Desde el principio de los tiempos el ser humano se ha preguntado cómo es el mundo, qué es lo que hay ahí fuera, ¿los objetos que vemos son como los vemos o son una creación de nuestra mente?, ¿qué es realidad y qué es ficción?, ¿vivo en un universo paralelo creado por mí? … Y después de tanto tiempo, todavía no nos hemos puesto de acuerdo en resolver la diatriba, una duda que a veces nos desconcierta y contribuye al desasosiego y sufrimiento humano.
La Inteligencia Artificial va a modificar la naturaleza humana y crear nuevos mundos, entidades y categorías.
A lo largo de la historia ha habido una serie de acontecimientos que han alterado el curso de los tiempos. Por ejemplo, cuando Copérnico quitó la Tierra del centro del universo (modelo geocéntrico ptolemaico) y puso al Sol en su lugar. Siglos después, Darwin con sus hallazgos sobre el origen de las especies, puso patas arriba todas las bases que sustentaban el origen y evolución de la vida. Y ahora, la Inteligencia Artificial nos está sacudiendo con una nueva convulsión que hará repensarnos muchos fundamentos que dábamos por seguros, como la propia naturaleza del ser humano o el sentido de la realidad, un giro copernicano y un cambio de paradigma en nuestro entendimiento del mundo y esquemas cognitivos y mentales.
Quienes hemos vivido unas décadas sin sufrir una guerra en carnes propias, tendemos a creer que la paz es una normalidad y la guerra es una anomalía. Y nada más lejos de la realidad, en el pasado, lo normal era que una generación viviese al menos una guerra en su país o en otro con el que se mantenía el conflicto, por lo que en cualquier familia había personas muertas, mutiladas y otras víctimas causadas por sus efectos (hambrunas, enfermedades).
La paz es una rareza histórica que hay que construir y preservar con uñas y dientes. A lo largo de los últimos 5000 años ha habido miles de guerras en todo el mundo y se han firmado más de 8000 tratados de paz. La historia de la humanidad la podemos definir como una interminable secuencia de guerras con breves periodos de paz entre ellas.
Y sin embargo, los pocos privilegiados que hemos vivido unas décadas en el paraíso de la paz no le damos el suficiente valor a este bien escaso, tendiendo a pesar que se trata de un derecho adquirido y sin retorno. Una fantasía propia de quienes desconocen la historia.
Si nos asomásemos a los órganos de gobierno de nuestras instituciones y organizaciones, nos llevaríamos un susto monumental ¡Todos están en la vorágine del día a día y nadie está ocupándose del futuro! “¿¡Cómo puede ser esto!?” La gestión absorbe todas las energías, todo el mundo está en lo urgente y no hay nadie en lo importante. ¡El barco donde vamos todos no tiene timonel! Vamos a la deriva y si no nos lo tomamos en serio vamos a naufragar (no tendremos futuro profesional, pensiones, horizontes…).
Cuando el paradigma pasa a ser lo nuevo y todo lo viejo produce rechazo. Ocurre en los grandes cambios de época y además eclosiona de manera vertiginosa. El ser humano es refractario al cambio salvo en los cambios de época donde la aceptación de lo nuevo se convierte en un acto irracional, compulsivo y masivo. Justo lo que está pasando en este momento.