La magia de un discurso ganador.

Seducir y dirigir con la palabra e inspirar con la acción para generar autoridad y liderazgo, se construye a partir de un conjunto de prácticas que se entrenan, constituyendo un aprendizaje necesario para el desarrollo personal en la nueva civilización que habitamos.

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Vivimos en un mundo en el que la palabra está devaluada.
Un mundo presidido por el diseño y el estudio minucioso de la imagen convive con una pobreza casi generalizada del discurso de políticos y responsables organizacionales. Esto pone de manifiesto que en nuestras sociedades, lo superficial ha ido ganando terreno a lo fundamental, a los principios, que han sido sustituidos por valores de hojalata. El aparentar se ha impuesto al ser, el gesto a la esencia, el fenómeno al noúmeno.

Los principios son universales y permanecen en el tiempo, están presentes en las tradiciones históricas de las civilizaciones más antiguas, los valores son más locales y fungibles.  Confucio, Cristo y Mahoma tenían principios, Hitler tenía valores. La imagen se ha antepuesto al carácter, pero si éste comienza a cultivarse, terminará dominando.

En paralelo asistimos a una pérdida de valor de la palabra frente a la pose, el virus del cinismo está instalado en lo más profundo de la sociedad. Pese a ello, el renacer de la vida social y la política va a venir presidido por la revalorización de la palabra, y los políticos inteligentes deberían comenzar ya a despedir a sus asesores de imagen y  contratar a filósofos para comenzar a producir un giro copernicano en su hablar y su hacer, porque valores como la autenticidad, el compromiso, la fortaleza de carácter o la valentía se van a imponer a la cosmética, la añagaza, el carnaval y la fanfarria.

Cuando hablamos estamos descubriendo como somos realmente por dentro, mis palabras marcan la frontera de mi mundo y de mis posibilidades. Si cambias tu forma de hablar, cambias el impacto que puedes hacer en el mundo. Un discurso pobre revela la pobreza de mi ser y viceversa.

El poder de la poética.
El lenguaje tiene el poder de cambiar la química del cerebro de las personas, con el lenguaje producimos acción y emoción, además el lenguaje es generativo (crea nuevas realidades).

La creación de futuro, la innovación y la acción reside más en los dominios emocionales de los poetas que en el racionalismo cartesiano de los intelectuales o los científicos. La máquina de traer el futuro al presente surge cuando en el conversar, en el discurso, comienza a fluir la poética. Cuando esto pasa entre dos o más personas, de pronto se abre un espacio nuevo cargado de energía de alta intensidad que nos atraviesa y transforma. La vulgaridad de mi ser cambia cuando mi mente deja de pensar en estilo prosaico y se pasa al verso. La prosa describe, el verso conmueve e inspira. Y con eso no estoy diciendo que escribas tu discurso en sonetos u octavas reales.

Introduce elementos épicos en tu discurso: «hoy he sentido con fuerza que nuestro sueño está más cerca, nuestro momento ha llegado….»

Aprender a hablar y pronunciar las palabras precisas en el momento  oportuno para alterar el discurrir del mundo.
Buena parte de tu efectividad personal, calidad de tu discurso y la componente del carisma personal se sustenta en el aprendizaje de lo que hay que decir y el momento en que decirlo, y esto no es fruto de la improvisación, forma parte del arte de diseñar conversaciones y discursos. La declaración precisa en el momento y lugar adecuado.

Lee el momento propicio para producir una inflexión con tu discurso: «somos los portadores de un nuevo estilo que rompe con toda una tradición caduca…y que vamos a hacer realidad a partir de hoy».

El cultivo de la autenticidad.
Reside en que muestres tu verdadera naturaleza, tu estilo, hables como eres realmente. No intentes comprar el estilo de otro porque sólo elevarás su marca en la proporción que devalúas la tuya. Si no eres auténtico, tu actuar a la vista de todos será tan transparente como el personaje del Rey desnudo. Desarrolla tu propio estilo y crea tu marca en torno a él.

Muestra la singularidad en la que tu marca personal se distingue del resto: «… y en esto que nos hace diferentes…. los demás sólo pueden imitarnos…».

El cultivo de la credibilidad.
Se basa en que la gente te conozca porque cumples lo que prometes, es la confianza. Si eres nuevo y la gente no tiene motivos para confiar aún en ti, realiza promesas relevantes en tus discursos que puedas cumplir en un plazo corto para que la gente pueda verificar tu credibilidad, de esta manera vinculará este actuar con un atributo de tu marca.

Realiza una promesa y cúmplela: «… os prometo que en 3 días me bajaré el sueldo un 25%».

El cultivo personal de tu interpretación del futuro.
Tú tienes que construir una narrativa que le dé sentido al futuro de la gente, una historia que genere ilusión y sentido. Como el futuro no puedes adivinarlo, tienes abierta la opción para inventarlo. La visión del tiempo futuro por el que la gente te concederá autoridad y con la que inspirarás a otros será tal si conectas con la sensibilidad de tus seguidores. La premisa para un discurso efectivo es la escucha de lo que aflige a tu gente, de lo que le preocupa, de lo que aspira a ser. Antes de inventar tu discurso tienes que practicar la escucha, la precondición para un discurso efectivo es una escucha efectiva.

La influencia y autoridad que otorgamos a otros está en función de la calidad del discurso de futuro que nos venden, por eso los líderes influyentes dedican mucho tiempo a inventar su «cuento del futuro». La única forma de que un futuro se materialice es inventándolo y contándoselo a otros como si fuera a ocurrir, si tiene fuerza para conmover e inspirar, el futuro está en camino porque la gente comenzará a construirlo. Si tu propuesta de futuro es floja, aprende a cambiarla o dedícate a otra cosa.

La gente no está esperando que digas si vas a bajar un 2% los impuestos, está impaciente por conocer qué futuro estás inventando para ella. Piénsalo e incorpóralo a tu discurso: «el mundo del futuro funcionará así… y nosotros haremos realidad ese futuro para nuestros padres y nuestros hijos …»

El cultivo de las historias y vivencias personales.
Crear emociones mediante relatos y vivencias personales. La emoción sólo puedes crearla si te conectas. el mecanismo que la desencadena es la poética que automáticamente destapa la autenticidad. Por eso los grandes oradores tienen preparados varios  relatos de influyentes vivencias personales que conmueven a quienes los escuchan, y sobre todo cuando involucran en ellas al auditorio.

Os voy a contar una historia: «… una historia que también es la vuestra y la de vuestras familias….»

El cultivo de convocar al futuro y a la acción.
Los grandes líderes hablan de grandes principios, pero sobre todo convocan a sus seguidores a construir una gran obra de futuro. La evocación del pasado es fuente de conflicto, descubre nuestras miserias, y como humanos que somos, todos tenemos una lista de tropiezos y errores. Si tu discurso apela a la pureza de sangre, pronto nacerá el debate. Tu gente se peleará, no hay dos mapas de ideas personales idénticos. Recuerda los principios básicos y emplea toda tu energía en enfocar a la gente en el futuro, la acción, lo que vamos a ser y hacer juntos. Recuerda que las ideas nos separan y la acción nos une. Evoca sutilmente el tiempo pasado y convoca al futuro.

Un discurso cargado de futuro: «aquí cabemos todos… porque sabemos lo que queremos ser y hacer juntos…ha terminado el tiempo de los discursos y comienza el de la acción …»

El cultivo del nosotros.
La participación propicia el impulso que lanza a las personas al juego de la acción. Reparte juego, pide a tu gente que haga cosas importantes y concretas para la causa. La gente se siente importante cuando participa.

Pide a todos que se movilicen: «… os pido a cada uno de vosotros que invitéis a vuestros vecinos y conocidos que se sumen a esta causa, que es la suya, que son importantes, y que contamos con ellos..»

El cultivo de la valentía.
Tu discurso ha de demostrar a la gente que eres valiente, un discurso cobarde o dubitativo desmorona tu autoridad. Debes plantear retos difíciles en los que te expones personalmente y mantienes el tipo. La cobardía es incompatible con el discurso y el liderazgo. Tu discurso ha de ser valiente, recuerda que has elegido vivir para hacer cosas difíciles en situaciones encontradas. Aunque la gente no te lo diga, por dentro se está preguntando ¿tú me aprecias? ¿Estás dispuesto a defenderme? ¿Tú estás dispuesto a ayudarme? … Si no eres capaz de responder con un sí rotundo, dedícate a otra cosa.

«…. y como eso es injusto plantearé un conflicto …. la movilización comenzará mañana y yo estaré a la cabeza…»

El cultivo de la coherencia.
Con la palabra podemos emocionar, seducir e inspirar, pero sólo desde un actuar consecuente se consigue movilizar y transformar el mundo.

«… y ahora que tenemos claro el rumbo y lo que tenemos que hacer… vamos a hacerlo ahora mismo…. Adelante!»

El cultivo de los 6 Dominios conversacionales y los 9 Niveles de excelencia.
Una vez más, has de poner en juego estos saberes para el discurso, el habla efectiva y la acción.

Los 6 Dominios: escuchar, declarar, afirmar, enjuiciar, pedir, prometer.

Los  9 Niveles de excelencia: dirección, relaciones internas, relaciones externas, trabajo, aprendizaje, renovación, emocionalidad, planificación y evaluación.

El discurso efectivo implica poner en juego un complejo sistema de prácticas y dominios propios del liderazgo que hay que entrenar cada día si no quieres que tu palabra sea hueca y sin significado.

Aplica estas prácticas, transforma tu discurso y actúa en consecuencia, tu influencia y autoridad crecerá.

Adelante!!!

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15 comentarios en “La magia de un discurso ganador.

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  7. M. Magdalena

    Muy bueno!! distinguir entre un discurso lleno de principios que beneficin a todos y no excluyen a nadie (Jesus, Buda…) y entre un discurso lleno de valores que benenefician solo a unos pocos y perjudica al resto (Hitler, Trump)

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