Si analizamos nuestras instituciones y organizaciones y su trabajo en el día a día, podremos observar como no están produciendo ni al 20% de su potencial. Una de las causas está en la parte alta de la organización (dirección, gerencia) y su falta de liderazgo, que emplea la mayor parte del tiempo en luchas de egos, intrigas, malos rollos, celos, zancadillas y codazos, conflictos internos, choque de intereses espúreos, vigilancia de la posición y el sillón, y huevadas varias. Y ya se sabe: como es arriba es abajo, el resto termina imitando los comportamientos y el estilo de sus jefes.