión de la Primera Revolución Industrial, convirtiéndose en un instrumento útil para la formación de las clases populares y facilitando la inserción de los individuos en el mundo del trabajo tanto en el campo como en la ciudad, en un momento en el que los requerimientos educativos para encontrar un empleo eran mínimos, bastando la adquisición de unas competencias básicas para ser una persona empleable.

En las primeras Revoluciones Industriales, era mucho más útil manejarse con el manual de Taylor (Shop Management) desde el cual se sentaban las bases de una economía funcional y el trabajo estándar para desarrollar disciplina laboral en la fábrica, que poner en juego el talento individual. Ford, que fue uno de los primeros en poner en práctica los principios de la economía de tiempo y movimiento de Taylor, revela en su célebre cita “¿por qué cuando pido un par de brazos me vienen con un cerebro?”, los fundamentos de todo un paradigma económico donde la disciplina se imponía al talento. Secundando a Ford, incluso en mi época, un empresario que quería darse postín, cuando cualquier obrero quería aportar su talento a la empresa y decía “pienso que así se podía mejora ….”, él respondía sin escuchar: “aquí no se te paga para pensar, sino para seguir las ordenes y trabajar”.

En la lógica con las demandas del sistema de producción y el mercado de trabajo, la educación y las instituciones educativas actuaron en consecuencia, obviando la importancia del talento y su cultivo para generar valor económico y social.

El capital crítico del siglo XXI es el talento.

Pero el mundo ha cambiado, situando al talento como el principal capital en la Cuarta Revolución Industrial. Y ahora es el propio empleador el que necesita acceder al talento de sus trabajadores y colaboradores para poder optimizar sus resultados, una situación que ha desencadenado una guerra por hacerse con el máximo talento posible y retenerlo (gestión del talento).

La ausencia de servicios públicos para cultivar el talento y la inadaptación del sistema educativo para este fin, está generando una percepción de escasez, que no es tal, porque todas las personas tenemos uno o varios. Lo que ocurre es que venimos de un paradigma taylorista y fordista en cuyo horizonte no existía la necesidad de identificar, formar y conectar el talento.

La reinvención de las Universidades Populares para liderar el desarrollo del talento.

La pregunta ante el panorama descrito podría ser: ¿quién se hace cargo de desarrollar el talento de las personas? A lo que podríamos responder, que por historia y vocación de servicio social, podrían ser las Universidades Populares como institución fiable las que asumieran ese rol.

Para dar este salto cualitativo, si por un lado, las Universidades Populares son capaces de realizar una mirada serena a su pasado, reconociéndose como agentes cuyo éxito ha estado siempre en dar respuesta a los retos emergentes a lo largo de su historia para ser útiles en la búsqueda de respuestas a las necesidades de la sociedad de su tiempo. Y por otro lado, mirar al futuro con realismo y ambición para descubrir que el gran desafío que viene es liderar el desarrollo del talento de las personas como principal capital para crear valor económico y social.

La hoja de ruta para convertir a las Universidades Populares en líderes en la producción de talento.

El primer paso es disponer de una Escuela de Talento que sirva de punto de conexión y transferencia de herramientas, materiales y capacitación de los profesionales de las Universidades Populares y sus distintos programas en este menester.

Desde el paso anterior, cada Universidad Popular que configura la red nacional e internacional de Universidades Populares, se constituye en un espacio para la identificación, formación y desarrollo del talento.

La metodología para hacerlo se basa en tres momentos y tres herramientas.

Detect Talent. Es un conjunto de herramientas, procesos y formación básica para que los equipos de las Universidades Populares identifiquen el talento invisible de sus usuarios. Una vez aflorado el talento, la Universidad Popular elabora una ficha con un registro básico para ir generando una red de personas con talento.

Train Talent. Lo componen un conjunto de herramientas y formación básica para que los equipos de las Universidades Populares puedan guiar, potenciar y entrenar ese talento.

Connect Talent. Es el conjunto de herramientas y la formación básica para que los equipos de las Universidades Populares puedan poner en marcha procesos grupales de desarrollo del talento, creación de comunidades y conexión del talento con las entidades que lo demandan.

Igual que las Universidades Populares desde finales del siglo XIX y en el siglo XX fueron capaces de dar respuesta a las necesidades educativas de ese tiempo, hoy pueden asumir un reto similar para desarrollar el talento de las personas. Igual que parecía un imposible desarrollar disciplina industrial de manera masiva entre la población y se hizo, de la misma manera se puede hacer hoy con el talento.

Las Universidades Populares tienen una oportunidad histórica para hacer una oferta atractiva al público joven y convertirse en sus grandes aliadas para ayudar a construir sus proyectos de futuro desde la puesta en juego de su talento, igual que lo están haciendo llevando a la población las TIC, las oportunidades de la Cuarta Revolución Industrial, el arte o la ópera rural.

Para sumir este reto, las Universidades Populares cuentan con una sólida base en torno al Libro Blanco de las Universidades Populares. ¿Sabrán verlo? ¿Tendrán la capacidad para orquestar una oferta sólida y seducir a la sociedad con su propuesta? ¿Tendrán el arrojo para hacerlo? 

La oportunidad es ahora, de lo contrario, otras organizaciones ocuparán este nicho y lo liderarán, porque también pueden hacerlo las universidades, los centros educativos, los ayuntamientos, los grupos de acción local, las diputaciones…

Adelante, siempre Adelante!!!

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