Dos cosas de la felicidad que aprendemos en la antesala de la muerte. No esperes a morirte para descubrir las cosas importantes de la vida, empieza por cultivar dos tipos de conversaciones para crecer y ser más feliz.
En la lucidez que nos da la sensación de la muerte cercana las personas no nos arrepentimos de las cosas que hicimos, el arrepentimiento viene de lo que pudimos hacer y no intentamos por motivos diversos (desconfianza, temor, arrogancia, orgullo, resignación, resentimiento…).
Los expertos que ayudan a las personas en los últimos momentos de su vida sostienen que la mayoría de las personas antes de morir, al hacer un rápido recorrido por su tránsito existencial, coinciden en que cambiarían dos cosas: rehacer las relaciones rotas con una persona querida y haber intentado conseguir su sueño. Es decir, no nos arrepentimos de lo que hicimos, ni de los errores que cometimos, sino de lo que no intentamos.
No esperes a estar en la antesala de la muerte para rehacer las relaciones que un día se truncaron, y sobre todo no renuncies a la felicidad de intentar tu sueño. Ambas acciones te convertirán en una persona más plena y auténtica (la felicidad no está en la meta, está en el camino).
Esta reflexión sirve también para construir una relación fructífera con esa persona a la que nunca te atreviste a hacer una oferta, y no la hiciste por inseguridad o indecisión.
¿Cómo aprender a hacerlo?
1. Hazte a ti mismo esta promesa y verbalízala en voz alta: «prometo recomponer las relaciones con ….» «prometo dar un paso y hacer un esfuerzo cada día para hacer realidad mi sueño».
2. Escribe esas dos frases en una cartulina y ponla encima de la mesilla de noche, léelas en voz alta por la noche cuando te acuestes y cada mañana cuando te levantes.
El ejercicio no es baladí, podrás comprobar como el lenguaje es generativo (crea por sí mismo nuevas realidades), cuando pronuncias estas frases estás mandando un mensaje inequívoco a tu mente consciente e inconsciente. Tu mente, por sí misma creará el espacio y las condiciones para que las conversaciones con las personas implicadas tengan lugar, aparecerán como por casualidad, pero no lo es. No es magia, es la ley de la atracción universal y la ley de correspondencia (atraemos a nuestros iguales, como es afuera es adentro, como es arriba es abajo). Esto ocurrirá si la orden que das a tu mente es inequívoca y la acompañas con un actuar consecuente. En pocas semanas, sin darte cuenta habrás comenzado a atraer a tu vida a las personas que quieres y tu sueño estará en camino, sólo tienes que retener una imagen poderosa de lo que quieres que suceda, y claro, actuar en consecuencia.
3. Técnicas para conversar. Toda nueva realidad relevante se inventa en una conversación, no somos más efectivos porque no tenemos las habilidades conversacionales críticas, o lo que es lo mismo, las palabras «mágicas» para crear la emoción positiva con la que ganarnos a la otra persona, impulsar la acción, reconducir la relación y edificar el proyecto vital.
- El diseño de las conversaciones para recomponer la relación: no evoques al pasado (el pasado es fuente de conflicto), no hagas juicios de culpabilidad. Convoca al futuro, a lo que vais a ser juntos, propón una nueva causa que os una. Practica la escucha de doble apertura (acepta a la otra persona como es y permite que su palabra te cambie). Te ayudo con una serie de palabras «mágicas»: «pasemos página» «nos damos una nueva oportunidad» «intentemos algo nuevo» «estoy dispuesto a cambiar». Fíjate, algunas de estas palabras las pronunciaron Obama y Castro en la VII Cumbre de las Américas en Panamá. Si tienes el arrojo de pronunciarlas con esa persona a la que quieres y con la que estás en conflicto, cambiará la química de tu cerebro y del suyo, habrás creado ese espacio emocional que los líderes carismáticos crean, precisamente porque su carisma nace de saber utilizar estas palabras en el momento oportuno, más que de su personalidad o carácter innato.
- El rediseño de las conversaciones para conseguir tu sueño: no difiere mucho de la técnica anterior, se trata de convocar a las personas que pueden ayudarte a ponerlo en pie, y claro está, de tu ofrecimiento para ayudarlas en los suyos. Primero tienes que declararlo: «os declaro que este es mi sueño ….» Después pedir ayuda «Te pido que me ayudes en esto…» Luego hacer una oferta «Si tú me ayudas yo te prometo que …»
No te prives de dos de las cosas que más felicidad van a traer a tu vida. No llegues a tus últimos días para intentar hacerlo. Empieza ahora mismo.
Es la lanzadera para emprender, liderar y hacer realidad tu sueño.
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