Son los relatos los que desencadenan los procesos de colaboración a escala planetaria, de ello hemos tenido suficientes muestras a lo largo de la historia. Y esos relatos ya están en marcha y abriéndose paso, para que lo hagan más rápido, únicamente necesitamos un golpe de suerte, por ejemplo, que se encadenen unos cuantos episodios extremos y catástrofes climáticas en el primer mundo, allí donde la opinión pública tiene capacidad de presión sobre los centros de poder donde se toman las decisiones. Será el momento en que el relato de la reversión del cambio climático se ponga en el foco de la acción y la inmensa mayoría lo hagamos nuestro.
El ser humano lo va a hacer posible, igual que hace unas décadas fue capaz de sellar el agujero en la capa de ozono o superar las tensiones de la crisis nuclear y la Guerra fría. Y además, ese proceso está en marcha, aunque algunos daños que hemos causado a los ecosistemas parezcan irreversibles, vamos a lograrlo. La salvación, como cualquier reto de esta magnitud, va a ocurrir desde un relato movilizador capaz de cambiar nuestra perspectiva del futuro ¡Vamos a verlo!
De momento estamos asistiendo a la pelea de relatos entre negacionistas y los que abogan por la acción inmediata para revertir los efectos del cambio climático. De los primeros no podemos desdeñar su fuerza, aunque sus argumentos éticos, morales y científicos son muy débiles, cuentan con una estructura económica y de poder muy grande (élites económicas, grandes compañías, redes políticas clientelares…). Los segundos tienen argumentos más sólidos de todo tipo aunque menor poder mediático (de momento). Las espadas están en todo lo alto y la batalla de relatos se está produciendo ahora.
El ser humano ha dado muestras a lo largo de la historia de su capacidad para superar desafíos enormes y momentos difíciles. Es posible que ya los primeros homínidos sobreviviesen a los grandes cataclismos por su capacidad primigenia para cooperar de manera flexible. Una función que se vio aumentada con el desarrollo del lenguaje y su capacidad para unirnos y coordinar acciones en torno a historias trascendentes.
La salvación del planeta depende del triunfo de su relato.
Es precisamente la creación de relatos movilizadores que se abran paso y se puedan fijar con facilidad en el imaginario colectivo, los que nos animan a colaborar en grandes proporciones, el instrumento para revertir la crisis global que hemos desencadenado.
El ser humano es capaz de reaccionar y dar la vuelta a un desastre cuando comienza a situarse en el borde mismo del precipicio.
Todo se levanta y se destruye con el relato, por eso vamos a analizar los grandes relatos que están en marcha, y sin que te des cuenta, están trabajando y generando procesos de cooperación a gran escala entre cientos de millones de personas en todo el mundo.
Los relatos que activan el miedo.
La fuerza de los relatos que alimentan el miedo que genera acción, están comenzando a funcionar. La necesidad de seguir creando, alimentando y reproduciendo relatos distópicos (desastres) acerca de las consecuencias del cambio climático.
Necesitamos que a la opinión pública mundial sigan llegando de forma nítida mensajes veraces sobre la recreación de escenarios de futuro que nos aguardan con toda su crudeza.
Cada día accedemos a historias reales sobre los desastres que están ocurriendo en diversos lugares del mundo (inundaciones, olas de calor, pérdida de las masas de hielo, poblaciones desplazadas, hambrunas…).
El mensaje que lleva aparejado el relato que provoca un estado de ánimo de miedo/reacción (“este es el trágico futuro que nos espera si no hacemos algo”), está en marcha.
El relato a evitar, que también está presente, es el que produce miedo/resignación (“la suerte está echada, y ya no podemos hacer nada por evitarlo”).
Como podemos apreciar de nuevo, los relatos poderosos crean los estados de ánimo que abren o cierran las posibilidades del futuro, y el futuro se está creando en los relatos del presente.
Si percibimos que vamos a lograrlo sin compromiso, caemos en el peligro de la inacción y las organizaciones y personas se relajan. El relato del miedo y la amenaza ha de cultivarse y mantenerse vivo en cada momento, haciendo visible y presente en el imaginario colectivo cada paso que vamos dando hacia el abismo (inundación, episodio extremo, alerta meteorológica…).
El relato sobre las consecuencias devastadoras ya está implantado, pero como ocurre en todo gran desafío hay que prever episodios de relajación y efecto rebote en la opinión pública mundial, como ocurrió en la lucha contra los accidentes de tráfico o el sida. Por tanto, permanezcamos alerta cuando el relato distópico decaiga para seguir alimentándolo.
Los relatos que activan la esperanza y confianza en el futuro.
El enunciado de la salvación del planeta cuenta con la fuerza para seducir a la ciudadanía, el movimiento que genera en torno al desarrollo de procesos de cooperación humana a gran escala es imparable, es ya una historia con la suficiente épica y poética para movilizar a la especie.
El cuento ya lo hemos dado por bueno, aunque no nos demos cuenta, ya estamos colaborando de manera colectiva ante este reto, habrá altibajos en el camino pero la tendencia es imparable.
El gran cambio está en marcha, cientos de millones de personas lo han comprado, centenares de miles de investigadores e innovadores están diseñando respuestas, millones de empresas ya están trabajando e invirtiendo, millones de emprendedores ya están inventando soluciones y ofertas, miles de instituciones y organizaciones ya están cambiando su discurso…;
Una cooperación a gran escala está articulándose.
Pese a la crisis de liderazgo en la que vivimos, donde los gobernantes han declinado sus grandes responsabilidades y los dirigentes están pensando en las próximas elecciones en lugar de hacerlo en las futuras generaciones; es la sociedad civil la que está presionando a los líderes.
Gobiernos e instituciones, aunque a regañadientes aún, comienzan a dar signos de cambio, grandes multinacionales de los combustibles fósiles y la economía lineal comienzan a trasvasar activos y negocios al sector de las renovables y la economía circular, los consumidores comienzan a premiar las actitudes responsables… Para acelerar el proceso, sólo necesitamos líderes que estén a la altura, pero en este momento es pedir peras al olmo.
El relato está sembrado y es bueno, la recompensa de pasarse a la otra orilla es grande y así empieza a percibirla el mundo.
La “ayuda impagable” de las catástrofes que ocurrirán en el primer mundo.
En los próximos años se sucederán los episodios extremos, esos acontecimientos aportarán veracidad al nuevo relato, activando el miedo y el compromiso, validando sus presupuestos, sobre todo cuando azoten con gran fuerza y los veamos de cerca en los países más desarrollados que es la carne donde más duelen los golpes.
Cuando los principales medios de comunicación, cada vez con más frecuencia, abran los noticiarios con imágenes de las catástrofes en las puertas mismas de nuestras casas, es cuando daremos el gran salto adelante. Si “tenemos la suerte” que los eventos extremos del cambio climático se concentren “allí donde más duelen”, que es en el lugar donde viven los ricos, tenemos asegurado que el terremoto en la opinión pública tendrá su epicentro en la clase política que toma las decisiones, incluidos los sin escrúpulos y antisistema del perfil de Donald Trump.
Cuando éstas circunstancias se hagan presentes (y lo harán cada año con más fuerza), ni los personajes políticos más recalcitrantes ni los medios de comunicación más negacionistas, ni las compañías poderosas con intereses espúreos, podrán parar el relato liderado por la opinión pública. Para esto sólo hacen falta sumar algunos episodios más como las inundaciones de Nueva Orleans, el desastre de Fukushima o el invierno polar de 2018 que paralizó Estados Unidos.
El desenlace de la lucha titánica de dos relatos.
En este preciso momento estamos asistiendo a un combate civilizatorio entre dos cosmovisiones, entre dos mundos, en una encrucijada de caminos como nunca antes hubo en la historia de la humanidad: la filosofía de los que creen en otro mundo posible y la preservación del que tenemos, y los amantes de la vida golfa que simplemente se aferran al mundo conocido sin importarles el futuro de las próximas generaciones. Y en el medio, miles de millones de personas que comenzamos a tomar partido por uno u otro relato.
Estamos en el momento crítico en el que la historia sobre la amenaza global del cambio climático, está ganando la batalla a los negacionistas que ven peligrar su poder (político, social, económico), y a los “pasotas” (los que aún no han visto las orejas al lobo y piensan que esto no va con ellos). La balanza comienza a inclinarse y su supremacía se convertirá en aplastante en poco tiempo.
Todo cambio de poder se sustenta en la supremacía de un relato sobre otro existente, y el relato de revertir el cambio climático, salvar el planeta y evolucionar hacia un nuevo establishment es cuestión de tiempo. Nos deslizamos hacia un nuevo tiempo cuyos profetas y voceros ya están haciendo su trabajo, trabajemos para que surjan nuevos líderes que se hagan cargo de esta causa, y que los actuales reaccionen a tiempo.
La fuerza imparable que proporciona la cooperación masiva en torno a la idea romántica de salvar el planeta.
Cuando una nueva causa asoma en el horizonte, se inicia una catarsis colectiva que conduce a un momento de esplendor, a un renacer de la civilización, al desarrollo de una energía creativa en todas las facetas de la vida. Toda esta esencia necesita estar contenida en un relato compartido que nuclea un nuevo poder. La energía que provoca la concentración del talento humano en torno a un propósito desde una visión y misión compartidas, es una de las fuerzas más potentes del universo. Cuando la especie humana se focaliza en un objetivo, y una gran mayoría se ve concernida y partícipe de una gran obra colectiva, el mundo se alinea y el nuevo futuro que se propugna se materializa.
El efecto que provoca este movimiento en las personas, las organizaciones e instituciones es geométrico. La energía se multiplica en la búsqueda de soluciones a problemas recurrentes fruto de la concentración de esfuerzos (fuentes de energía seguras y baratas, reducción de emisión de gases de efecto invernadero, nuevos medios de transporte, nuevas formas de producción de alimentos…); a todo lo cual está contribuyendo de manera decisiva la convergencia tecnológica NBIC.
Lecciones de la historia acerca de la fuerza del relato.
A lo largo de la historia, los seres humanos hemos demostrado que somos imparables si nos ponemos a trabajar juntos en torno a una causa común (incluso cuando la base del relato es falsa).
En las proximidades del año 1000, la cristiandad compró el relato del fin del mundo, como con cada una de sus profecías, erró estrepitosamente. Sin embargo, el relato sirvió para materializar un proceso de cooperación a gran escala que nos dejó un extraordinario patrimonio de iglesias y catedrales, la gente se unió para colaborar de nuevo ante un cuento fallido.
Pasado el año 1000, si el ser humano fuese más racional que cuentista, podría haber cambiado de cuento, pero no lo hizo porque en ese momento no nació un relato más fuerte que le hiciera la competencia (algo que se demoró por casi medio milenio). Pasado el trance, la gente aliviada exclamó: ¡Era falso! ¡Nuestro cuento era falso! Y pudo decir: ¡Vamos a creer en otro cuento! Pero no lo hicieron porque el ser humano es cuentodependiente (de ello se aprovechan los desalmados) y no abandona su relato hasta que le venden otro con más fuerza. La mente humana es incompatible e inconcebible con la ausencia de relato, para funcionar necesitamos hacerlo sobre un relato memorizado aunque racionalmente no se sostenga, como un ordenador necesita un programa para procesar. Lo que más teme el poder establecido es que la gente caiga en la cuenta de esta realidad y comience a poner en cuestión los relatos oficiales y a inventar los suyos propios.
Pese a que somos magníficos fabuladores de cuentos menores, los relatos mayores requieren de una gran pericia y un gran liderazgo. Confucio, Alejandro Magno, Jesucristo, Mahoma, Marx, Cervantes, Luther King…; cambiaron nuestros mundos con sus relatos. Es muy fácil construir historias pero muy difícil dar a luz una historia en la que otros crean. Por eso, si te quieres sumar a esta causa, has de elaborar concienzudamente tus relatos y copiar sin rubor los ya construidos por los profetas de este movimiento.
Igual que el capitalismo, el comunismo, las religiones, la libertad, los derechos humanos, el fútbol, las ciudades… Y todos los mundos y realidades construidas por el ser humano son un cuento, una ficción que tienen la fuerza para hacernos cooperar por algo grande que merece la pena. El relato de la salvación del planeta ya es una realidad que está fraguando, una historia, una causa que ya han comprado cientos de millones de personas. Hoy somos 7300 millones de almas en el planeta, cuando la profecía de este potente relato sea comprada por un porcentaje significativo, estaremos en condiciones de hacer este sueño realidad, sus apóstoles se van alineando, la liturgia va tomando cuerpo, los fieles comienzan a agruparse. Una vez iniciada la marcha es imposible pararla. Y así, siempre podrás contar a tus hijos y a las futuras generaciones que tú contribuiste a ese legado.
Adelante!!!
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Hay dos relatos que deben calar en la gran mayoría de los ciudadanos, para que nuestro planeta, sea un lugar de convivencia acorde con un futuro real. Uno, es el que tu planteas. Sin un planeta sostenible, sin el respeto al medio ambiente, sin el mantenimiento de nuestros ecosistemas, será imposible que nuestro planeta nos aguante mucho tiempo.
Pero por otra parte, está el segundo relato, en el cual todos tendremos que creer y luchar por el. Los Derechos humanos. Sin un respeto entre nosotros, sin un respeto a los más elementales derechos del ser humano, también será difícil que podamos vivir en paz.
Gracias por tus reflexiones ¡¡