Vivimos más años, tenemos mejor salud y alimentos; los 3 jinetes del Apocalipsis en la historia (guerra, peste, hambre) se repliegan drásticamente; el trabajo y la fatiga humana se mitigan con la mecanización de las tareas más agotadoras… Y sin embargo esto no se refleja en los niveles de felicidad de la población. Los nuevos demonios que afligen el mundo son la depresión, el suicidio, el estrés, el fanatismo o el nihilismo; fenómenos que nos amenazan con ser más fulminantes que el hambre o las guerras.
La felicidad está determinada por los genes.
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