En el artículo anterior abordamos la necesidad de evolucionar del concepto de ciudad inteligente (SMART CITI) y aldea inteligente (SMART VILLAGE) al de territorio inteligente (SMART RURAL).
A continuación vamos a profundizar en los aspectos para avanzar en esta senda.
El último tren para el desarrollo rural, ahora o nunca.
La digitalización se ha convertido en una necesidad y una aliada para la lucha contra el despoblamiento y el desarrollo rural, de ahí que los municipios (SMART 21) y los territorios rurales (SMART VILLAGES), siguiendo la senda iniciada por las ciudades (SMART CITIES), están desarrollando sus propias estrategias para incorporarse de lleno a la Cuarta Revolución Industrial desde la modernización del conjunto de sus sectores y actividades para estar en la vanguardia del desarrollo tecnológico evitando la dependencia colonial de las ciudades. En estos momentos, el medio rural tiene la oportunidad de ser protagonista de su propio destino, subiéndose al tren del progreso, pero no en uno de sus vagones, sino en la locomotora.
Muchas cosas pueden cambiar con esta crisis, entre otras, la reconfiguración de la relación y el equilibrio entre el mundo rural y el urbano. En los últimos siglos, pocas veces ha tenido la oportunidad el mundo rural de jugar una baza en ventaja frente al urbano y, consecuentemente, gozar la oportunidad de ganar una partida para salir reforzado, y ésta es una de ellas: ¿Será capaz de aprovechar la ventaja inesperada que le ha otorgado el coronavirus?
El liderazgo es más importante aún que el capital o las infraestructuras para mantener vivos los pueblos. Podemos inyectar recursos de todo tipo en un territorio y no conseguir los efectos deseados, sin embargo el liderazgo es capaz de orquestar estados de ánimo, movilizar a las personas, coordinar acciones en torno a un propósito y atraer recursos e inversiones. Si queremos trabajar de manera efectiva en el reto demográfico lo primero que tenemos que hacer es cuidar a los/as líderes que ya están sobre el terreno, y luego, reproducir otros nuevos a través de procesos de capacitación, entrenamiento y mentorización.
La historia de Carlos Marx, la vieja del coche robado, los mirones de la obra y el colibrí.
Decía Marx en su tesis once sobre Feuerbach que los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo. El equivalente para la filosofía de andar por casa sería: menos hablar y más actuar. Un cuento que nos podríamos aplicar al reto demográfico donde es tan fácil dar datos, consejos y ofrecer proyecciones acertadas, como difícil es asumir riesgos y comprometerse en soluciones.