La mitad de la humanidad conversando en un mismo espacio público hacía presagiar una fuente inagotable de creación e innovación que no se está produciendo, algo está fallando para que en la mayor concentración humana de la historia no esté surgiendo valor explosivo. Vamos a analizar sus causas y los escenarios de futuro en la evolución de las redes sociales.
Las cosas relevantes las hacemos con otros (en red).
Todo lo relevante que hemos construido como humanidad lo hemos hecho en colaboración (redes sociales), tenemos que sacarnos de la cabeza que podemos hacer las cosas solos. Las innovaciones y los grandes inventos ocurren en los espacios públicos donde se congrega la gente, en torno a los ejes de comunicación y los caminos, en la intersección, convergencia y lugares de encuentro entre culturas y civilizaciones; en el eclecticismo; en los grandes eventos; en los zocos, en las plazas, en los bares… Revoluciones científicas, religiosas, políticas y culturales han surgido, aún cuando los medios y la tecnología para relacionarnos y hablar eran precarios. Por eso cabría esperar que cuando las posibilidades de interactuar se materializan en la mayor comunidad de personas de la historia (miles de millones repartidas en Twitter, Facebook, Instagram, LinkedIn…), ésta se convertiría en el caldo de cultivo, en una gran máquina para desarrollar valor y progreso (paradigmas, innovaciones, revoluciones, proyectos, liderazgos, empresas, equipos, trabajos, empleos…). Sin embargo esto no está ocurriendo ¿Por qué? ¿Cuál es el futuro de las redes sociales?
En esencia una red social es un conjunto de personas que hablan, la cuestión es: ¿de qué hablan? ¿Cómo hablan? ¿Cómo se toman en serio? ¿Qué compromisos adquieren? ¿Qué declaraciones, promesas, pedidos y ofertas se hacen?
Podemos decir que el poder de una red es directamente proporcional al número de individuos (nodos) que contiene e inversamente proporcional a la calidad de su hablar (acciones y valor generado en el habla). Una red con pocos miembros pero con mucho compromiso y acción es mucho más efectiva que otra con millones de personas en la que prevalecen conversaciones pobres.
Si analizamos lo que ocurre en las redes sociales, observamos que nuestras actividades en ellas se circunscriben a describir el mundo (damos cuenta de las cosas que pasan): hoy hice esto, esto ocurrió aquí, Fulanito dijo esto… ;emitimos juicios del mundo y los demás (opinamos). Y en menor medida coordinamos acciones con algún propósito (hacemos una quedada, denunciamos una injusticia…). Y esto en sí mismo no es malo, lo peor es que la opinión se convierta en el objeto mismo de la conversación.
La comunicación es una necesidad del ser humano que está en el diseño de su propia biología.
La comunicación e interacción se constituye en una de las necesidades del ser humano, está en la base de la biología, el esfuerzo de la vida desde sus primeros estadios se centró en la comunicación para la interacción y coordinación de sus funciones (Maturana). Los primeros seres unicelulares se emplearon a fondo para desarrollar complejos sistemas de comunicación con otros a través de marcas químicas para decir: ¡oye estoy aquí, hay alguien cerca! ¡Alguien quiere colaborar conmigo! Luego la historia de la evolución ha sido comunicación para la colaboración y coordinación de funciones, así se fueron organizando los primeros seres unicelulares hasta agruparse y formar otros más complejos, y de ahí venimos nosotros. La base que nos constituye es el lenguaje para la coordinación de acciones, está en nuestra biología y recuerdo genético, por eso cualquier invento que perfeccione esas funciones tendrá éxito.
Las funciones del lenguaje.
Cuando los primeros seres vivos “hablaban” no lo hacían para opinar y emitir juicios improductivos, sino para colaborar y coordinarse. Dentro del lenguaje visible (descriptivo, opinión) hay unos códigos ocultos en cuyo manejo está la efectividad humana (escuchar, prometer, pedir, hacer ofertas, declarar); del que la mayoría de las personas no somos conscientes, y de cuyo manejo depende nuestra efectividad en todos los ámbitos vitales (Austin, Flores, Echeverría). El problema es que en esas habilidades no somos competentes ya que no están en nuestras prácticas sociales y ni siquiera se abordan en la escuela.
La producción de valor en cualquier ámbito se produce cuando somos hábiles escuchando, cuando hacemos promesas valiosas, cuando pedimos de manera efectiva, declaramos y hacemos ofertas. Ese es el lado oculto y poderoso del lenguaje y quien lo maneja tiene éxito en la empresa, el arte, la cultura, la política…;la vida.
Cuando escucho que algo te preocupa, te prometo hacer algo para solucionarlo, declaro que me voy a ocupar de ello y te pido algo a cambio (material o inmaterial); entonces se pone en marcha la máquina del futuro. El lenguaje es generativo, pone los planos para que la cosa ocurra, produce actos y realidades nuevas, claro, siempre que nos tomemos en serio y respetemos los compromisos que surgen en el hablar. Y todo esto pasa en el lenguaje, hablando. De ahí surgen todas las cosas importantes de la vida.
En resumen, con el lenguaje describimos el mundo y lo interpretamos, pero lo más importante, hacemos que las cosas ocurran (actos lingüísticos).
El problema es que las funciones superiores de nuestro lenguaje, esas que nos permiten colaborar, coinventar acciones, coordinar, producir futuros; están solapadas por un ruido ensordecedor que las apaga, por un lenguajear improductivo (describir el mundo, opinar, hacer juicios, criticar). Hasta el punto que nuestras prácticas de conversar se han convertido en algo tan banal como una tertulia radiofónica universal, un bucle enorme de conversaciones que se enredan en la opinión sin producir ningún resultado más allá de un diálogo de besugos y una confrontación dialéctica sin sentido. Podemos estar conversando durante años de lo mismo y seguir en el círculo vicioso de nuestros argumentos y contraargumentos. Los medios de masas, sabedores de ello, dirigen diariamente nuestras conversaciones, marcándonos de qué temas tenemos que opinar y cual debe ser el sentido de nuestras opiniones; y las redes sociales, con matices, terminan siendo un reproductor de este bucle.
Las redes sociales son grandes plazas públicas donde podemos amplificar nuestras ofertas.
Hace 25 años cuando hacía mis primeras ofertas significativas, me costaba un mundo identificar, localizar, contactar, conocer y conversar con un cliente. Hoy tengo a media humanidad localizada. Un filón, si tengo algo bueno que prometer por lo que puedo pedir algo valioso a cambio (una buena oferta).
Las redes sociales tienen la capacidad de amplificar las conversaciones que tenemos y los actos del habla que ejecutamos (las cosas que hacemos cuando hablamos): nuestras declaraciones pueden ser escuchadas por más personas, nuestras promesas pueden ser dirigidas con precisión a sus destinatarios, podemos coinventar y realizar ofertas con otros, podemos coordinar nuestras acciones en torno a un propósito… los pedidos pueden ser atendidos, las promesas y las ofertas se pueden coinventar con más personas y pueden llegar a más gente, se pueden coordinar acciones… Sin embargo más del 99% de lo que hacemos es lenguajear más o menos como lo hacía Cantinflas ¡qué desperdicio!
Las redes sociales te permiten mostrar la oferta que tú eres para los demás, poner tus ofertas al alcance del mundo y escuchar las respuestas. También realizar una escucha genuina (no diría activa porque esa palabra está muy manoseada y devaluada) para descubrir la sutileza de las preocupaciones, sensibilidades y necesidades de tus clientes y del mundo.
También para conocer mejor a las personas que quieres conocer a través de lo que dicen en las redes sociales, pues sus juicios, antes que hablar de los demás, hablan de sí mismas y de la naturaleza de su alma.
Las redes sociales son el principal recurso y materia prima para la economía mundial.
Las redes sociales son un filón, un activo más valioso que los combustibles fósiles o el conocimiento, de hecho, las actuales son el embrión de la nueva economía, cuyos componentes son el talento, la creatividad, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo de la gente trabajando en red desde un nuevo conversar.
En ellas está toda la materia prima accesible y gratuita para desarrollar nuestros proyectos vitales, nos dan el espacio y una comunidad enorme para crear equipos y organizaciones que se harán cargo de desafíos globales, los socios de tu empresa, tus prescriptores, clientes, financiadores, proveedores de tu proyecto. También tus empleadores si tu mentalidad es ser un trabajador asalariado. Sus potencialidades son infinitas para orquestar relaciones y llevar a cabo emprendimientos de cualquier naturaleza.
Son el espacio para transformar el mundo (redes de conversaciones para la acción), si tuviésemos ya las prácticas (competencias) para hacerlo. Por eso, no estamos obteniendo ni un 1% de su potencial, simplemente porque no tenemos las habilidades conversacionales para desplegarlo.
Pero no podemos pedir peras al olmo, sólo podemos conversar en red en función de como sabemos hacerlo de manera física y en privado, la red muestra las carencias de nuestro potencial conversacional. En los límites de nuestro lenguaje están los límites de nuestras posibilidades y en el manejo del código oculto del lenguaje está tu impacto en el mundo. Lo único que hace internet es desnudarnos y airear nuestras carencias conversacionales.
Un mundo del lenguaje sin compromiso (lenguajear).
Hemos degradado el valor de la palabra, no nos tomamos en serio, no hacemos honor a nuestras promesas. Hablamos por hablar (lenguajeamos) en una sociedad donde ha hecho presa el cinismo, frenando en seco los actos del habla que nos hacen efectivos (declarar, prometer, pedir y hacer ofertas). Esto no es nuevo, forma parte de una larga tradición filosófica que hunde sus raíces en la Antigua Grecia (Escuela de los cínicos fundada por Antístenes en el siglo V antes de Cristo) y que llega a nuestros días con “todo su esplendor”, aspecto que no ha pasado inadvertido a pensadores como Bertrand Russell.
Una sociedad hipócrita que en el discurso clama por el emprendimiento, que no es otra cosa que la habilidad para hacer ofertas, desacredita a las personas que las realizan.
En consecuencia tenemos comunidades enormes donde se “facebookea”, twitea” “linkedinea”…;espacios para las conversaciones menores, que por desgracia son nuestro estilo de conversar, donde ni siquiera atisbamos el espacio social para articular ofertas y coinventar el mundo en torno a conversaciones de compromiso. El futuro podría estar pasando mucho más rápido de existir estas prácticas, cuya carencia remite a una cultura y un sistema educativo que son completamente ciegos a este hecho.
Las redes sociales no son otra cosa que un reflejo de la realidad, un retrato fiel de lo que somos y de la calidad de nuestros actos del habla, lo que muestra nuestra superficialidad y baja eficacia de nuestro conversar.
Por supuesto que las redes contribuyen a ponernos en contacto y unirnos, a compartir emociones y exteriorizar nuestras experiencias y vivencias diarias, a reforzar la oralidad y la comunicación, pero aún no estamos aprovechando su extraordinario potencial para hacer declaraciones transformadoras, declarar nuestros proyectos, hacer promesas, pedir a otras personas, hacer ofertas y crear confianza… En gran medida porque éstas prácticas transformadoras no forman parte de nuestro acervo y por tanto no podemos hacer en nuestra vida social virtual lo que no sabemos hacer en nuestra vida física. Las redes sociales retratan nuestras carencias y nuestros déficits para ser actores del cambio y transformadores del mundo.
Las competencias que nos permiten producir valor en las redes sociales.
Qué habilidades necesitamos para convertir las redes sociales en el espacio y la materia prima para armar nuestros proyectos emprendedores, de liderazgo, laborales… Además de familiarizarnos con los protocolos y reglas básicas de la comunicación que podemos aprender en cualquier curso (ser educados, coherentes, originales…), necesitamos aprender las funciones poderosas del lenguaje y las habilidades para armar y diseñar tus proyectos a través del MODELO 6-9.
Las redes sociales que vienen.
Cuando muchos piensan que el fenómeno de las redes sociales está en su punto álgido, en un cenit a punto de iniciar su declinar, yo sostengo que el fenómeno está en pañales, en su fase embrionaria de creación de valor; no tengo un juicio fundado acerca de la evolución de su masa crítica (número de usuarios), aunque me inclino a pensar que seguirá creciendo.
La revolución educativa es una realidad que se abrirá paso en el mundo, sus bases se sustentarán en el desarrollo de nuevas competencias para el siglo XXI, que son las competencias genéricas (esas que están presentes en el MODELO 6-9), y dentro de ellas las lingüísticas son las principales.
Cuando aprendamos a crear acción desde unas nuevas prácticas conversacionales, podremos crear más valor y riqueza de la que necesitamos para hacer realidad nuestras innovaciones, emprendimientos y liderazgos.
De la evolución de las redes sociales actuales van a surgir derivas aún impredecibles, de las que sólo podemos vislumbrar sus tendencias, pero ese no es el objeto de este artículo.
Lo que está claro es que nuestros servicios públicos de empleo, servicios educativos, servicios de promoción económica y de emprendimiento, universidades…; adquirirán la forma de redes sociales, espacios donde las personas aprenden, se hacen promesas, pedidos, declaraciones, ofertas.
En el futuro trabajaremos, estudiaremos y viviremos en redes sociales que aún no están inventadas. Tengo el juicio fundado de que para formar parte de estas redes de última generación habrá filtros y barreras de acceso para sus usuarios, en torno a requerimientos demostrables: cumplir, compromisos, hacer promesas y ofertas valiosas, estar disponible para armar proyectos, ser impecable, gestor de emociones, trabajar en equipo… Una nueva divisa que nos otorgará una categoría personal y profesional, será nuestro crédito social demostrable.
Las redes de nueva generación serán espacios poderosos para interconectar personas en torno a proyectos compartidos; lugares donde practicar la escucha de necesidades, anomalías y desarmonías en todos los ámbitos de la vida (salud, medio ambiente, transportes, cultura, ocio, alimentación…); escenarios para trabajar los grandes desafíos de la humanidad (cambio climático, hambre, conflictos…) en torno a la coinvencion de nuevas ofertas (promesas, pedidos) y compromisos. La condición para pertenecer a ellas (además de los conocimientos técnicos) será ser una persona confiable que hace promesas y las cumple.
Mi equipo y yo estamos orgullosos de haber “fracasado” dos veces en sendos proyectos de crear esta nueva generación de redes, la última de ellas fue con la red social Bepik, en la que perdimos dinero y tiempo, perdón quise decir ganamos (pues aprendimos mucho de la experiencia que está ya agregado a nuestro know how). Aún recuerdo que en el camino a su presentación pública en Madrid, les dije esto a mis colegas: Vamos a presentar hoy un proyecto que va a ser un fracaso, ante la inquietud de uno de ellos, expuse cuál era la base de mi juicio: la red social está bien diseñada técnica y estructuralmente, el problema es que no existen las prácticas conversacionales en sus usuarios y no tenemos aún capacidad de llamada para convocar a las personas en el mundo que tienen esas prácticas. Así fue, pero no desfallecemos, lo volveremos a intentar porque quemamos una etapa más en el camino hacia el éxito, pero para ello hay que desarrollar previamente las prácticas en las personas para que hagan efectivas esas redes.
Realmente ese era mi propósito con este artículo: hacer la declaración que nos hacemos cargo de trabajar nuevas competencias para que sea escuchada por las personas e instituciones que quieran subirse a este carro; realizar la promesa de hacer esto en la educación, la empresa o la organización con resultados prácticos; y finalmente recibir una contraprestación a cambio (en efectivo o especie). ¿Quieres que trabajemos juntos? ¿Cuál es tu oferta?
Creemos ya las prácticas y las redes sociales del futuro.
No hay tiempo que perder.
Adelante!!!
* Nota. Maturana usa la palabra lenguajear para enfatizar el carácter dinámico relacional de llenguaje. En el post realizo un uso libre del término para poner de manifiesto el uso pobre del lenguaje.
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