¡Más madera, es la guerra!

La carrera  por liderar la Inteligencia Artificial está en marcha y no la para ni dios.

Si quieres ver el futuro, sigue los movimientos de la bolsa de Nueva York.

A los que no tenemos bola de cristal y nos cae a trasmano el Oráculo de Delfos, para poder avizorar el futuro y sus tendencias, siempre nos queda el recurso de seguir el día a día de los mercados y analizar los movimientos de las grandes compañías y gigantes tecnológicos (Google, Apple, Facebook, Amazon), porque son ellos con sus decisiones estratégicas de inversión, los que están creando las tendencias y escenarios que vamos a habitar.

El futuro de la Inteligencia Artificial.

En este concierto, OpenAI es una enana que se quiere sentar a la mesa de los grandes. Cuando le pregunto a ChatGPT que cuánto dinero invirtió OpenAI para lanzar ChatGPT, me responde lo siguiente: “No estoy seguro del monto exacto de la inversión que OpenAI hizo para lanzar ChatGPT. OpenAI es una organización de investigación en inteligencia artificial y no es una empresa de capital abierto, por lo que no tiene la obligación de revelar información financiera detallada. Sin embargo, se sabe que OpenAI ha recibido inversiones de varios inversores importantes, incluyendo Elon Musk y Sam Altman”. Y si el hijo no sabe (o no quiere decir) el dinero que su padre invirtió en su creación, no lo voy a saber yo, aunque fuentes informadas hablan de 1000 millones de dólares.

Hay que decir que no hay que ser un lumbrera para saber que el invento de OpenAI le toca el negocio, por no decir las narices, a Google, el mayor buscador de contenido universal. Y su reacción no se va hacer esperar, tarde o temprano tratará de ser contundente para intentar poner en su sitio a los competidores descarados. 

La explosión de la IA que vamos a ver en los próximos meses y años provocada por la apertura de la caja de los truenos por parte de OpenAI va a ser meteórica. Días después de la aparición  de ChatGPT y su popularización, Google lanzó una alerta en la compañía (código rojo), lo que se traduce en la reacción inmediata de un gigante ante la provocación de un enano, porque lo que está en juego es un mercado de proporciones colosales. Y es que para las grandes compañías está muy presente el fatuo recuerdo de la muerte de Kodak a manos de la fotografía digital, y la terrible amenaza que supone incluso para los gigantes el no reaccionar ante los signos que anticipan el futuro.

Lo que está en juego es una facturación de billones de dólares en los próximos años.

Y ustedes me dirán si lo de Google no es para asustarse, cuando es una compañía que vale en bolsa 1.376.811 millones de euros (mucho más que el PIB de la mayoría de países del mundo). Y los resultados de ese susto lo vamos a ver en poco tiempo con la movilización de su artillería de inversiones y su potencial financiero para responder a OpenAI. La reacción esperable es la misma del chulo del barrio (que además es multimillonario) cuando otro vecino de un nivel económico inferior se compra un vehículo de alta gama. Por tanto, está por ver su salida a escena, así como la de otros gallos que son los dueños del corral, ante la osadía de un pollo nuevo que se atreve a tocarles el mercado y hasta los cataplines.

El negocio y lo que se va a facturar en servicios para el acceso universal a la IA es descomunal, hasta es muy posible que en estos momentos se esté gestando el nacimiento de nuevos gigantes y la muerte de otros. Algunos actores cómo Microsoft ya han desvelado su jugada, anunciando la inversión de 10.000 millones de dólares en OpenAI. ¡Más madera, es la guerra!

Para que tengas una referencia, Apple, Microsoft, Amazon y Google, han llegado a sumar más de 5 trillones de dólares (billones en Europa) en capitalización bursátil, cuando el PIB de España ronda los 1,5 billones. Esto te puede dar una idea de su poderío económico y de su potencia de tiro si se cabrean.

Los movimientos del Nasdaq.

La pandemia llevó al índice de las tecnológicas a máximos históricos, una burbuja que comenzó a pinchar en 2022 y se ha traducido en los anuncios de despidos de decenas de miles de trabajadores en todo el mundo. En ese escenario marcado por la inflación, la subida de tipos por parte de la Reserva Federal y la pérdida de valor bursátil de las grandes compañías, hay un movimiento claro de reenfoque estratégico de las inversiones. Y la Inteligencia Artificial es la que va a animar el cotarro de un sector que había perdido el apetito inversor en los últimos meses a favor de las petroleras y de las empresas de armamento que están haciendo su agosto particular por el “festín” de la guerra de Ucrania.

El futuro se enciende al calor del combustible de los dólares.

Hoy por hoy, la forma más fiable de avizorar el futuro es mirar donde se están produciendo las inversiones de las grandes y donde están sus intereses estratégicos. Por eso te digo que el avance de la IA va a ser espectacular en los próximos meses y años. Lo que los tecnooptimistas pronosticábamos para dentro de 15 o 20 años, lo vamos a tener a la vuelta de la esquina, como consecuencia de los resultados que produce la concentración de capitales en un foco. 

Lo que hemos visto con las vacunas (conseguir en un año lo que se demoraba diez), lo vamos a ver con la Inteligencia Artificial y la constelación de tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial (big data, blockchain, realidad aumentada, machine learning, impresión aditiva, robótica), porque cualquier avance en una de ellas produce un salto inmediato en el resto, en una espiral de la convergencia tecnológica NBIC acelerada (Nanotecnología, Biotecnología, Infotecnología, Cognotecnología).

Otras miradas a los mercados para ver otras disrupciones y tendencias globales.

Los movimientos que atisbamos a ver en torno a la IA por parte de los gigantes tecnológicos (y otras jugadas ocultas que se están produciendo pero que no se hacen públicas), solo es la punta del iceberg de lo que está por venir. Su traslación al resto de sectores y actividades de la economía será inmediato, porque cuando hay un movimiento tectónico en los mercados en torno a una disrupción tecnológica, se producen terremotos con réplicas en todos los mercados y economías del mundo. Un hecho que vamos a comprobar con el surgimiento de nuevos campeones y la caída de torres que creíamos inexpugnables.

En la coctelera de los mercados mundiales hay movimientos y tensiones especulativas en todos los sectores. La segunda compañía mundial por capitalización (no por cotización bursátil) es la saudí Aramco que explota el negocio del petróleo en el país, un mastodonte en el que tendremos que poner la mirada para conocer su estrategia de inversión a corto y medio plazo, porque sus movimientos nos van a dar muchas pistas. Está por ver si se consolidan las desinversiones en combustibles fósiles que están haciendo muchas multinacionales del sector y sus posiciones en las  renovables, lo que nos aportará claves fundamentales y pondrá a prueba la capacidad global efectiva de lucha contra el cambio climático.

Otra mirada esencial es observar la evolución de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, donde está en juego la supremacía tecnológica  del mundo y la pugna por decantar la condición de primera potencia mundial. Esta guerra abierta que tiene su epicentro en los mercados, nos va a dibujar los escenarios de futuro en la antesala de un nuevo orden mundial con sus ganadores y perdedores, donde Estados Unidos al mando de la OTAN, Rusia con sus reivindicaciones imperialistas y China como un tanque silencioso que busca ganar la guerra mundial sin disparar un solo tiro, están convirtiendo el mundo en un avispero y van a dejar Europa hecha unos zorros.

¿Cuál será el papel de China en la IA?

Mientras los movimientos del Gigante asiático son más evidentes para convertirse en la primera potencia comercial del mundo con su política a largo plazo en inversiones en infraestructurasestratégicas en todo el mundo (de hecho es el mayor prestamista global), cuyo proyecto más emblemático es la Nueva Ruta de la Seda. Su interés también está en comprar las tierras más fértiles de África y hacerse con la parte más importante del mercado de alimentos y materias primas a escala global. Sin embargo no ha mostrado sus cartas todavía es en los avances de la IA, siendo una incógnita el papel de liderazgo que pueda jugar, aunque si pudiera apostar, lo haría a que muy pronto nos va a sorprender cuando se desate la guerra total en este campo.

El mañana se está construyendo en los movimientos de capital de hoy.

Aunque el futuro de la humanidad estará condicionado por emergencias imprevisibles (una pandemia, erupción de un supervolcán, choque de un meteorito, guerra nuclear…), acercarnos a los mercados y sus movimientos nos va a dar una perspectiva privilegiada para ver las tendencias y plantear escenarios, porque nos guste o no,el futuro se incuba al calor del dinero y su concentración.

Podemos decir que en la ecuación del futuro, el factor que más pondera a día de hoy es la IA (sin olvidar el resto de tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial con las cuales está hibridada). La IA va a cambiarlo todo (vidas, educación, pensamiento, cultura, trabajo, profesiones, empresas, ocio…). Además, los campeones mundiales que nos proveerán de la tecnología de uso serán un número muy reducido de compañías a las que ni un país poderoso pueden pararles los pies (a no ser que se cambien las reglas del sistema capitalista).

Lo más inteligente es reconocer que el campo de juego y las coordenadas por las que discurrirá el futuro, ya están escritas. Y lo más sensato será encontrar acomodo en este nuevo ecosistema, Los gobiernos creando entornos favorables y poniendo en marcha las estrategias y planes adecuados para que la economía y la sociedad incorpore cuanto antes sus posibilidades, Las empresas y las organizaciones saliendo a su encuentro para integrar sus ventajas en sus actividades, y los ciudadanos de a pie integrando cuanto antes la nueva tecnología en nuestras actividades, trabajos, profesiones y emprendimientos.

Los focos mundiales de la especialización inteligente de la IA.

El mapa a escala global de la IA tendrá un número reducido de focos donde se genera la tecnología (Estados Unidos, China, Reino Unido, Canadá, Corea, Israel, Japón), liderado por grandes compañías que actuarán de suministradoras y coparán el mercado. Sin embargo las posibilidades que generarán serán infinitas para el desarrollo de nuevas economías, actividades, trabajos y negocios. Ante esta nueva realidad, muchos negarán los hechos, otros se opondrán a muerte y otros trataremos de surfear el tsunami.

Aunque el futuro de cada uno lo crea cada cual, al final tenemos que hacerlo en el campo de juego que inventan para nosotros los gigantes tecnológicos. Por eso hay que mirar donde andan metidos, porque allí iremos todos de cabeza, incluidos los más resistentes, que tardarán más tiempo pero acabarán entrando como rezagados digitales condenados a la marginalidad y la irrelevancia.

¡Más madera, es la guerra!, es el grito de Groucho Marx en la película “los hermanos Marx en el Oeste”, en la que queman el tren para acelerar el avance de la locomotora. Salvando las distancias con esa escena delirante, podría ser una metáfora sobre la competición en la que van a entrar las grandes compañías para liderar la IA y hacerse con el mercado de 8000 millones de clientes que pagaremos a precio de oro sus creaciones y les haremos inmensamente poderosos.

Ante esta realidad podemos enfadarnos y negar la evidencia o utilizar todas las oportunidades emergentes para hacer cosas bellas y buenas con la nueva tecnología. En todo caso, la locomotora lleva tanto combustible que no hay fuerza que la pare.

Adelante!!!

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5 comentarios en “¡Más madera, es la guerra!

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