Valentines y Tristanes. Una historia de dos familias que encarnan el pasado y el futuro.

Te voy a contar una historia tan real como la vida misma para entender el emprendimiento como un signo de los nuevos tiempos y una nueva actitud ante la vida. Una posibilidad de desarrollar nuevas sensibilidades y competencias con las que abrirnos al mundo y fluir con la vida, rompiendo con los estándares de una vieja sociedad basada en convenciones trasnochadas y replegada sobre sí misma. Para habitar el futuro necesitamos reinventarnos y abrazar el cambio para ser protagonistas de nuestra existencia.

Los Valentines pertenecían a una generación de sirvientes que habían trabajado en la casa de los Tristanes. Muchos años después, los caminos del destino llevan a los Valentines al vecindario de los Tristanes, pero con los papeles cambiados.

Ahora son los Valentines los que encarnan el éxito, ellos entendieron el nuevo tiempo y abrazaron la innovación y el emprendimiento. Por contra, los Tristanes quedaron atrapados en el pasado, en los estándares de una sociedad declinante regida por viejos estereotipos.

Cuando los Tristanes descubren la nueva realidad de sus vecinos, urden un maquiavélico plan para espiar en su casa, instalando cámaras ocultas y micrófonos para seguir sus movimientos.

Tan abominable contubernio termina por ser una gran lección de vida, cuando Antonio Tristán entiende que el éxito de los Valentines no reside en el azar o en un golpe de la fortuna, sino en una cultura diferente llena de nuevas prácticas que pueden cultivarse y ser aprendidas. En ese momento se dedica a observar lo que hacen sus vecinos y a ponerlo en práctica, un ejercicio con el que comienza a mejorar sus resultados y dar un giro a su pobre existencia.

Lo que refleja el relato es un choque que se está produciendo en este momento entre las viejas creencias limitantes, la rigidez de esquemas mentales, la fuerza de la tradición, los valores viejunos… Y una modernidad caracterizada por la flexibilidad, la apertura a posibilidades y el emprendimiento. Un mundo caduco que declina y otro que se abre paso sobre sus ruinas.

Pero vamos a acercarnos a Antonio Tristán y a cómo vivió la experiencia mientras espiaba descaradamente por los agujeros de la pared de su casa a sus vecinos y aprendía de ellos.

 Antonio Tristán descubre la importancia de la gestión emocional.

Después de analizar las habilidades y fortaleza emocional de sus vecinos, comenzaba a percatarse de la importancia de los estados de ánimo, y a observar su fuerza demoledora, desde ese día empezó a interpretar los estados de ánimo en su entorno y en él mismo. Vio como en su casa dominaban los sentimientos de resignación y resentimiento, mientras que en la de los Valentines brotaba la ambición y la resolución, así como las consecuencias dispares que producían.

Cada día reflexionaba más sobre estos asuntos, al punto que compró un diario para anotar sus  observaciones, en la primera página de su diario anotó:

Los estados de ánimo nos condicionan para hacer cosas, y sobre ellos se puede trabajar. El estado de ánimo actual de mi familia impide la realización de cualquier proyecto. Desde hoy me propongo cuidar mi estado de ánimo y el de las personas de mi entorno.  

Antonio aprendió que el combustible de los Valentines para levantar sus proyectos era el ánimo, al mismo tiempo descubrió que su familia era una máquina averiada para emprender cualquier proyecto útil en la vida. Pero la cosa no quedó ahí, se armó del coraje para poner en práctica lo observado con las personas de su trabajo y entorno familiar.

Había descubierto en el espiar de sus vecinos una nueva faceta, una auténtica guía que a la postre cambiaría su vida.

Antonio descubre el valor poderoso de la escucha y los beneficios del juego de hacer promesas y pedidos.

Y cómo el futuro lo inventamos mientras conversamos. Así, anotó en su diario:

Lo más importante de la conversación es escuchar las necesidades y preocupaciones que tiene la gente, de esta escucha nacen nuevas posibilidades y ofrecimientos que podemos hacer a los demás. Desde hoy me propongo escuchar a los demás de una manera diferente para explorar nuevas oportunidades.

No tardó en ponerlo en práctica y cosechar los beneficios que nacen de la escucha, la realización de promesas, pedidos y ofertas.  

Tercer descubrimiento: qué valiosas son las redes de ayuda pero qué difícil es construirlas.

Y cómo en su seno, en la cooperación entre personas, se inventa el futuro y los grandes proyectos, pero claro sobre la base del cumplimiento de compromisos y la lealtad, que a la postre va cimentando la confianza y la identidad personal.

Los Tristanes tras espiar una reunión de sus vecinos quedaron impactados y, aunque corroídos por la envidia, también seducidos.

Esto escribió en su diario:

Para poner en marcha un proyecto relevante, es necesario contar con una red de personas comprometidas en hacerlo posible. Desde hoy me ocuparé de crear mi propia red de aliados. 

Desde ese momento, comenzó a cultivar relaciones, una tarea que entendió como larga y sacrificada pero imprescindible para labrar una vida fecunda.

Cuarto descubrimiento, las personas de éxito tienen relatos poderosos y seductores acerca del futuro.

Algo nuevo ocurrió en la vida de los Tristanes después de una invitación de los Valentines a una fiesta. Descubrieron que los relatos constituyen a las personas y sus identidades. En las personas influyentes hay narrativas seductoras y auténticas del futuro.

 Y Antonio escribió lo siguiente:

Los relatos de las personas refuerzan sus identidades. Desde hoy construiré una nueva narrativa de mi vida para compartirla con otras personas.

Y esa misma noche, comenzó a escribir una nueva historia de su vida.

Quinto descubrimiento: para construir el futuro hay que imaginarlo y diseñarlo.

Luego, hay que reproducirlo a pequeña escala, haciendo que las personas a las que va dirigido (clientes), puedan sentirlo, tocarlo y vivirlo; antes incluso de que esté fabricado. En definitiva, aprender a construir prototipos, hacer pruebas, equivocarse, mejorar, aprender, emprender.

Y escribió en su diario:

Cuando escuches una necesidad que tiene la gente, elabora un prototipo donde esas personas puedan ver materializada la solución de su problema u oportunidad. Desde hoy elaboraré un prototipo para apoyar mis proyectos.

La cosa no quedó ahí, todo lo aprendido lo puso en práctica y su jefe le nombró nuevo gerente de la empresa.

Sexto descubrimiento. La vida es un juego cruzado de hacer y recibir ofertas.

Un juego muy serio construido sobre la base de declarar, prometer y pedir de manera efectiva y responsable. A partir de ahí observó una especie de patrón: escuchar cosas que necesitaba la gente, crear redes de alianzas, elaborar prototipos y ofrecerse.

Antonio descubrió que la vida florece con las ofertas (buenas) que hacemos y aceptamos de otras personas. Esto nos sirve para ser útiles, conferir sentido a la vida y crear riqueza material e inmaterial.

Tomando su diario escribió:

La realización de ofertas a otras personas mueve el mundo, desde hoy adquiero el compromiso de multiplicar las ofertas que hago a los demás y de abrirme a otras ofertas que me realicen.

Y su vida y la de su familia cambió radicalmente.

La historia que te acabo de contar nos muestra varias realidades: en primer lugar que estamos entrando en nueva época donde necesitamos desarrollar nuevas habilidades para conducir nuestras vidas, un tiempo en el que tenemos que hacernos cargo de nuestro futuro, liderando nuestra existencia e inventando nuestro sustento.

En segundo lugar: que necesitamos desaprender y desmontar muchos viejos esquemas de pensamiento para poder aprender e instalar nuevas habilidades. Y lo más importante, que podemos y necesitamos cambiar si queremos abrirnos a las posibilidades que nos brinda el tiempo presente.

Posiblemente, todos y todas nos reconozcamos en los tics y actitudes de Tristanes y Valentines, no importa, estamos en esa transición. Lo importante es trazar un compromiso y hoja de ruta para abrazar el espíritu de los Valentines porque la sociedad del futuro encarna sus rasgos.

En el momento histórico en el que vivimos, los seres humanos estamos obligados a reinventarnos para reconducir nuestras vidas y llevar a cabo nuestros proyectos vitales (personales, profesionales). Los esquemas mentales que heredamos son inservibles, necesitamos desarmar nuestras estructuras de pensamiento y volver a armarnos por dentro, una tarea titánica pero imprescindible para abrirnos a nuevas posibilidades. Vivimos en mundos nuevos y para habitarlos estamos obligados a devenir en nuevos seres, en una tarea permanente de aprender, desaprender, reaprender. Un tránsito que ejemplifica bien el estilo de la familia de los Valentines frente a la de los Tristanes.

Si quieres leer el cuento, lo puedes hacer a continuación.

Les presentamos a:

La familia Valentín: ellos son Juan Valentín, Luisa Valentín y Dulce Valentina.

La familia Tristán: ellos son Don Antonio Tristán, Doña Andrea Tristán y Don Ángel Tristán.

Juntos protagonizan una vida tan real como la tuya, seguro que reconoces cosas de ti mismo en alguno de ellos y otras que te gustaría compartir con ellos. Les voy a contar una historia real que pasó en mi ciudad.

Índice

  • UNA MAÑANA EN UN DISTINGUIDO BARRIO DE LA CIUDAD, DOÑA ANDREA TRISTÁN AVERIGUA ALGO SORPRENDENTE.
  • LOS TRISTANES SUFREN UN FUERTE SHOCK. SE CONFIRMAN LAS SOSPECHAS.
  • COMIENZA UNA INTENSA VIGILANCIA. DEFINITIVAMENTE LOS VALENTINES VIENEN A VIVIR.
  • EL ENCUENTRO TENÍA QUE LLEGAR.
  • LO DE DOÑA ANDREA PARECE ENFERMIZO.
  • DOÑA ANDREA LLEVA A CABO UN MAQUIAVÉLICO PLAN.
  • DOÑA ANDREA CULMINA SU PLAN DE ESPIONAJE.
  • PRIMER GRAN DESCUBRIMIENTO: LOS TRISTANES COMIENZAN A DESARROLLAR SENSIBILIDADES SOBRE LOS ESTADOS DE ÁNIMO Y LAS EMOCIONES.
  • SEGUNDO DESCUBRIMIENTO: LOS TRISTANES APRENDEN A DESCUBRIR OPORTUNIDADES ESCUCHANDO.
  • TERCER DESCUBRIMIENTO: QUÉ VALIOSAS SON LAS REDES DE AYUDA PERO QUE DIFÍCIL ES CONSTRUIRLAS.
  • CUARTO DESCUBRIMIENTO: QUÉ HISTORIAS TAN INTERESANTES LAS DE ESA GENTE TAN DISTINGUIDA.
  • QUINTO DESCUBRIMIENTO: QUÉ INFLUYENTE ES QUE TU CLIENTE PUEDA VER Y TOCAR EL PROYECTO ANTES INCLUSO DE QUE ESTÉ MATERIALIZADO.
  • SEXTO DESCUBRIMIENTO: YO TAMBIÉN PUEDO HACER Y ACEPTAR OFERTAS!!!

UNA MAÑANA EN UN DISTINGUIDO BARRIO DE LA CIUDAD, DOÑA ANDREA TRISTÁN AVERIGUA ALGO SORPRENDENTE

Una soleada mañana de abril apareció Luisa Valentín en su coche impecable seguida del camión de las mudanzas, se dispuso a entrar en su chalet adosado en uno de los barrios más bonitos de la ciudad.

Tras el seto que separaba los jardines de los chalets adosados husmeaba doña Andrea Tristán, como de costumbre. Hasta ahí todo discurría con naturalidad, hasta que doña Andrea, ajustándose las gafas reconoció a Luisa Valentín. Entre dientes murmuró: ¡¡¡ Vaya si es Luisa!!! Reconociendo en ella a la esposa de Juan Valentín, uno de los antiguos criados del abuelo.

En otro tiempo, los padres y los abuelos de Juan Valentín habían sido los sirvientes de la casa de los Tristanes, y no en pocas ocasiones el marido de doña Andrea, don Antonio Tristán, había compartido juegos infantiles con Juan Valentín hasta que cumplió los catorce años, a partir de los cuales comenzó a relacionarse con chicos más en sintonía con su elevado rango social.

Tras el descubrimiento, doña Andrea Tristán comenzó a hacerse cábalas sobre el motivo de la presencia de Luisa Valentín, a medida que observaba el trajín de la entrada y salida de operarios del servicio de mudanzas.

No hay duda, interpretó, Luisa Valentín es empleada del servicio de los nuevos vecinos. Ese pensamiento le produjo un enorme sosiego y un hondo suspiro de tranquilidad. ¡¡¡ Qué triste es la vida para el personal del servicio!!! y ¡¡¡ Qué mala es la suerte para el que nace pobre!!!, exclamó en voz baja compadeciéndose piadosamente de Luisa.

En realidad los Tristanes habían mirado siempre un poco por encima del hombro a los Valentines, por eso de la condición social, aunque dentro de una relación educada.

La sorpresa se produjo cuando los operarios del servicio de mudanza se marcharon y doña Andrea no vio partir a Luisa. ¿Qué raro que el personal del servicio esté en la casa sin que hayan llegado los nuevos propietarios?¡¡ Ay!! Me hace tanta ilusión conocer a mi nueva vecina.

Marcial, el gerente de la inmobiliaria que era amigo de la familia Tristán, les había comentado que los nuevos propietarios eran gente muy distinguida, y que la señora era diseñadora de moda, además de las buenas, de esas que salían en las revistas que tanto adoraba doña Andrea.

Doña Andrea no perdía de vista los movimientos que se pudieran producir ese día en la puerta del chalet contiguo, estaba a punto de ocurrir, ¡¡¡ Por fin la llegada de su nueva vecina!!!

Pero en ese momento ocurrió algo inesperado que trastocó para siempre la vida de los Tristanes, no sólo no llegó la nueva propietaria de la casa, sino que doña Andrea contempló con estupor como Luisa Valentín la abandonó con un modelo que para nada se asemejaba al estilo del personal del servicio, y con paso decidido y desparpajo arrancó aquel enorme cochazo que estaba aparcado al otro lado de la calle y desapareció.

Mientras tanto doña Andrea Tristán yacía en el suelo fruto del sofoco y el  desmayo que le produjo la visión de tan desconcertante escena. Así permaneció durante más de una hora hasta que apareció don Antonio Tristán en su viejo vehículo.

LOS TRISTANES SUFREN UN FUERTE “SHOCK”. SE CONFIRMAN LAS SOSPECHAS.

Poco a poco fue recobrando el conocimiento a medida que su marido le iba dando pequeños sorbos de la infusión de tila. ¿Andrea, cariño, se puede saber qué te ha ocurrido? Doña Andrea no podía aún articular frase ni palabra comprensiva, pese a los esfuerzos se le había quedado la boca torcida fruto de aquel tremendo impacto.

Pasado un largo rato y abrazada a don Antonio Tristán, comenzó a enlazar frases con sentido. ¡¡¡ Ay Antonio querido!!! Ojalá esto sea un mal sueño que he tenido. ¿Pero qué ha pasado? Cuéntame cariño, dijo solícito y cortés don Antonio.

Recuerdas a los Valentines, los criados de los abuelos, pues Luisa, la esposa de Juan Valentín, ha estado en el chalet adosado al nuestro. Creo que son los nuevos propietarios.

Conociendo el ánimo de su mujer, Antonio intentó tranquilizarla. No te preocupes Andrea, seguro que es un error, no ves que eso no puede ser, eso es imposible. Que es posible Antonio, a cuánta gente no le ha tocado la lotería, o las quinielas, o un antepasado de América, o vete tu a saber…. seguro que a ellos les ha pasado algo de eso, ya sabes eso que se dice de todos los tontos tienen suerte.

Lo cierto es que la intranquilidad les impidió almorzar. Don Antonio pensó en las palabras de su mujer y también comenzó a inquietarse, total, la suerte puede rondarle a cualquiera, pero esto sería una doble casualidad: que la buena suerte les hubiese agraciado con la lotería a los Valentines, y la mala suerte de los Tristanes les hubiera “regalado” a los Valentines  de vecinos.

Por la tarde, presos de la ansiedad, los Tristanes se dirigieron a la agencia inmobiliaria. No hay duda, les aclaró Marcial, los nuevos propietarios del chalet son el matrimonio Valentín, ellos figuran como propietarios en las escrituras… Y además pagando a tocateja.

No había terminado de decir estas palabras Marcial, cuando doña Andrea se desvaneció de nuevo, teniendo que ser asistida por varios trabajadores de la inmobiliaria que a duras penas consiguieron echarla sobre el sofá.

Y es que la hipoteca del chalet a 40 años era algo que pesaba como una losa sobre la familia, tanto que llegar al día 25 de cada mes se había convertido en un imposible para los Tristanes.

Por la noche en la cama, sin poder contener el sueño, boca arriba, el matrimonio comentaba resignado su destino, primero la desgracia de la muerte del abuelo a sus 98 años, después la injusticia de tener que compartir su fortuna con el resto de los 19 nietos, y para colmo condenados a vivir pared por medio con los sirvientes del abuelo. ¡¡¡ Qué fatal es el destino Antonio!!!  Hay que ver cómo la fortuna abandona a quien legalmente le pertenece y se va a juguetear a la casa del vecino. ¡¡¡ Qué injusticia!!! Decía doña Andrea mientras lloraba desconsolada.

COMIENZA UNA INTENSA VIGILANCIA. DEFINITIVAMENTE LOS VALENTINES VIENEN A VIVIR.

No había  dado el reloj las seis de la mañana cuando doña Andrea comenzó a montar guardia tras la ventana de la salita, era el lugar de la casa desde el que mejor se podían observar los movimientos de la vivienda anexa.

Ese puesto de guardia se convirtió desde ese día en el espacio más frecuentado por doña Andrea, ya nada relacionado con la otra casa podía pasar inadvertido. Si pudiéramos sumar los juicios y elucubraciones mentales que pasaron por la cabeza de nuestra buena señora, el resultado sería de  kilómetros y kilómetros de películas inútiles (si el destino, si la fortuna, si la injusticia…). Qué delirante e inútil es vivir pensando que lo que nos pasa es fruto del azar.

Casi un mes después, y en una mañana tan soleada y agradable volvió a estremecerse el ánimo de doña Andrea. Fiel como un militar veterano en su atalaya, observó un movimiento extraño en la calle, tomando su cuerpo la forma del felino que siente cercana la presencia de su presa.

Una moto de gran cilindrada estaba justo enfrente de la casa y de ella se bajó quitándose el casco una figura esbelta envuelta en cuero, el corazón de doña Andrea galopaba en su pecho. No hay duda, es Luisa Valentín dijo moviendo levemente los labios.

Poco después en un todo terreno de color gris llegó un hombre, al que doña Andrea reconoció rápidamente como a Juan Valentín. Portando unos bolsos se introdujo en la casa. Sin duda había llegado el nefasto momento en que el primer encuentro era sólo una cuestión de tiempo.

EL ENCUENTRO TENÍA QUE LLEGAR.

Qué pasaría cuando se encontrasen en la entrada, en la calle, o simplemente dando un paseo…. La cosa tuvo que pasar y pasó: el encuentro fue tan sorprendente para los Valentines como artificioso y poco natural por parte de los Tristanes. Nada más saludarse doña Andrea tomó la palabra y habló sin parar como una cotorra durante más de 15 minutos, recordando viejas glorias relacionadas con los Tristanes, y antiguas desgracias y situaciones desafortunadas de los Valentines.

Reconociendo Juan Valentín que el genio y la figura de los Tristanes se mantenían intactos, se despidieron con un educado saludo y un deseo de parabienes.

Desde ese momento una envidia encendida e irrefrenable se adueñó de doña Andrea Tristán, al tiempo que don Antonio Tristán creció en interés por conocer la dedicación y suerte de sus vecinos los Valentines.

Don Antonio Tristán siempre había soñado con algún puesto relevante como funcionario en algún ministerio, como alguno de sus antepasados que llegó a servir en no se qué embajada de “las Américas”. El caso es que no pudo completar tan siquiera su ambición de ser un distinguido profesor, médico o abogado; quedando su vocación al amparo de un empleo como administrativo en una empresa que llevaba ya dos años amenazando quiebra, y que las más de las veces le reportaba la extraordinaria de diciembre allá por mayo….

La vida había cambiado tanto desde la desgraciada muerte del abuelo, qué tiempos aquellos…; la precaria situación económica era ya difícil de ocultar ante los antiguos amigos, a medida que la vida social se esfumaba en el sentimiento de que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Los Tristanes habían visto aflojar la cartera después de un lento dilapidar la fortuna del abuelo, obviando por completo que el futuro hay que construirlo con tesón desde la acción del presente. Cuando quisieron reparar en ello cayeron en la cuenta de que no sabían como afrontar este acontecer tan común a la vida de la mayor parte de los mortales.

En fin, a fuerza de sacrificio lograron sacar adelante a su hijo don Ángel Tristán, como gustaban los padres que la gente le llamase, pues era ya un hombre de carrera. Hace tres años había terminado Magisterio, y ni que decir tiene que la fortuna hostil para el resto de la familia también se había cebado con el vástago, a los ojos e interpretación de su madre, pues llevaba dos años consecutivos suspendiendo las oposiciones.

LO DE DOÑA ANDREA PARECE ENFERMIZO.

Durante los primeros días de convivencia, además de abandonar la vigilancia sólo en contados momentos, doña Andrea procuraba escuchar todas las conversaciones de sus vecinos, mediante un escrupuloso seguimiento digno de los mejores detectives. Así fue descubriendo multitud de datos e interioridades de los Valentines.

Su labor de espía refinado la llevó pronto a la conclusión de que Juan Valentín era un hombre de negocios que se dedicaba a promover servicios para la recuperación del medio ambiente, y las cosas, era evidente que le iban extraordinariamente bien; además indagando en diversas fuentes, llegó a descubrir que era un hombre de una reputación impecable, ya que en sus momentos de ocio lideraba una asociación de ayuda al Tercer Mundo y a los refugiados. Destacadas personalidades de los medios de comunicación, el arte y la cultura, pasaban a menudo largas veladas en su casa. Qué envidia sentía doña Andrea al ver codearse a su vecina con esa gente que sale por la tele en sus programas favoritos.

Pero el golpe más duro que sufrió doña Andrea fue cuando descubrió que Luisa era diseñadora de moda, de esas de las pasarelas que tanto le gustaban a doña Andrea. Ella que tanto había presumido de buen gusto y del alto diseño alejado del populacho cateto. Entonces fue cuando se le vino a la mente el recuerdo de la pequeña Luisa siempre confeccionando vestidos para su vieja muñeca. ¡¡¡ Por qué la fortuna esquiva a sus legítimos poseedores y se alía caprichosamente con otras personas!!!

La realidad distaba mucho de los juicios infundados de doña Andrea, como casi todos los juicios humanos que relacionan el éxito con la suerte o el azar. Juan desde niño fue el encargado de los trabajos de limpieza de esos grandes caserones señoriales. Ese oficio inmundo, como lo calificó más de una vez don Antonio Tristán, se convirtió en un reto personal para Juan Valentín, que por méritos propios y con el tesón de los años, fue diseñando un método para la depuración aguas residuales. De hecho, Juan con buen humor siempre decía que las grandes oportunidades vienen con aspecto de pordiosero. La verdad que es un hombre que hace bueno el dicho que detrás de cada gran problema hay una extraordinaria oportunidad.

Obsesionado por la ineficacia de los métodos tradicionales de depuración de aguas residuales y comprometido con los retos medioambientales de nuestro tiempo, desarrolló un innovador sistema con el que revolucionó el sector. Inicialmente tuvo que pasar por un sin fin de problemas y contrariedades, pero su espíritu de lucha y sacrificio le fue conduciendo al éxito. Sus depuradoras funcionan hoy en más de 50 países, y sus negocios los ha dejado en manos de un grupo de personas de su confianza, él pasa largas temporadas dando conferencias en universidades de todo el mundo, mientras prepara el proyecto con el que quiere culminar sus aspiraciones empresariales y su compromiso social. Está volcado en una iniciativa para transformar aguas insalubres en potables para 300 millones de personas en Asia, y  de esta forma iniciar un camino para erradicar las enfermedades tropicales en los países pobres.

Los inicios de Luisa Valentín no habían sido más fáciles, durante años tuvo que compaginar su vocación por la moda y el diseño, con el duro trabajo en una cooperativa textil, pero siempre, como ella misma afirma, lo importante en la vida es tener un punto rojo en el horizonte, un sueño por el que luchar todos los días, y en el que encontrar sentido a todo lo que se hace, movernos con criterio hacia lo que queremos, hacia el gran proyecto que todos y cada uno de nosotros deseamos poner en nuestra vida.  Y vaya si lo consiguió, aunque como ella misma refiere a menudo, la vida es un proyecto inacabado por el que tenemos que velar todos los días.

Del matrimonio de los Valentines nació Dulce, una chica cuyas virtudes eran acordes a  su nombre, desde sus inicios se contagió del espíritu de riesgo y sacrificio de sus padres, y convivió con la práctica satisfactoria de conducir su propia existencia sin esperar a que otros vinieran a hacerlo. Si bien sus oportunidades fueron mejores que las de sus progenitores, sus padres siempre cuidaron mucho de que se hiciera cargo de su propia vida, y que disfrutara de la consecución de sus propios logros aplicándose con sacrificio a sus proyectos.

La pasión de Dulce estaba en la literatura, desde pequeña se había distinguido por una imaginación desbordante, y su pasión era crear un nuevo lenguaje y estilo para contar historias y transmitir emociones, sentimientos y pasiones. Su vida discurría entre lecturas y escritos, buscando editores y aliados con los que hacer realidad su sueño.

Es curioso como los hijos de Valentines y Tristanes repetían los clichés de sus progenitores, qué importante es lo que se vive en el entorno. Ahí a tan solo unos metros de distancia, la habitación de don Ángel, siempre estudiando sus oposiciones y memorizando los temas, y atravesando el muro, Dulce con la pasión de su proyecto a flor de piel. Dos personas diferentes, dos visiones del mundo contrapuestas a sólo unos pasos.

DOÑA ANDREA LLEVA A CABO UN MAQUIAVÉLICO PLAN. 

A medida que doña Andrea iba conociendo más datos de la vida de los Valentines, más crecía su interés y más enfermiza y obsesiva se tornaba su vida.

Por el contrario don Antonio Tristán comenzaba a plantearse un montón de cosas que siempre había dado por sentadas, en primer lugar, la visión de fatalidad y mala suerte que a entender de su esposa perseguía a su familia ¿Cómo es posible que la Diosa Fortuna esté reñida con todos los miembros de los Tristanes y por el contrario aliada con todos los Valentines? ¿No será que los Valentines actúan de una forma que les conduce al éxito y los Tristanes no? Todas estas preguntas poco a poco iban ocupando un lugar en los pensamientos, evaluaciones y juicios de don Antonio.

Cierto día doña Andrea desde su puesto de vigía siguió los pormenores de un viaje que estaba preparando la familia Valentín para el puente de Todos los Santos. Tres días de ausencia de los Valentines, murmuró, mientras se frotaba las manos y se le encendía la mirada cual estratega que ve claro el desenlace de la emboscada tendida a su rival.

Los Valentines estaban haciendo los preparativos para un viaje a Marruecos. Tanto había fermentado la envidia en la mente de doña Andrea Tristán en los últimos meses, que le llevó a urdir un plan tan delirante como fuera de la ley. La noche del martes le contó a su marido todos los pormenores, mientras él escuchaba entre horrorizado y estremecido.

Sí Antonio, me dispongo a descubrir toda la farsa y la trama de los Valentines, voy a desvelar el origen de su fortuna y desenmascararlos para que el mundo entero descubra que todo lo que hacen es ilegal, una tapadera para encubrir algún oscuro negocio de vete tu a saber…. Y para ello necesito tu colaboración amor mío. ¿Qué pretendes hacer Andrea? Le preguntó con ansiedad Antonio, temeroso que lo de su mujer degenerase en una grave enfermedad mental.

Es curioso como deseamos el éxito pensaba don Antonio, y cómo cuando lo tenemos fruto del sacrificio personal, los demás nos quitan este merecido galardón con la insidia.

¡¡¡ Tú si que me entiendes cariño!!! Mira los Valentines se van el jueves por la noche y estarán ausentes el viernes, el sábado y el domingo; para el viernes por la mañana necesito que me compres un taladro y varias cosas más que te detallo en este papel.

Obediente y confuso don Antonio Tristán atendió los requerimientos de su mujer sin rechistar, no sin antes negarse en redondo a participar en algo tan bochornoso que con el tiempo terminaría por deslucir el poco brillo que ya de por sí le quedaba al blasón familiar.

Conforme al plan de operaciones, los Valentines abandonaron la casa cargados de maletas y otros bultos, mientras doña Andrea seguía los acontecimientos sin parpadear.

El viernes a primera hora cuando su marido y su hijo se marcharon, comenzó los preparativos, se dispuso a agujerear con el taladro las paredes de su casa hasta que hizo visible las estancias y habitaciones de la casa de sus vecinos. Por la tarde, valiéndose de la llave que en su día le entregó Marcial para mostrar la casa a unos compradores, entró en el hogar de los Valentines y se dispuso a reparar los pequeños daños causados por el taladro.

Aunque no lo crean, el sábado había culminado su plan doña Andrea, de forma impoluta instaló un sofisticado sistema de vigilancia con microcámaras y micrófonos incluidos, un sistema que había venido diseñando concienzudamente y con precisión en los últimos meses, una obra de arte del espionaje, digno del mejor guión policíaco.

Con la sensación que da la obra terminada expiró el fin de semana, y el lunes por la mañana, conforme a lo previsto hicieron su aparición los Valentines. La ansiedad y la tensión por comprobar la eficacia del sistema era tal, que ni don Antonio pudo sustraerse a la emoción de comprobar personalmente su funcionamiento.

DOÑA ANDREA CULMINA SU PLAN DE ESPIONAJE.

Funciona!!! Funciona!!! Chillaba doña Andrea mientras corría nerviosa del comedor al dormitorio y del dormitorio a la cocina, siguiendo los movimientos al otro lado de la casa de sus incautos vecinos. El sonido era tan bueno que nadie podía distinguir si las voces pronunciadas en la casa de al lado procedían de la de los Tristanes o no.

Mientras don Antonio Tristán se dirigía al trabajo, sus juicios se movían entre el estado de ánimo del reo que sabe que ha cometido un delito y el de cierta admiración por su mujer. Hay que ver esta Andrea, no le falta genialidad, si en lugar de haber exprimido su mente durante estos meses en esta obsesión con los Valentines, hubiera dedicado sus energías a diseñar y poner en valor un nuevo sistema de vigilancia para los chalets, ¡¡¡ Con los problemas de robos que hay sólo en nuestro barrio todos los años!!!!

Tan chulo era el sistema de doña Andrea, que incluso se podían seguir los movimientos en el interior de la casa de los Valentines a través de una agenda electrónica de esas modernas.

La mañana del lunes emanaba un fuerte olor a legumbres quemadas de la cocina de doña Andrea, no podía ser de otra forma, pasó la mañana correteando de agujero en agujero, como un cachorro que ha encontrado el juguete que necesitaba.

Ya por la noche, doña Andrea contó a su marido pormenorizadamente todas las cosas que habían hecho durante el día los Valentines. Antes de irse a dormir dieron el último repaso a sus vecinos y quedaron completamente rendidos por el cansancio.

Doña Andrea se sentía como la creadora del programa televisivo del Gran Hermano, pero este era un gran hermano personalizado, un lujo creado por ella misma.

De la primera semana de vigilancia de los Tristanes, doña Andrea iba sacando una serie de observaciones, todas ellas encaminadas a sacar a la luz o afear algún vicio de los Valentines, mientras que don Antonio Tristán comenzaba a leer una realidad con un trasfondo mucho más rico.

PRIMER GRAN DESCUBRIMIENTO: LOS TRISTANES COMIENZAN A DESARROLLAR SENSIBILIDADES SOBRE LOS ESTADOS DE ÁNIMO Y LAS EMOCIONES.

Se la dan de limpios, movió el cuerpo jocosamente doña Andrea, y ya ves la cochinada que acaban de hacer, superficialidades Andrea, le contestó Antonio. Yo lo que he observado hasta el momento es que Juan y Luisa son gente con un equilibrio emocional del que no gozamos nosotros…. ¡¡¡ Ay, qué me estás diciendo Antonio!!! No si ahora va a resultar que ellos son los buenos y nosotros los malos…. ¡¡¡ Hasta tú te vas a poner de su lado para fastidiarme!!! Que me da el ataque!!!m ¡¡¡Tila Antonio!!!!  ¡¡¡Tila!!!

Don Antonio había observado que los Valentines poseían una fortaleza que no tenían los Tristanes, su estado de ánimo era positivo la mayor parte del día, y esta energía la podían dirigir a hacer cosas relevantes y provechosas. Además veía cómo una destreza recíproca de Juan y Luisa era que cuando algo no pintaba bien para alguno de ellos, el otro rápidamente cuidaba su estado de ánimo. En ese momento descubrió que los estados de ánimo positivos y negativos se contagiaban. Pensaba en voz alta que el fatalismo y la resignación de su mujer, al final se habían instalado en su casa, y esta situación como una parálisis atenazaba sus vidas, justo lo contrario que ocurría al otro lado de los muros.

Mira Andrea, tranquilízate amor mío, te das cuenta que los Valentines llevan una vida más feliz que la nuestra, y en esto no influye que tengan muchas más comodidades que nosotros, simplemente cultivan un estado de ánimo positivo, ayudándose el uno al otro cuando uno de ellos está mal.

Antonio comenzaba a percatarse de la importancia de los estados de ánimo, y a observar su fuerza demoledora, desde ese día empezó a leer los estados de ánimo en su entorno y en él mismo. Vio como en su casa dominaban los sentimientos de resignación y resentimiento y en los de los Valentines los de ambición y resolución. Y cómo estos producían resultados muy dispares en sus vidas.

Antonio cada día reflexionaba más sobre estos asuntos, al punto que compró un diario para anotar estas observaciones, en la primera página de su diario anotó:

Los estados de ánimo nos condicionan para hacer cosas, y sobre ellos se puede trabajar. El estado de ánimo actual de mi familia impide la realización de cualquier proyecto. Desde hoy me propongo cuidar  mi estado de ánimo y el de las personas de mi entorno.

 Antonio cayó en la cuenta que el combustible de los Valentines para levantar sus proyectos era el ánimo, al mismo tiempo descubrió que su familia era una máquina averiada para emprender cualquier proyecto útil en la vida.

Desde aquel día con firme propósito puso en marcha aquellas prácticas de trabajar los estados de ánimo que había observado en sus vecinos. Donde primero lo hizo fue en la oficina, de forma inesperada para sus compañeros de trabajo se interesaba por las cosas que les pasaban, a estar cerca de las personas cuando tenían problemas, a festejar los éxitos de los demás y a hacer más llevaderos los pequeños fracasos que todos sin excepción tenemos cada día. Se convirtió en una persona sensible a los estados de ánimo y emociones de los demás.

Sin darse cuenta comenzó a ser visto de una manera diferente por sus compañeros, quienes observaron en él un cambio profundo, esto le ayudó a ganarse el reconocimiento de todos ellos y construirse una nueva identidad.

Antonio se sentía a gusto con el cambio que estaba experimentando, al punto que decidió trabajar esta faceta con doña Andrea: mujer, eres increíble, te das cuenta el ingenioso sistema de espía que has desarrollado, desde luego si has hecho esto puedes acometer cualquier reto que te plantees en la vida. Estas palabras entraron como un soplo de aire fresco en el alma de doña Andrea, quien suspirando le dijo a su marido: ¡¡¡ Hay que ver Antonio, qué cosas tienes!!! Esa noche salieron a tomar unas copas y a bailar. Experimentaron una nueva sensación, una vuelta a las emociones de la libertad, de estar vivos y con capacidad para hacer cosas útiles para ellos mismos y para los demás.

De hecho Antonio, con gran esfuerzo fue cambiando el estado de ánimo en su casa, y esto trajo como consecuencia la apertura de un espacio para abordar nuevos proyectos que otrora quedaron aparcados por la sensación de fatalidad y resignación que flotaba en el hogar.

Había descubierto en el espiar de sus vecinos una nueva faceta, una auténtica guía para su vida.

SEGUNDO DESCUBRIMIENTO: LOS TRISTANES APRENDEN A DESCUBRIR OPORTUNIDADES ESCUCHANDO.

Cierto día Juan Valentín tuvo una reunión con unos políticos y empresarios de gran renombre, Antonio Tristán observaba absorto la reunión y escuchaba sin perder palabra, se trataba de una reunión de negocios donde se estaba barajando la posibilidad de unos contratos extraordinarios… La reunión transcurría cordialmente pero lo que le sorprendió fue que la mayor parte de la misma Juan apenas habló y se limitó a tomar notas…. Al final intervino para proponer una alternativa que sorprendió gratamente a los allí reunidos, al punto que todos le felicitaron efusivamente y aceptaron la propuesta. Para Antonio no pasó inadvertido que lo que Juan había hecho en la conversación era escuchar a sus contertulios, y fue fruto de esa escucha de donde nació esa alternativa que había propuesto para resolver el  problema de depuración de aguas residuales.

Este hecho chocó profundamente con la visión que Antonio tenía del fenómeno de hablar y de escuchar, hasta entonces entendía que las personas más influyentes son las que hablan más, de hecho siempre había entendido que para ser más  importante hay que hablar más que los demás, gustarse a sí mismo, rebatir los argumentos de todo el mundo y derrotar a los contertulios con el nuestro… De hecho era lo que él siempre había puesto en práctica, eso sí, con pírricos resultados que le llevaron a ser un auténtico pedante y engreído, así considerado por todos los que le rodeaban… Y lo peor de todo es que él siempre lo había sospechado.

Le marcó profundamente que en la reunión, la persona que más valorada había salido y la que mayor grado de estima cosechado había sido Juan, además de cerrar un suculento contrato, y todo fruto de escuchar las necesidades y preocupaciones que los allí reunidos habían manifestado.

Aprendida la lección, antes de irse a la cama tomó su agenda y escribió:

Lo más importante de la conversación es escuchar las necesidades y preocupaciones que tiene la gente, de esta escucha nacen nuevas opciones y ofrecimientos que podemos hacer a los demás. Desde hoy me propongo escuchar a los demás para proponer nuevas oportunidades.

Luego pensó en ese antiguo proverbio chino que muchas veces le había contado el abuelo, que decía algo así que por alguna razón Dios nos había dado dos agujeros para escuchar, dos para oler, dos para ver, y uno sólo para hablar…. De esta forma se percató del tiempo y las oportunidades que había perdido en su vida, creyendo en que lo más importante a la hora de hablar era rebatir y quedarse encima de los demás… ¿Por qué nadie le había enseñado eso?, y tenía que ser precisamente Juan Valentín (el hijo de los sirvientes el que viniera a hacerlo).

Por la mañana, como todos los días, se marchó a la oficina, con el propósito de poner en práctica lo que había aprendido, reconociendo que esto  no era nada fácil para él, pero decidió que cuando sintiera la tentación de hablar antes de escuchar, se mordería la lengua.

Sin pensarlo dos veces se dirigió al despacho del jefe y le preguntó ¿Cómo cree usted que podríamos atender mejor las demandas de nuestros clientes? Estaba utilizando justo el patrón que había seguido Juan el día antes en su conversación. Hombre, ya es hora de que plantee usted el asunto, le dijo su jefe, justo cuando la empresa ha perdido a sus clientes más importantes. Juan escuchó estoicamente las argumentaciones de su jefe y comenzó a anotar en su libreta. Este sólo hecho cambió la actitud de su jefe hacia él. Al final de la escucha, de forma totalmente lacónica Antonio propuso un par de alternativas para ganar la confianza de los clientes perdidos. Su jefe le respondió: me parece una extraordinaria idea, adelante Antonio!!! Tiene usted mi autorización para tomar esas iniciativas, y de paso si lo consigue, tendrá un extra en el sueldo de un 1% del incremento de la facturación que consiga, convencido de la dificultad de la empresa.

Cuando cerró la puerta se sintió otra persona, con la energía del primer día que comenzó a trabajar y el reconocimiento y confianza del jefe, de hecho, con el solo ejercicio de escuchar había abierto una posibilidad para una posible mejora de su economía.

De camino a casa pensó en cómo podía mejorar la vida de Andrea si pusiese en marcha ese ejercicio, quién sabe si Andrea con su invento de espía podría  conectar con las necesidades, preocupaciones y problemas de la gente del barrio en relación a los robos. De esta manera quizá encauzaría la energía de su mujer hacia algo positivo.

En las conversaciones con los vecinos del barrio Antonio fue refinando su capacidad de escucha, no había duda, una de las principales preocupaciones de la gente de su entorno estaba relacionada con la seguridad, y en especial con dejar a buen recaudo sus hogares en los periodos vacacionales…. ¿Y si Andrea adaptase su invento para ofrecer una solución de vigilancia del hogar a tanta gente que tiene esta necesidad? Se preguntaba una y otra vez.

 TERCER DESCUBRIMIENTO: QUÉ VALIOSAS SON LAS REDES DE AYUDA PERO QUÉ DIFÍCIL ES CONSTRUIRLAS.

Con la cabeza llena de preguntas llegó a casa donde se encontraba Andrea con el ojo pegado a la pared. Había una reunión muy numerosa en la casa de los Valentines, estaban hablando con Luisa. Al parecer pretendían implantar una nueva red de tiendas de moda, cosa que apasionaba de veras a Andrea. Entre los asistentes había diseñadores, inversores, mayoristas, modistas, empresarios… Y todos ellos coordinados por Andrea. La reunión se prolongó toda la tarde y terminó por la noche. doña Andrea tenía la exclusiva: en dos meses abrirían las tiendas Valentín en las grandes ciudades del país. Con esta primicia el matrimonio se fue a la cama.

Con el sueño alterado Andrea comentaba: te das cuenta Antonio que glamour hay en la casa de los Valentines ¿Cómo podrán reunir a tanta gente, y además hacerlo prácticamente todos los días? Casi igual que nosotros que la última visita que tuvimos en casa fue hace cinco años, sí aquella de los primos ¿Recuerdas?

Las reflexiones de Andrea le abrieron a Antonio un nuevo marco de interrogantes. Es cierto, pensaba, hasta ahora no había caído en la cuenta ¿Por qué la casa de los Valentines es un escenario permanente de reuniones y en la nuestra no hay ninguna? Es más, las pocas veces que hemos invitado a gente a casa, siempre han dado alguna excusa para no asistir ¿Por qué la gente va a casa de los Valentines? Con estas preguntas dio las buenas noches a su mujer y se durmió.

Al día siguiente, pensando en la situación Antonio comprendió  la valía de  esas reuniones de los Valentines. En esas reuniones es donde inventan los proyectos que luego ponen en práctica, utilizan esas reuniones para establecer compromisos y hacer cosas de forma coordinada con otras personas: poner en marcha una nueva cadena de tiendas, implantar sistemas de depuración de aguas… Los proyectos de los Valentines se construían en esas reuniones y de ellas salían los compromisos necesarios para hacerlos realidad.

Esto fue para Antonio un auténtico descubrimiento. Para él y su mujer una reunión había sido siempre un acto social para darse importancia y pasear su apellido, y en la medida de lo posible quedar por encima de los demás. ¡¡Diablos, es cierto, no me extraña que la gente excuse mis invitaciones!! Exclamó, como aquel poseído por una visión genial.

Frotándose las manos dijo, ¡¡¡ Bueno pues adelante !!! Elaboró un plan para poner en marcha una reunión similar a la de sus vecinos, para hacer algo grande, como ellos. ¡¡¡ Esto es pan comido!!! Exclamó en un estado de ánimo de euforia. Vamos a ver, le voy a dar una sorpresa a Andrea, le prepararé una reunión con posibles compradores de sistemas de seguridad, personas interesadas en invertir en este negocio, proveedores… Y para ello recurriré a mi vieja agenda de contactos.

Tomando su diario apuntó lo siguiente:

Para poner en marcha un proyecto relevante, es necesario contar con una red de personas comprometidas en hacerlo posible. Desde hoy me ocuparé de crear mi propia red de aliados.

Antonio sacó su vieja agenda de contactos, esa que llevaba más de diez años sin utilizar, tomó el teléfono y comenzó a hacer llamadas. Llamada tras llamada su ánimo iba cayendo. Su primo el banquero, su amigo Luis el de las tiendas de electrónica, los antiguos clientes del abuelo…; a todos era notorio que no les interesaba para nada mantener una reunión con la familia Tristán, todos declinaron su invitación con inverosímiles excusas.

Con el aspecto del derrotado, entró en casa y con desazón le contó a Andrea lo sucedido. No te preocupes Antonio, no te das cuenta de que son unos ingratos. En silencio se interrogaba ¿Habremos hecho algo para granjearnos la desconfianza de la gente?

Era evidente que la imagen de los Tristanes ante la gente distaba mucho de lo que ellos pensaban, y eso pesaba como una losa en los planes de Antonio. Crear una red de personas que confiasen en él se le antojaba una tarea ardua.

La situación le reportó una sensación de tristeza,  se dio cuenta de que su identidad real era la de un tipejo poco confiable para sus conocidos. Con el desánimo del que descubre que las vergüenzas que ha creído siempre ocultas y al margen del público, son realmente la parte más expuesta de nuestro propio ser, a lo que somos ajenos las más de las veces.

Sin duda tener la confianza de la gente y construir proyectos en común exigía una serie de destrezas que intuía pero que aún no podía poner en pie. La mejor forma de averiguarlo era mirar de nuevo para la casa de los Valentines. Y así lo hizo, con el interés del detective que tiene próxima la resolución del caso.

¿Te das cuenta Andrea? Cuando la gente termina las reuniones con nuestros vecinos se marcha confiada, y eso es porque los Valentines cuando prometen algo cumplen de verdad, no como nosotros que donde decimos digo, luego ponemos diego, según nos interese… Ay qué cosas tienes Antonio!!! Si eso lo hace todo el mundo, todo el mundo va a sus intereses, ¿Qué vamos a ser nosotros más tontos que nadie? No Andrea, cae en la cuenta. La gente que hace eso es a la que la vida le da el mismo trato que a nosotros, y la gente comprometida con lo que hace es aquella que posee sólidas relaciones, pues los demás saben que pueden confiar plenamente en sus proposiciones.

Antonio miraba su propio pasado, y veía el discurrir de una vida de evasión de compromisos, de escaqueo permanente. El único compromiso verdadero que de verdad había tenido era con su familia, y en consecuencia la vida le había reportado en función de ello: una sólida red familiar compuesta por tres personas y un mundo que le miraba con desconfianza. En el lugar opuesto los Valentines, con un montón de gente dispuesta a hacer cosas, a inventar y construir proyectos con ellos.

La barrera casi infranqueable que le suponía este nuevo hito, fue disminuyendo de tamaño según discurrían los días, Antonio estaba decidido a cambiar su identidad. Para ello remozó su vieja agenda y comenzó a realizar un exhaustivo plan para recuperar la amistad de viejos amigos y establecer relaciones con otros nuevos.

Antonio se puso a llamar a su primo Carlos, su amiga Angustias, y un conjunto de personas nuevas que poder sumar a su vida y sus proyectos. Se dio cuenta de la magnitud de esta empresa y de los sacrificios que nos impone, pero que es en definitiva una condición imprescindible para hacer cualquier cosa valiosa en la vida.

Andrea se mostró satisfecha con la idea, y a medida que bajaban sus delirios de grandeza y profundizaba en la escucha de las necesidades y preocupaciones de los demás y su compromiso con las mismas, comenzaban a florecer las relaciones sociales del matrimonio. El cambio del estado de ánimo de los Tristanes se podía percibir ya incluso desde el exterior de la casa.

Realmente estaba cambiando la vida de los Tristanes, aunque nadie era consciente aún de que esto era fruto de imitar un conjunto de prácticas para producir resultados más satisfactorios en la vida.

CUARTO DESCUBRIMIENTO: QUÉ HISTORIAS TAN INTERESANTES LAS DE ESA GENTE TAN DISTINGUIDA.

Incluso los Valentines habían notado ya un cierto cambio de actitud de sus vecinos. Juan le comentó un día a Luisa: has visto a nuestros vecinos, ciertamente se muestran más civilizados, parece que se les han bajado un poco los humos. Podríamos invitarlos a la barbacoa del sábado.

Dicho y hecho, Juan se acercó a la casa de sus vecinos, le abrió Antonio, llevándose un susto impresionante, pues Andrea estaba en su puesto de vigilancia con el ojo pegado a la pared, situación que esquivaron con explicaciones que en ningún momento levantaron sospechas de Juan, quien como tenía pensado les invitó a la barbacoa que darían el sábado en el jardín. Los Tristanes se sintieron enormemente dignos con la propuesta y aceptaron.

El sábado la sorpresa fue grande, pues cuando llegaron los Tristanes, ya había  más de una decena de invitados, y todos eran personajes populares del mundo de la moda y la empresa. Doña Andrea nunca había soñado con conocer en persona a esa gente, y estaban ahí, justo al lado de su casa.

El día transcurrió de una manera afable, los nervios iniciales se fueron rebajando, a medida que se formaban animados corrillos en los que participaban activamente Antonio y Andrea. Ya por la tarde se despidieron afablemente, mientras Luisa puso a su disposición la casa a unos vecinos que sin sospecharlo la conocían con todo lujo de detalles.

Deseosos por estar en la intimidad del hogar y comentar todas las vivencias e impresiones del día entraron en casa los Tristanes, estaban completamente entusiasmados al compartir un día con gente tan influyente de cuyas vidas sólo conocían cosas a través de la televisión y las revistas.

Tenemos unos vecinos increíbles dijo Andrea mientras se cambiaba de ropa. Esas palabras sorprendieron a Antonio quien se preguntaba: ¿será posible Andrea, hace unas semanas no podía ni ver a los Valentines y ahora se han convertido en santo de su devoción? ¿Cómo ha ocurrido esto? ¿Cómo han cambiado sus juicios hacia ellos?

Un rato después encontró la explicación: los juicios que tenemos acerca de los demás no son fijos, podemos cambiarlos, y en esos cambios se abren y cierran posibilidades. Además el cambio de los juicios negativos por otros positivos traía consigo la apertura de nuevas posibilidades, y unas emociones positivas. Sólo hay que ver lo eufórica que está Andrea.

¿Sabes lo que más me ha impresionado hoy Antonio? Pues la forma de hablar de esa gente tan maravillosa que hemos conocido, cómo cuentan sus vidas, cómo relatan las cosas que hacen, sus proyectos… Lo hacen de una forma espontánea y natural, ¿Quieres creer que por un momento me he sentido parte de sus proyectos? Cómo si por un instante tuviese la oportunidad de poder participar en ellos. Antonio que no había dado importancia a este hecho, descubrió en las observaciones de su mujer algo nuevo y valioso: las personas de éxito tienen narrativas influyentes, historias singulares de sus propias vidas que son el distintivo de su identidad.

Antonio interpretaba este nuevo fenómeno que había descubierto su mujer con un extraordinario interés. Comparaba la historia que él contaba a los demás de su propia vida, con las excelentes historias de las personas que había conocido hoy. La diferencia no estaba en cuestiones de adornos o grandezas, la diferencia estaba en que esas personas vivían situaciones de acción, compromisos y alianzas, invención de soluciones a los problemas de otros… Historias que suscitaban interés y deseos de sumarse a ellas, en ellas surgían elementos del pasado en torno a sensibilidades compartidas por mucha gente, y se proyectaban hacia el futuro en el sentido de producir cambios y dar respuestas.

Como un poseso en el punto más álgido de su trance, Antonio cogió su diario y anotó lo siguiente:

 Las narrativas de las personas refuerzan sus identidades. Desde hoy construiré una nueva narrativa de mi vida para compartirla con otras personas.

Antonio había intuido que lo que contaba siempre acerca de lo que había sido y quería ser en la vida, que en definitiva venía a resumir lo que son las historias que todos contamos acerca de nosotros mismos a los demás, había suscitado en más de una ocasión las burlas de sus conocidos. Básicamente la historia que todos conocían de él, es la que él mismo siempre contaba: perteneciente a la notable familia Tristán, persona muy seria y selectiva como todos los suyos, con la honra por bandera, poco amigo de las relaciones, alejado de la forma de vivir de los negocios…. amante del trabajo estable y con poco riesgo, cuyo objetivo principal en la vida era que su hijo fuese el funcionario que él nunca pudo ser. En ese momento comprendió lo poco influyente y valiosa que era la  historia que contaba de su vida al compararla con la de aquellos amigos de la familia Valentín.

Esa misma noche comenzó a escribir una nueva historia de su vida: “Antonio Tristán fue una persona que ocupó parte de su vida en cosas bastante improductivas, pero que un día decidió acometer nuevos y valiosos proyectos con otras personas. Ahora es una persona dispuesta a comprometerse con usted para sacar un proyecto común adelante”.  La fuerza de la identidad de las personas no sólo reside en lo que estas hicieron en el pasado, sino también en la declaración de lo que están dispuestas a hacer en el futuro.

Se comprometió a cambiar la historia que contaba a los demás de él mismo, y así de resolutivo lo hizo al día siguiente, esforzándose por llevar su nueva narrativa a toda persona conocida que se cruzaba por su camino.

Algunos de sus compañeros de trabajo se miraban extrañados, como si apreciasen un cambio en él, y en su interior agradecieron la nueva actitud.

Meses después, Antonio apreció que su relación con los demás era distinta, a medida que creció en confianza y respeto. La primera manifestación visible fue que su teléfono móvil nunca había recibido tantas llamadas como ahora, se trataba de personas que querían hacer nuevas cosas con él y participar en sus proyectos y actividades.

QUINTO DESCUBRIMIENTO: QUÉ INFLUYENTE ES QUE TU CLIENTE PUEDA VER Y TOCAR EL PROYECTO ANTES INCLUSO DE QUE ESTÉ MATERIALIZADO.

A medida que pasaba el tiempo sentía mayor estima por el valor agregado a su vida con la llegada de los Valentines, y hasta su mujer estaba mucho mejor de sus ataques de ansiedad y trastornos anímicos.

Juan disponía de una enorme cochera plenamente adaptada para trabajar, allí pasaba largas horas diseñando y preparando sus proyectos. Un día Juan invitó a Antonio a que conociese su lugar de trabajo, y allí departieron amablemente durante mucho rato. Hasta ahora Antonio había descubierto algunas claves de éxito de los Valentines, lo que no entendía todavía era cómo habían triunfado con sus ofertas en la moda y en la depuración de aguas residuales, y la traducción de estas ofertas en rentables empresas, Antonio se preguntaba ¿Algún día podré yo hacer mis ofertas al mundo y vivir de ellas? Este era ya el nuevo sueño de su vida que mantenía en secreto.

Los viejos prejuicios que condicionaron por completo su vida, pese a estar aún  presentes en su mente, comenzaban a erosionarse. Desde niño adquirió los valores de su familia, como el común de los mortales. Buscaba el reconocimiento social y personal bajo los patrones que le habían inculcado. Siempre relacionó las formas de vida más plenas, con lo que su padre y su abuelo le contaron. Recordaba aquellas conversaciones con el abuelo, en las que le manifestaba su deseo de tener una profesión respetable como abogado del Estado, militar, cura o médico… Ahora, en este nuevo tiempo se estaba percatando de otras vocaciones radicalmente diferentes que no estaban en la mente de sus progenitores, y reconocía en ellas unas oportunidades distintas, una forma de vida mucho más plena e intensa y cargada de emociones. Era curioso como el cambio se estaba abriendo en él, lo que le motivaba ahora era pasar el tiempo con esa nueva clase de personas que encarnaban los nuevos valores, poder hablar de grandes proyectos, de alianzas, de nuevas necesidades… Y “jugar” a dar respuestas a los problemas de la gente, e incluso a inventarse otros nuevos, ¡¡¡ Algo sumamente apasionante!!!

Sin embargo reconocía que no tenía prácticas ni destrezas para hacer eso, intuía que los Valentines las poseían pero él era completamente ajeno a ellas.

Aprovechando la reunión que tuvo con Juan en la cochera le comentó distendidamente: mira Juan, no he hecho nada importante en mi vida y cada día me encuentro más motivado para poner en marcha algún proyecto con el que pueda sentirme bien. ¡¡¡ Claro Antonio !!! Le respondió Juan, nunca es tarde para abordar un nuevo proyecto, a medida que le mostraba una maqueta en la que estaba trabajando para patentar un nuevo sistema de depuración de aguas.

Antonio, este es mi nuevo proyecto, se trata de una estación depuradora de aguas residuales que funciona de una forma totalmente natural, aprovechando el poder depurativo de unas plantas que se llaman macrofitas. Antonio contemplaba absorto la maqueta que no tenía más de un metro cuadrado, pero viendo la representación en miniatura podía imaginar una gran estación depuradora: las entradas de las aguas fecales, las piscinas con macrofitas, los sistemas de canales…; un mundo en pequeño que le acercaba a una imagen nítida del proyecto terminado, con esa maqueta podía imaginar la obra completamente acabada. Después le fue mostrando una serie de esbozos de cada parte del proceso.

Juan, todo este trabajo aunque está hecho a pequeña escala es muy laborioso, te requiere un gran esfuerzo, y sin saber aún si hay un cliente interesado en instalar este sistema le comentó Antonio. No Juan, ese trabajo es previo, cuando diseño todo este proyecto a pequeña escala es porque he escuchado una necesidad que tienen muchos clientes, en este caso se trata de la entrada en vigor de una normativa que obliga a empresas y ayuntamientos a la depuración de sus aguas, entonces yo diseño una solución y se la ofrezco, aún sin invertir dinero en su materialización.

Los vecinos se despidieron y Antonio se marchó a su casa intentando descifrar las claves de la conversación que había mantenido con Juan, en ese momento tomó su diario y escribió:

Cuando escuches una necesidad que tiene la gente, elabora un prototipo donde esas personas puedan ver materializada la solución para su  necesidad. Desde hoy elaboraré un prototipo para apoyar mis proyectos.

Había descubierto la capacidad que tienen los prototipos para ayudar a vender un proyecto, para hacer que el cliente toque con la punta de los dedos una solución a sus problemas antes incluso que esta se haya materializado. Está claro ¡¡¡ una imagen vale más que mil palabras, y un prototipo más que un millón de imágenes!!! Decía exultante Antonio.

 Sin pensarlo dos veces habilitó un pequeño espacio en la cochera de su casa a manera de un rudimentario taller donde diseñar sus propios prototipos, el primer prototipo que ideó fue un organigrama para mejorar la atención a los clientes de su empresa. Era un modelo que planteaba de forma diferente la forma de realizar ofertas a los clientes, la negociación de las condiciones de la oferta, los tiempos de ejecución de los trabajos, la entrega de los productos, los estándares de satisfacción de los clientes…; un modelo que implicaba a todas las personas y áreas de negocio de la empresa.

A la semana siguiente Antonio se plantó delante de su jefe y extendiéndole una gran cartulina sobre la mesa, comenzó a explicarle su nuevo plan para aumentar las ventas y recuperar la confianza de los clientes perdidos, a medida que iba desarrollando la explicación sobre el esquema iba ayudándose de unas pegatinas que él mismo había elaborado. El jefe le respondió, este es un ambicioso plan, ahora lo veo claro…; a los pocos días convocó una reunión con los empleados en los que les comunicó una remodelación del negocio basándose en lo que Juan le había propuesto, en la misma declaró que el nuevo gerente era Antonio Tristán.

Exultante de alegría Antonio se dirigió a su casa, tomándose la libertad por ese día de salir un rato antes de la hora, como dando un premio a su buen trabajo. Por su cabeza pasaba lo que le había ayudado la construcción de un prototipo, y la influencia que tiene para que las personas vean las ventajas de nuestro proyecto incluso antes de que esté materializado, ¡¡¡ y además funciona con cualquier tipo de proyecto !!! Decía emocionado en voz baja. Cuando llegó a casa se lo contó todo a Andrea,  y  ella le dijo ¿Tú crees Antonio que eso del prototipo nos podría servir para poner en valor lo que me dijiste del sistema de vigilancia? Estoy seguro Andrea, yo que tú me pondría manos a la obra.

 SEXTO DESCUBRIMIENTO: ¡¡¡ YO TAMBIÉN PUEDO HACER Y ACEPTAR OFERTAS!!!

Una cosa que le sorprendía a Antonio en las conversaciones que había compartido con Juan y sus amigos, era que éste no tenía ningún pudor en ofrecer cosas, en el sentido de comprar y vender. Esto lo practicaba con extraordinaria naturalidad. De hecho todo lo que Luisa y Juan hacían estaba relacionado con la realización de ofertas, en el campo de la moda y la depuración de aguas; pero en definitiva se trataba de ofertas que seguían el mismo patrón: escuchar cosas que necesitaba la gente, crear redes de alianzas, elaborar prototipos y hacer ofrecimientos a los posibles clientes.

Dentro de su mundo nunca había estado muy bien vistas las profesiones relacionadas con el comercio y las ventas, o lo que es lo mismo, con hacer ofertas a los demás. Pero al asomarse al mundo de los Valentines cayó en la cuenta que las personas que hacen ofertas a los demás están abriendo nuevas oportunidades a la sociedad, con sus ofrecimientos contribuyen a hacer la vida más fácil para todos.

Pensaba con detenimiento en los proyectos de Juan, cuya lógica no dejaba de ser el ofrecer cosas a los demás para generar ganancias, ganando dinero él lo ganaban también sus clientes. Pero el gran motor de su vida, su pasión no era el dinero, el motor que impulsaba su vida era hacer algo grande, nada menos que ¡¡¡ Salvar millones de vidas en el Tercer mundo!!! Hacer ofertas y ganar dinero no está reñido con tener una misión comprometida con el mundo. Total, la mejor forma de solidaridad es la de Juan: generar recursos para socializar los beneficios producidos. 

Antonio fue percibiendo un universo diferente en torno al mundo de las ofertas, e identificó, desde entonces, como un signo distintivo de este nuevo estilo de gente que recientemente había entrado en su vida, la capacidad que tenían para hacer e intercambiarse ofertas. ¿Cuántas oportunidades he perdido en la vida por no hacer una oferta en su momento? ¿Cuántas ofertas habían muerto sin producir resultados por el pudor de no realizarlas?

Los amigos de los Valentines, eran una máquina de cruzarse ofertas en todos los ámbitos imaginables, y él estaba dispuesto a entrar en ese nuevo mundo que acababa de explorar, total, la peor oferta del mundo es la que nos callamos, la que no hacemos.

Tomando su diario escribió:

La realización de ofertas a otras personas mueve el mundo, desde hoy adquiero el compromiso de multiplicar las ofertas que hago a los demás y de abrirme a otras ofertas que me realicen.

Y así lo hizo, Antonio recopiló todas aquellas propuestas que en los últimos años habían pasado por su cabeza, pero que nunca se atrevió a hablar de ellas y conversar con sus destinatarios. La verdad es que obtuvo varias respuestas negativas, pero con el no, había contado siempre. No obstante entre ellas también tuvo algunas positivas que de hecho produjeron una transformación de su vida años más adelante, entre ellas la proposición que llevaba años rondándole la cabeza de proponer a su jefe compartir el negocio como socios. Claro está, que para entonces Antonio era ya una persona que se había pasado de la sociedad de los empleados al mundo de los emprendedores. Una persona distinta con destrezas emocionales, capaz de coordinar acciones y redes de aliados, con una fuerte identidad y evocadora de confianza…. Te das cuenta Andrea, podemos cambiar, las personas podemos cambiar nuestras actitudes y con ellas nuestra posición y posibilidades en el mundo…; le decía  Antonio mientras sellaban para siempre los agujeros de la pared en una de las excursiones de sus vecinos, y todo gracias a los antiguos sirvientes de los abuelos, gracias a los Valentines.

Adelante!!!

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