Podríamos definir el talento como la suma de capacidades innatas o adquiridas para hacer una diferencia en una actividad o ámbito de la vida.
Si el esfuerzo de las instituciones y las organizaciones estuviera enfocado en descubrir y potenciar el talento de las personas, seríamos más ricos, no habría desempleo, tendríamos menos enfermedades… Seríamos más felices.
Todas las personas tenemos un don para algo, tenemos un espacio en el que encontramos la inspiración y nos elevamos, un lugar donde entramos en conexión con lo divino. Cuando encontramos ese sitio y habitamos en él nuestra vida alcanza significado, valor y sentido de la trascendencia.