El mundo rural es mucho más que agricultura y ganadería.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sobre demografía de la población rural en el año 2020, el 16% de la población estaba empadronada en municipios de tipología rural, que se extendían sobre el 84% de la superficie de España; el 78% de los cuales estaba por debajo de los 5.000 habitantes y en ellos residía el 9,4% de la población.
El número de personas empadronadas en municipios rurales (aquellos que poseen menos de 30.000 habitantes y cuya densidad poblacional es inferior a 100 habitantes por km2) era de 7.538.929 personas, lo que suponía el 15,9% de la población española.
La población que habita áreas clasificadas como rurales descendió un 7,1% entre 2011 y 2020, dentro de un contexto general de crecimiento demográfico de un 0,6%, una tendencia que se mantiene en la actualidad.
En el primer trimestre de 2023, España registró 748.200 ocupados en el sector de la agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca, según los datos de la Encuesta de Población Activa. De esa cifra, según las estadísticas de trabajadores autónomos del Ministerio de Trabajo a la misma fecha, había 220.113 agricultores y ganaderos autónomos para una población global de 7,5 millones.
Con todos estos datos en la mano, juzguen ustedes mismos y saquen sus conclusiones.
La actividad agraria no representa al mundo rural, como la parte no representa al todo.
El mundo agrario no es el mundo rural, sino una pequeña porción del mismo. Los desafíos del mundo rural son múltiples. Y ni siquiera el mundo agrario es uniforme en cuanto a sus necesidades e intereses.
La mayoría de trabajadores agrícolas son obreros del campo (los trabajadores por cuenta ajena más precarios y peor pagados del país), luego están los pequeños agricultores que vemos manifestándose con sus mulas y bueyes, a continuación los medianos con sus grandes tractores, después las grandes fortunas del campo que nos quieren hacer creer que son pobres de pedir y finalmente los grandes fondos de inversión que están comprando grandes superficies.
Y por otro lado está una inmensa mayoría de población hasta completar los 7,5 millones que viven de otros sectores y actividades, muchas de las cuales atraviesan una crisis tan profunda o más que la agricultura (pequeño comercio, actividades artesanas, hostelería, servicios…). Pero esta es una mayoría rural es silenciosa, no tiene grupos de presión y no hace ruido ni corta carreteras.
Abordar la problemática del reto demográfico ha de tener en cuenta la globalidad, no una fracción de la misma.
Para ello se necesitan estructuras como los Grupos de Acción Local y políticas y programas que atiendan a esos 7,5 millones de personas en su conjunto (incluidos agricultores y ganaderos), con el propósito de generar nuevas oportunidades para todos los residentes en el medio rural.
Hace un año, en el Senado, junto a Manuel Campo Vidal y un nutrido grupo de senadores, expresamos que si queremos un medio rural vivo, tenemos que trabajar en 3 direcciones: cambio de relato de lo rural para resignificar y refundar su identidad, dotación de servicios para su incorporación a la Cuarta Revolución Industrial y aprovechar las oportunidades de la irrupción de la Inteligencia Artificial.
Todos sabemos que las reclamaciones del mundo rural son justas, incluidas las de los agricultores que lo están pasando mal, al igual que la de los jornaleros, los comerciantes, los taxistas, los bares, etc.
También conocemos y hemos escuchado hasta la extenuación las medidas y propuestas frente al reto demográfico que se repiten hasta la saciedad (trato fiscal diferenciado, fiscal, ocio, movilidad, vivienda, etc.).
Todo eso lo sabemos de memoria, pero ahora toca hacer un ejercicio desde una mirada disruptiva para construir nuevas posibilidades en el mundo rural. Y todo ello pasa por hacer partícipe al mundo rural en igualdad de condiciones que el urbano de las oportunidades que ofrece la revolución tecnológica más grande de la historia de la humanidad (fabricación aditiva, inteligencia artificial, robótica, informática, blockchain, realidad aumentada…), para abrirnos el camino al desarrollo de nuevas profesiones, nichos de empleo, liderazgo, especialización inteligente, bioeconomía, producción de energía, digitalización total de las producciones, etc.
Nuevos enfoques para enfrentar el reto demográfico en torno a una nueva hoja de ruta y Libro Blanco.
Todos estos planteamientos los ponemos sobre la mesa en el Smartagrifood Summit, que es uno de los eventos más importantes a nivel mundial en torno a la agroalimentación y el reto demográfico. En él participan más de 50 países, 50 grandes inversores internacionales, más de 3000 asistentes y más de 300 expertos internacionales. Uno de los Meetups más destacados es el dedicado al reto demográfico que coordinamos desde Emprendedorex, con los aportes realizados en el mismo se elaborará un Libro Blanco para orientar las políticas públicas en materia de reto demográfico. No te lo pierdas.
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Adelante!!!